«Toda emigración es una ruptura, un desgarro humano»

Publicado el 22/09/2023
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«Toda emigración es una ruptura, un desgarro humano»

Este domingo, 24 de septiembre, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, en esta ocasión con el lema «Libres de elegir si migrar o quedarse». En su mensaje para la jornada de este año, el Papa Francisco recordaba que los migrantes escapan «debido a la pobreza, al miedo, a la desesperación» y señala también como causa los conflictos armados, pero también los fenómenos atmosféricos o la miseria. Hablamos sobre la Pastoral de Migraciones con el recientemente nombrado Director del Secretariado diocesano de Pastoral de Migraciones, José del Riego.

Lleva varios años implicado en la parroquia de San Francisco Javier de la Tenderina en Oviedo, precisamente en el ámbito de las personas migrantes. ¿Cuál es la labor que se lleva a cabo allí?

José del Riego, Director del Secretariado diocesano de Pastoral de Migraciones

La tarea de la Pastoral de Migrantes es una tarea prácticamente nueva en nuestra diócesis. Casi diría que lo que vamos haciendo, sobre todo al principio, es dar palos de ciego. En concreto, en mi parroquia de La Tenderina, al ser un barrio con mucha presencia de migrantes y por coincidir que yo he trabado amistad con bastantes de ellos de distintas nacionalidades (africanos, hispanos, colombianos, etcétera), hemos ido creando un grupo en la parroquia, dado que unos cuantos son católicos practicantes. En un momento determinado le planteamos al párroco hacer algo de pastoral de migrantes, con la finalidad de llegar a conocer a más personas del barrio que estaban en esa misma situación, facilitarles el contacto mutuo, la integración, el conocer recursos y cosas de este tipo, aunque esto no sería lo más específico, y luego sobre todo también de cara a la comunidad parroquial, el ayudar a los cristianos diríamos «de aquí de toda la vida» –aunque en algunos casos no hace falta–  a que tengan una mentalidad abierta de acogida y de ayuda a las personas que vienen de otros lugares a vivir entre nosotros.

Dado su trato frecuente con muchas personas que llegan a nuestro país buscando un futuro mejor, ¿qué lectura hace del lema de este año?
Bueno, el lema «Libres de elegir si migrar o quedarse» más bien lo que expone es un ideal, porque la práctica no es esa. Ese libres en muchos casos es casi una ironía, porque la mayoría de la gente –no podemos decir todos, porque puede haber en algunos un componente de buscar la aventura–, pero la inmensa mayoría de las personas que migran lo hacen porque no les queda otro remedio, o bien porque en el lugar de origen hay situaciones de violencia, que no tiene que ser necesariamente una guerra establecida, como la de Ucrania, sino que hay personas que huyen porque en el lugar donde viven, por ejemplo en algunos países de Hispanoamérica, hay un nivel de violencia en las calles tan grande (a veces te cuentan que les han matado a varios amigos o a personas de su familia) y, claro, el riesgo de estar viviendo allí es tremendo. También sucede que huyen de la falta de trabajo, de condiciones que son infinitamente peores que las nuestras. entonces muchas personas emigran por ese motivo y lo hacen con dolor, porque yo veo en las personas cercanas que conozco mucha nostalgia de su tierra, un deseo de mantener un contacto, incluso de volver si en algún momento fuera posible, aunque fuera a visitar a su familia. Ellos han dejado allí a sus padres, en algunos casos a sus hijos, hermanos… Toda emigración es una ruptura, un desgarro humano, y evidentemente eso no se hace a la ligera, de cualquier manera. A veces creo que hay imágenes tergiversadas de lo que es la emigración. «Vienen aquí y nos quitan…». No, nadie pone en riesgo su vida si no fuera obligado. ¡Cuántas personas fallecen en ese en ese trayecto! Eso no se hace por simplemente por amor a la aventura, se hace porque no hay más remedio, porque falta de libertad. Si muchas de esas personas que han migrado tuvieran libertad en sus lugares de origen, trabajo, medios económicos para vivir con dignidad, mantener a su familia… no emigrarían.

¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrentan una vez que llegan aquí a nuestra tierra?
Por un lado estarían las dificultades de tipo legal, el poder estar aquí con papeles, como se suele decir, osea, con una situación donde tengan permiso de residencia y permiso de trabajo porque lógicamente España tiene su propia legislación, que está de acuerdo con la legislación europea, y tiene una serie de normas para dar esos permisos que, en muchos casos, las personas que llegan por distintas circunstancias no les permiten trabajar durante un tiempo. Entonces claro, pueden estar aquí, pero no pueden acceder a un puesto de trabajo con un contrato. Esto facilita muchísimo una explotación. De esto se aprovechan a lo mejor personas sin mucho escrúpulo o personas que quizá no lo hacen con mala voluntad, pero les ofrecen un trabajo y como no tienen permiso, las condiciones son mucho peores, con unos salarios muy bajos o mínimos, sin seguridad social, sin medidas de todo tipo. Eso es por un lado.

Por otro lado está la nostalgia y el echar en falta su vida, su país. Aunque hoy estamos todos comunicados, pero el no tener físicamente cerca a la familia, a su gente y su entorno se hace muy duro.

También está la dificultad de desconocer nuestras costumbres, nuestras tradiciones y nuestras leyes. Incluso a veces pensamos que porque alguien habla español pues ya tiene fácil la integración. Y es cierto que los migrantes que vienen de Hispanoamérica tienen en ese sentido la ventaja de que hablamos el mismo idioma y que nuestra cultura en términos generales es parecida, pero lo cierto es que no es igual. Incluso con el español a veces hay malentendidos en las palabras o en las expresiones. Están en un mundo que no es el suyo y sobretodo en una situación económica y social muy inferior.

