El Papa Francisco celebraba, este pasado domingo, 23 de julio, en la Basílica de San Pedro, la III Jornada Mundial de los Abuelos y Personas Mayores. Con el lema «Su misericordia se extiende de generación en generación», el mundo entero volvía sus ojos a los ancianos, y se concedía la indulgencia a los fieles, en las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice), junto a aquellos que «visiten a los ancianos somos o en dificultad, como los enfermos, abandonados o los discapacitados», y también a «todos aquellos que, no pudiendo salir de casa por motivos graves, se unan espiritualmente a las sagradas funciones de la Jornada Mundial de la Juventud, ofreciendo a Dios sus oraciones, dolores y sufrimientos».
En nuestra diócesis, con motivo de la festividad de San Joaquín y Santa Ana, que se celebra hoy, Cáritas ha querido realizar un acto simbólico en una de las residencias de mayores donde colaboran, concretamente la de Nuestra Señora del Portal, en Villaviciosa, realizando una salida especial de paseo por el pueblo, con la compañía de un grupo de jóvenes, además de los voluntarios, y una merienda de chocolate con churros. «Para ellos, el hacer algo diferente a lo que realizan habitualmente ya es extraordinario, y queremos que este sea un día importante, festivo, distinto a lo que tienen en su rutina diaria». Así se explica Mari Fe Vega, Técnico de acompañamiento del voluntariado de Caritas en el Oriente de Asturias. Un proyecto que comenzó en el año 1995, principalmente en las áreas rurales, inicialmente como apoyo asistencial, pero con el tiempo, se fue ampliando al acompañamiento y coordinación con otros recursos. Principalmente, la intervención de Cáritas diocesana con las personas mayores y dependientes se centra en el acompañamiento afectivo y la escucha en domicilios y residencias, a través de voluntarios. Se organizan también actividades de ocio intergeneracional para prevenir el aislamiento y la soledad, y para ello se cuida mucho la formación de los voluntarios para que sean capaces de diseñar y desarrollar acciones de acompañamiento y sensibilización, poniendo el acento en la cercanía, la empatía y el amor fraterno. Así, en el año 2022 Cáritas diocesana de Oviedo acompañó a un total de 1.305 personas mayores, de las cuales 536 era en domicilios particulares y 662 en residencias. «Las personas no solo tienen derecho a tener cubierta su parte asistencial, sino que hay otras necesidades básicas, que son las relaciones sociales, el compartir, el estar con otra gente. Y ellos nos dicen que les devolvemos la ilusión cada vez que preparamos una actividad –explica Mari Fe Vega–. Lo cierto es que intentamos que se generen vínculos, no solo es sentarles en una mesa para que tomen algo, no, sino que intentamos generar un vínculo de afecto, de escucha, de cariño. Ellos nos dan toda su sabiduría de vida, que es muy enriquecedora. Y nosotros a ellos esa compañía y esa vuelta a la ilusión y a la esperanza». Algo desde luego necesario, especialmente una vez superada la época de la pandemia, que generó tanto sufrimiento, soledad y aislamiento entre nuestros mayores.
