Nacho Tornel, mediador familiar: «el compromiso, la admiración, la comunicación y la afectividad, pilares fundamentales en el matrimonio»

Publicado el 12/04/2024
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Nacho Tornel, mediador familiar: «el compromiso, la admiración, la comunicación y la afectividad, pilares fundamentales en el matrimonio»

Ignacio Tornel es mediador familiar, autor de libros como Relacionarte o Emparejarte y especialmente activo en Redes Sociales. Desde su blog, comparte consejos y anécdotas de su experiencia laboral para ayudar a las parejas a superar sus dificultades. Este jueves, 11 de abril, ofreció en el Colegio Peñamayor una charla con el título, «Tu matrimonio, alianza imbatible». Hemos hablado con él sobre este tema.

El título de la conferencia, «Tu matrimonio, alianza imbatible», suena bien, pero con la que está cayendo a lo mejor algunos podrían considerarlo poco realista…
Partiendo de la base de que me dedico hace casi 18 años a la mediación familiar y que todos los días en mi despacho lo que hago es trabajar con parejas que tienen problemas muy  serios y que tratan de superarlos para seguir juntos, tengo mucha munición para poder respaldar ese enfoque y esa perspectiva tan esperanzadora y positiva del matrimonio.

Las cifras de matrimonios descienden, no solo a nivel religioso, sino también civil. La convivencia se presenta como una solución más fácil, incluso en broma, muchas veces se dice que el matrimonio «mata» la espontaneidad de la pareja. ¿Qué ventajas ofrece tiene el compromiso matrimonial?
Yo, más que ventaja, diría que el compromiso es necesario, que es una condición absolutamente insalvable porque cualquier relación duradera entre dos personas está sometida a presiones, a aristas o a dificultades que si los dos no están resueltos a trabajar juntos, a poner todos los medios para superarlas, si no tienen muy claro que hay un valor enorme en esa permanencia y en esa estabilidad y en ese compromiso y en esa entrega, se hace muy complicado. Porque desde luego dificultades va a haber.
Lo importante es saber que vale la pena y que haber dicho «sí» no es una cuestión limitadora, que te recorte del resto de tu vida, sino que, al contrario, es saber que has dado la prioridad absoluta en tu vida a una persona libremente, y que esa persona libremente te da a ti; ha decidido que tú seas la persona prioritaria de su vida y que eso se llama amor, se llama entrega y se llama compromiso y es una maravilla, que tira para arriba y que realmente hace que superes muchas, muchas dificultades.
Y esto es una cosa que funciona, como decía antes, yo lo compruebo todos los días, no solo en mi vida personal, sino sobre todo hablo de mi vida profesional. Todos buscamos y anhelamos amar y ser amados sin condiciones, sin limitaciones. Y esa belleza del corazón humano en esta tierra solo se sacia en el amor comprometido y entregado.

