La doctrina de la Iglesia sobre la realidad de la guerra y la no violencia

Publicado el 04/03/2022
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page
La doctrina de la Iglesia sobre la realidad de la guerra y la no violencia

La valiosa enseñanza de los Papas sobre la apuesta por la construcción de la paz

 

La Iglesia cuenta con una doctrina fundamentada acerca de la guerra y la no violencia que merece la pena conocer y valorar. Así lo asegura el sacerdote y profesor del Instituto Superior de Estudios Teológicos y en el Departamento de Sociología de la Universidad de Oviedo, José Manuel Parrilla. Unos documentos que han ido elaborándose a lo largo de los siglos y muy especialmente a tenor de los graves enfrentamientos del siglo XX, principalmente con las dos guerras mundiales. “Fue a partir de ese momento cuando la Iglesia considera, con una mentalidad completamente renovada, la realidad de la guerra, y frente a ella, la apuesta decidida por la construcción de la paz”, afirma.

¿Qué opina la Iglesia sobre los enfrentamientos armados entre países? ¿Contempla el término “legítima defensa”? ¿Qué han dicho los Pontífices sobre ello en las últimas décadas?

El profesor Parrilla afirma “en otras épocas, las guerras se tenían como algo casi normal en el desarrollo de los acontecimientos, pero vistas las dimensiones que las guerras mundiales tomaron, y el riesgo que eso suponía para el conjunto de la humanidad, nace una nueva conciencia, una nueva mentalidad, que el Concilio Vaticano explicita en tres criterios fundamentales”. Por un lado el que “la guerra no es inevitable”. “Hay que salir de ese fatalismo –señala el profesor– de que hay situaciones que abocan necesariamente  a l a  guerra”.  Un  segundo  criterio señalaría que “la fuerza no crea el derecho”. Es decir, que no puede consentirse que “el orden internacional se vaya alterando por la razón de la fuerza y el afán de dominio de unos sobre otros”, como por ejemplo en situaciones como las que estamos presenciando en Ucrania, por parte de la Federación rusa. Y finalmente que “la violencia no es digna del ser humano”. “La Iglesia en su doctrina social –afirma el profesor– apela a la dignidad de cada ser humano como hijo de Dios, y la violencia destruye el tejido social, atenta contra la libertad, contra la vida, contra los valores básicos y es por tanto fundamental buscar soluciones alternativas a la guerra, al terrorismo y cualquier tipo de violencia, que pasen por el diálogo o procesos de intervención cuando sea necesario, de la autoridad internacional para evitar llegar a esas situaciones”.

Junto a todo ello, la doctrina de la Iglesia contempla, como no podía ser de otra manera, la legítima defensa, buscando siempre el mínimo recurso posible a cualquier acto de violencia, y siempre con condiciones, como que “el daño causado por el agresor sea duradero, grave y cierto, que los demás medios para poner fin a esa agresión sean impracticables, y que además haya posibilidades de que ese empleo de la violencia defensiva pueda acabar con esa situación, y que el empleo de las armas no entrañe mayores daños y desórdenes de los que se pretenden evitar”. 

Documento diocesano con motivo de la guerra de Irak

En el año 2003, en el contexto de la entonces Guerra de Irak, el Secretariado Social Diocesano publicó el documento titulado “Construir la paz. Un compromiso permanente”. Su director en aquel momento era el propio José Manuel Parrilla, y recuerda que con él se quiso “iluminar la conciencia social de los creyentes y de cualquier persona de buena voluntad que quiera recoger este mensaje”. Y es que frente a la multitud de opiniones y posturas ideológicas, “la Iglesia tiene una doctrina relevante y actualizada que hay que dar a conocer”. “En aquel momento –afirma– como ahora, ante situaciones que afectan gravemente, no sólo a la opinión pública, sino que nos afectan como un estado europeo que tiene a las puertas una guerra que puede convertirse en muy grave, el deber de la Iglesia es ofrecer, y de algún modo insistir, en esa iluminación doctrinal, porque son problemas donde se juegan valores muy importantes”. El que fuera director del Secretariado Social Diocesano recuerda la importancia de que “todo creyente tenga al menos el conocimiento y la solidez de una enseñanza moral sobre la guerra y la violencia, que además, está recogido en el Catecismo de la Iglesia Católica. Tenemos que predicar esto más, y difundirlo, porque ilumina la conciencia de los creyentes y de cualquier otra persona que quiera conocer esta doctrina y poder aplicarla con la esperanza de los conflictos puedan canalizarse hacia soluciones pacíficas”. De la misma manera, señala la importancia de que parroquias, comunidades cristianas y movimientos apostólicos actualicen estas enseñanzas y “hagan un esfuerzo por discernir, desde la fe, estos problemas actuales tan graves”.

Petición de ayuno y oración por parte del Papa

La paz, esa ha sido la petición fundamental del Papa Francisco desde el primer momento en que se prendió la mecha del polvorín ruso-ucraniano. El mismo día 24 de febrero el Pontífice convocaba una jornada de ayuno y oración para el Miércoles de Ceniza. “Estos días, más que documentos muy elaborados, el Papa ha querido hacer ese gesto de pedir oraciones por la paz, porque además de un don de Dios, es una responsabilidad humana y una de las primeras tareas a las que la Iglesia nos convoca”, señala el profesor José Manuel Parrilla. 

Para quien quiera acercarse a las fuentes del Magisterio, que siguen relevantes y válidos a pesar del paso de los años, el profesor y sacerdote señala en primer lugar la Gaudium et Spes, la constitución pastoral aprobada en el Concilio Vaticano II en 1965, o la Encíclica Pacem in Terris, de 1963, así como el discurso de San Juan Pablo II que realizó con motivo del 40 aniversario de aquella encíclica. También,el documento publicado por los obispos españoles en el año 1986, titulado “Constructores de la paz”. 

Para mejorar el servicio, utilizamos cookies propias y de terceros. Si sigues navegando, entendemos que aceptas su uso según nuestra política de cookies.

Más información sobre cookies