Esta casulla pertenece al ajuar litúrgico de la Catedral de Oviedo y es una de las vestiduras litúrgicas más antiguas conservadas, puesto que data de mediados del siglo XVI.
De entre todas las prendas utilizadas por los sacerdotes en las celebraciones litúrgicas la más común es la casulla: la prenda con la que se reviste el sacerdote para celebrar la Misa y que se coloca sobre el alba, la túnica blanca ceñida con un cíngulo.
En la Iglesia primitiva los clérigos vestían del mismo modo que los seglares, pero con el tiempo las vestiduras se fueron transformando y adquiriendo un profundo significado simbólico.
Es en época Carolingia (siglo IX) cuando se impone la casulla, que entonces era un amplio manto que cubría todo el cuerpo, y en el siglo XII se establecen los colores litúrgicos. El color de la casulla no es casual, no responde a un criterio arbitrario o estético, sino que cada color tiene un significado que se corresponde con la Fiesta o el tiempo litúrgico que se celebra.
En el Museo de la Iglesia se conserva la casulla más antigua de la Catedral de Oviedo, confeccionada hace cinco siglos en terciopelo rojo burdeos y ricamente bordada con hilos de seda. Tiene una ancha cenefa central decorada con tres escenas en las que se representan figuras con nimbo bajo templetes. La atención a la perspectiva y el estilo están influidos por la estética pictórica renacentista que es la corriente artística que se desarrolla en este este momento.
Con el tiempo, la representación de figuras desaparece de la decoración de las casullas a favor de repertorios no figurados, sobre todo vegetales. El diseño y la forma también evolucionan hacia contornos más sinuosos, “aguitarrados”, que serán característicos del periodo barroco, estilo artístico representado también en las vestiduras litúrgicas expuestas en el Museo de la Iglesia.