Un momento de la conferencia en el Colegio Peñamayor

En la consulta como dices ves constantemente a matrimonios con problemas. Si pudieras enumerar algunas de las principales dificultades a las que se enfrentan hoy los matrimonios, ¿cuáles serían?
En el libro que publiqué en febrero del año pasado, Relacionarte, abordo precisamente lo que llamo los «círculos concéntricos», y es que una vez que se constituye la alianza, la pareja  se enfrenta necesariamente a círculos concéntricos que constituyen ámbitos en los que se pueden ver dificultades. La primera es la crianza de los hijos, la parentalidad. Para todas aquellas parejas que tenemos la suerte de haber sido padres, evidentemente esto nos desafía, nos cuestiona, nos desgasta y nos confronta muchas veces porque no estamos de acuerdo y estamos cansados, tenemos sueño y opiniones y sensibilidades distintas. Todo ese terreno en la toma de decisiones es una zona habitual de fricciones en las que se requiere mucha comunicación, escucha y flexibilidad.
Por otra parte, todo el mundo del trabajo, dentro y fuera de casa. Hacer compatible las funciones profesionales con tu vida familiar es otro frente terrible a veces, porque hay que  «cuadrar el círculo», como solemos decir y luego también gestionar, decidir y establecer  qué pasa en casa. Trabajamos normalmente los dos fuera de casa y por tanto también tenemos que trabajar los dos dentro de casa, y asumir de verdad esos roles y esas tareas de atención del hogar y de los niños que son de él y ella porque de él y ella es la casa, la lavadora, los niños, la comida, la tutoría, el dentista y todo. La maravilla del matrimonio es estar juntos en esto y hacer equipo de verdad y afrontar y compartir esas tareas como algo gozoso, un lío en el que nos hemos metido voluntariamente, porque nadie te obliga. Estamos en una sociedad libre en la que las cosas las hacemos porque queremos pero hay que ser responsables.
Otro ámbito de dificultad es la relación con la familia de origen, la familia política. En España tradicionalmente se producen muchos conflictos en este área porque normalmente uno de los dos no tiene claro que la prioridad es la pareja, que cuando tú te casas lo primero es tu marido o tu mujer y la familia queda detrás, eso es así de sencillo. Cuando eso no se vive bien, no se le da la prioridad absoluta al cónyuge, surgen problemas, suspicacias, sensaciones hasta de traición y deslealtad porque «es que me has dejado tirado frente a tu hermana, frente a tu madre». Eso es una deslealtad.
Y por último también surgen dificultades con el mundo de las aficiones, amigos, tareas, ocupaciones diversas que todos estamos llamados a equilibrar en nuestra vida. Porque no se trata solo de trabajar y familia, sino que también hacemos deporte, nos cultivamos espiritualmente, culturalmente, intelectualmente; tenemos amigos y aficiones, y compartir todo eso con una vida plena de familia también es muchas veces un ámbito de fricciones.

Frente a todas estas dificultades, seguro que hay, al contrario, actitudes que favorecen esta vida en pareja. 
Pues eso fue precisamente lo que volqué en mi primer libro, Emparejarte, que publiqué hace 7 años, y que precisamente aborda eso, cuáles son los pilares fundamentales de la relación. Pues empezaría por la comunicación, que es la apertura hacia el otro, que es la confianza, el conocimiento, el dejarse conocer, dejarse ver, compartir tiempo, saber de verdad blindar espacio y tiempo para los dos, aunque haya hijos, aunque haya mucho trabajo y muchas prisas. Ese sería el primer pilar fundamental.
El segundo, justo lo que decíamos al principio: el compromiso ha entendido como prioridad. Nosotros construimos una pareja decidiendo que esa persona va a ser la prioritaria de mi vida. Eso se tiene que traducir después en hecho concretos. Y ahí entraría todo eso que hemos dicho: los hijos van detrás, el trabajo tiene que ir detrás, la familia de la gente tiene que ir detrás, las acciones tienen que ir detrás. Que no quiere decir que se recorte todo eso y que se limite, sino que se ajuste. Normalmente se tendrá que limitar porque no damos de sí para todo. Se trata de apostar seriamente el uno por el otro.
El tercero sería la admiración, el respeto, el cultivar esa amistad, ese conocerse, valorarse. Cuando uno se enamora de una persona, se enamora de alguien a quien admira, porque eso es así, nadie se enamora de una persona que considera mediocre, una birria. Esa admiración hay que mantenerla y cuando se empieza a perder hay que estar muy atento a qué está pasando. «¿Por qué se me están haciendo tan evidentes estos defectos?» «Seguramente porque no estoy cultivando esa parte que nos une, esas dimensiones que nos llevan a estar juntos y a disfrutar juntos». Eso es fundamental.
Y por último y no menos importante, la afectividad y la sexualidad, que es absolutamente medular. Yo digo siempre que es el valor añadido. Es lo que no tienes con nadie más, ese tipo de gestos, de cariño, de afecto, de sexo no lo tienes con nadie más y te une muchísimo, pero tienes que estar apoyado en todo lo demás: en esa comunicación, en esa apertura, en esa confianza.

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