«Tras el fuego que arrasa y destruye, viene el brotar de una vida nueva». Domingo de Ramos

Publicado el 02/04/2023
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«Tras el fuego que arrasa y destruye, viene el brotar de una vida nueva». Domingo de Ramos

La Catedral de San Salvador de Oviedo acogió esta mañana la celebración del Domingo de Ramos. Como es tradición, el acto comenzó en la vecina parroquia de San Tirso El Real con la bendición de los ramos y desde ahí el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, acompañado por el Vicario General de la diócesis, D. Jorge Juan Fernández Sangrador, y el Deán de la Catedral, D. Benito Gallego, junto con la corporación municipal y los representantes de las Cofradías y Hermandades Penitenciales de Oviedo, partieron en procesión hasta la Catedral, donde tuvo lugar la eucaristía.

El templo se quedó pequeño ante toda la gente que quiso participar en la misa que marca el comienzo de la Semana Santa, una celebración acompañada musicalmente por la Schola Cantorum de la Catedral. En su homilía, el Arzobispo de Oviedo, recordó la entrada de Jesús en Jerusalén, a lomos de una borriquilla, y describió la reacción del pueblo, que «es como es», dijo, y reflexionó sobre la semejanza de aquellas personas con nosotros mismos: «Ahí estamos nosotros. Unas veces gritando “hosannas” al Señor, y otras crucifi­cándole de mil maneras, como hizo la muchedumbre hace dos mil años; unas ve­ces cortaremos hasta la oreja del que ose tocar a nuestro Señor, y otras le ignoraremos hasta el perjuro en la fuga más cobarde junto a una fogata cualquiera, como hizo Pedro; unas ve­ces le traicionaremos con un beso envenenado como hizo Judas, o con una aséptica cobardía que necesita lavar la culpabilidad de sus manos cómplices como hizo Pilato; unas veces seremos fieles tristemente, como haciéndonos solidarios de una causa perdida, como María Magdalena; otras trataremos de ser fieles con la serenidad de una fe que cree y espera una palabra más allá de la muerte, como la Madre, como María».

Mons. Jesús Sanz quiso tener también unas palabras acerca de los fuegos que estos días han arrasado el territorio asturiano, en «nuestra bella Asturias que hemos visto en llamas» afirmó, «no porque arda sino porque nos la queman, también sabemos que tras el fuego que arrasa y destruye, viene el brotar de una vida nueva que nada ni nadie podrá impedir que nazca de nuevo. Quiero agradecer el esfuerzo y entrega de nuestros Bomberos de Asturias, del Ayuntamiento y del Principado, de nuestras fuerzas de seguridad y tantos voluntarios. Así creemos que es posible la esperanza, aunque nuestros ojos se nublen de dolor y de lágrimas ante un panorama gris y chamuscado, veremos renacer el verde que Dios riega con la hermana lluvia de su gracia. Es una parábola para la vida, la vida cotidiana». Además recordó también muy especialmente al agente de la Guardia Civil de Tráfico fallecido ayer, 1 de abril, en acto de servicio, cuyo funeral tendrá lugar en la propia Catedral este lunes a las 11 h.

Homilía completa

 

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