Aunque ya han pasado varias semanas desde el fin de la JMJ en Lisboa, la experiencia allí vivida ha de jado mucho poso en los jóvenes que compartieron aquellos días con el Papa Francisco. Es el caso de Pilar Fanjul, del grupo Effetá, y el sacerdote, Steven Rivas Betancurt, párroco de la U. P. de Las Peñamelleras que acudieron a Portugal con el grupo formado en la diócesis.
Ahora que ha pasado un poco de tiempo desde la finalización de la JMJ de Lisboa, ¿qué ha significado para vosotros?
Pilar Fanjul: En mi caso era la primera vez que iba, no llevaba expectativas y me impresionó todo: la cantidad de jóvenes y el motivo por el que todos estábamos allí. Esto en algún momento se te olvidaba y de pronto pensabas: muchas veces estoy sola en la iglesia rezando, y aquí hay millones de jóvenes todos ellos con el mismo motivo y las mismas ganas de estar con Dios. Ese motivo y esas ganas comunes fue lo que más me impresionó. Hace años recuerdo ir a misa y me fijaba en cuántos niños o jóvenes había como yo y eran muy pocos. Luego he ido conociendo otros grupos de fe de jóvenes que hay en Asturias como Effetá y otros tantos, pero aún así a veces se te queda corto te sientes solo, pero llegas allí y es abrumador, es un refuerzo de la fe que te llevas.
Steven Rivas: Para mí fue mi tercera JMJ y la experiencia ha sido progresiva: primero Madrid, luego Cracovia donde ya había entrado al Seminario, y por último Lisboa como sacerdote. Es una riqueza porque te motiva a seguir dando la vida por Jesús por el hecho de compartir la fe con tantos jóvenes, de tantas naciones, lenguas y razas, pero todos allí por Jesús. Y ya como sacerdote el hecho de celebrar la eucaristía con los jóvenes, de ponerte a confesar y ver cómo van llegando sin parar, te hace ver de cerca el rostro de Dios y es una experiencia que te queda en el corazón.
Durante esos días tuvisteis muchas actividades, ¿cuál os gustó más?
Steven Rivas: Tuve la suerte de estar la semana antes en los Días en la Diócesis en San Pedro du Castelao, cerquita de Oporto, y la acogida que tuvimos fue increíble, la gente se desvivió. Estuvimos alojados en diferentes casas de aquella comunidad y compartimos con ellos la oración, los paseos por el pueblo… Y ya en la JMJ la vigilia, para mí es el centro, todos ante Jesús sacramentado. Con aquel silencio, aquel respeto y millones de personas ante quien nos ha convocado. Y eso te toca el corazón.
Desde España veíamos además que lo disfrutabáis todo con una gran alegría.
Pilar Fanjul: Era una situación con calor, hambre, tanta gente… que hay momentos de bajón, pero todo el mundo sacaba la alegría de dentro porque se acordaban de por qué estaban allí. Leí una noticia que me llamó la atención que hablaba de ver tantos jóvenes reunidos y que no hubo ningún problema. Si había alguna cosa eran tonterías que se te olvidaban rápido y te centrabas en que estabas allí con el Papa y con Dios muy presente.
El Papa Francisco lanzó mensajes muy importantes y muy sentidos, ¿con cuál os quedáis?
Pilar Fanjul: A mí me gustó una frase que dijo con su acento argentino: “amar es riesgoso” y seguidamente nos preguntó “¿cómo se llaman tus lágrimas?, ¿tú por qué lloras?” Y nos dejó tiempo para reflexionarlo. Me encantó esa pregunta, me la anoté para reflexionar sobre ella más a menudo. En cuanto todos pusimos nombre a nuestras lágrimas, el Papa nos dijo que Jesús nos acompañaba y que en esos momentos de oscuridad él estaba ahí para abrazarnos. Acogiéndonos a todos y diciéndonos que en esa oscuridad estás con él, estás con Jesús, estate tranquilo y a dónde tenga que ser.
Steven Rivas: a mí me gustó una frase que nos pidió que se grabase en nuestro corazón y que decía que somos más amados por Dios sin maquillajes, que somos llamados por nuestro nombre porque para Dios ninguno somos uno más, sino un rostro y un corazón. Que cada uno con su nombre y apellido y su historia es llamado por Dios.
Pilar, comentabas al inicio que encontrar a Effetá fue muy importante para ti, háblanos de este movimiento.
Pilar Fanjul: A veces me sentía un poco sola en la fe o sin encontrar mi sitio e hice un retiro de Effeta porque este movimiento consiste en hacer un retiro, es lo principal, y ese momento fue un encuentro con Dios a lo grande, yo lo describo como el regalo de mi vida. Mi vida no cambió, pero yo sí que lo hice porque dejé entrar a Dios en ella.