Otro tema es la dificultad de acceder a alquileres para poder vivir con la familia. Además de que los precios están disparados, hay muchos casos en los que el hecho de que sean migrantes para muchos propietarios es un punto negativo y no les quieren alquilar. Sigue habiendo un rechazo, no mayoritario, pero sigue habiendo rechazo por parte de un sector de la población hacia las personas que vienen de fuera. Al menos, una desconfianza.

Acaba de aterrizar como nuevo Director del Secretariado diocesano de Pastoral de Migraciones. ¿Cuál es la labor que se lleva a cabo desde esta entidad y cuáles son los planes de futuro?
Sí, exactamente llevo 15 días como Director, oficialmente. Pero yo ya estaba formando parte del equipo diocesano que había creado la anterior la anterior Directora, la religiosa Mª Luisa García. Seguimos siendo el mismo equipo, no hay en este sentido un cambio radical ni una ruptura, el mismo equipo sigue funcionando y de hecho la hermana Mª Luisa sigue formando parte de este equipo aunque por razones personales no puede asumir la responsabilidad.

Las principales tareas serían, por un lado, impulsar la Pastoral de Migraciones en la diócesis, que es, en realidad, una novedad, porque la migración como fenómeno masivo, y sobre todo en Asturias, es un fenómeno nuevo. Hace 20 o 30 años esto era mucho menor, y de hecho, te llamaba la atención cuando un día te encontrabas con alguien que era extranjero. Curiosamente siendo Asturias una tierra de emigración, porque no hay nadie yo creo, en Asturias, que no tenga en su familia a alguien más o menos cercano que no haya migrado en su momento. Y de hecho, eso está volviendo porque nuestros hijos en muchos casos están teniendo que marcharse fuera porque no encuentran trabajos que se correspondan con la preparación que tienen.

Por tanto, por un lado sería importante impulsar la Pastoral de Migraciones creando equipos de Pastoral de Migrantes en las parroquias, sobre todo en las parroquias más importantes por población y más importantes por número de migrantes que viven en esos barrios. Si no hacemos esto, el Secretariado sería una estructura diocesana que organiza una jornada o una cosa de este tipo, pero no se corresponde con una realidad concreta en la vida de las parroquias.

Además, hay que aprender a distinguir bien lo que es la pastoral de migrantes de la ayuda social. Porque hay una labor que ya se está haciendo por parte de la Iglesia, de acogida y de ayuda, que está llevando a cabo Cáritas, en cuanto a la atención de tipo económico, social etcétera. Cáritas está ahí y de hecho una gran parte, en algunos casos una inmensa parte de los usuarios de esos servicios que ofrece Cáritas son migrantes. Pero nosotros debemos de llevar a cabo una tarea de concienciación en las comunidades parroquiales, de ir creando un ambiente donde los migrantes no se sientan como gente aparte, discriminada, incluso dentro de la misma Iglesia.

La realidad hoy es que, hay parroquias donde una parte importantes de los niños que vienen a la catequesis son niños cuyos padres, o ellos mismos, son migrantes. Y sin embargo, todavía sigue habiendo como una diferenciación entre «los cristianos que son de aquí de toda la vida y luego los que vienen de fuera». No, eso tenemos que ayudar a cambiarlo. Somos todos la misma Iglesia, la misma comunidad. Y tenemos que trabajar en crear comunidades acogedoras, abiertas, que acompañen, que ayuden, que integren. Esos sería los objetivos.

Cada año están eligiendo un sitio diferente en la diócesis para celebrar esta jornada. Este año le toca el turno a Avilés. ¿Cuáles son los actos programados? 
Sí. Hace dos años lo celebramos en Gijón, el año pasado en Oviedo, y este año será en Avilés.

Básicamente tendremos dos momentos. Uno, más abierto a la sociedad en general, con un carácter, diríamos, aconfesional, sería un «Círculo de silencio». Y ¿qué es un círculo de silencio? Pues consiste en juntarnos un grupo de personas en un espacio público, a ser posible céntrico, y formar un círculo donde, durante un tiempo, estamos en silencio, como una forma de expresar públicamente un mensaje. Y en este caso el mensaje es de apoyo a los migrantes. El deseo de que la migración llegue a ser en algún momento algo libremente decidido y no asumido por necesidad y en unas condiciones inhumanas.

El sitio será en la Plaza del Ayuntamiento de Avilés, el sábado 23, a las 13 h. Desde aquí invito y convoco a todas las personas que quieran sumarse y participar en este momento, a estar a la una del mediodía en la plaza del Ayuntamiento de Avilés y allí durante una media hora estaremos haciendo ese Círculo de silencio.  Invito especialmente, por supuesto, a todas las personas migrantes y a las personas que formen parte de grupos o de distintos colectivos que quieren apoyar y estar cerca de los migrantes.

Por otro lado, el domingo 24, aunque cada parroquia hará referencia a la Jornada, la celebración diocesana la vamos a hacer en la parroquia de Santa Bárbara de Llaranes a las doce y media. Allí, en la misa parroquial, tendremos esa celebración que tendrá carácter diocesano. Después de la misma, la parroquia nos organizará un pequeño pica-pica para tener un rato de compartir, un momento juntos

Aprovecho también para decir que como uno de los objetivos que tenemos es ir fomentando la pastoral de los migrantes en las parroquias, a últimos de octubre el Secretariado diocesano de Pastoral de Migrantes convocará a una jornada de formación de agentes de pastoral de migrantes. Va a venir un sacerdote que tiene una gran experiencia en esta materia, de la diócesis de Burgos, D. José Luis Lastra, y en breve enviaremos toda la información a las parroquias para que animen a las personas a participar, y que ellos en un futuro breve puedan también ser agentes de pastoral de migraciones.