Como es tradicional, en el domingo siguiente a la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, este próximo domingo, 18 de junio, se celebrará la Jira al Monumento del Sagrado Corazón en el Monte Naranco (Oviedo).
A las 12 h se celebrará la eucaristía, al pie del Monumento, y para facilitar el desplazamiento se dispondrá de autobuses que saldrán de la Plaza de América a las 10,30 h y a las 11,15 h y regresarán a partir de las 13,30 h.
Con el padre Pedro García Vera, superior de los jesuitas en Asturias, hemos hablado de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y del encuentro ante la imagen que corona la cima del Monte Naranco de Oviedo.
¿Cómo se organiza la Jira este año?
Como viendo siendo habitual después de recuperar esta peregrinación el pasado año tras el parón que motivó la pandemia. Nos gustaría animar a la gente para que suba al Monte Naranco, andando si es posible y subir a la cima de tal manera que podamos estar todos con tiempo para a las doce asistir a la misa que será presidida por el director del Apostolado de la Oración en la diócesis, José Antonio García Quintana, compañero jesuita, y en la que estará presente la Agrupación Musical San Salvador de la Cofradía de los Estudiantes de Oviedo. Al final de la eucaristía habrá una consagración al Sagrado Corazón con una oración muy bonita que tenemos. Para la gente que no pueda subir andando hay autobuses que salen desde la Plaza de América a las 10.30 y 11.15 h. y que regresan tras la eucaristía. Lo sencillo y bonito de la jira es realmente encontrarnos allí, disfrutar también de la naturaleza y acercarnos al Sagrado Corazón para juntos celebrar la eucaristía y pedir al Señor por todas las realidades y necesidades de nuestra ciudad, de Asturias y del mundo que son muchas; y desde él tratar de hacer una profesión de nuestra fe que nos lleva al amor de los demás, tal y como es el Corazón de Jesús.
El Sagrado Corazón es imprescindible en la imagen de la ciudad, pero mucha gente quizás no conozca de dónde viene esta devoción.
Data de hace bastante tiempo, lo que está en el fondo es el amor de Dios: el corazón de Jesús. Porque el corazón es el símbolo del amor y en el de Jesús simboliza también la herida en el costado cuando estaba en la cruz, porque esta es el misterio del amor hasta el final. El misterio de un amor muy grande, el más grande que puede haber, que pasa por el dolor y el sufrimiento, que es la entrega, pero luego está la resurrección. El corazón de Jesús es el reflejo del misterio pascual, el amor entregado de Dios y además la vida que ese amor conlleva, ya aquí y la vida eterna.
El amor del que hablamos tiene por tanto un sentido pleno. Es otra manera de expresar lo que señala que Jesús en el Evangelio que debe ser el centro de la vida cristiana: el amor a Dios y a los hermanos. El monumento al Sagrado Corazón de Jesús nos lo recuerda permanentemente aquí en Oviedo.
Esta idea se ve reflejada en la propia imagen, no en vano se hizo realidad gracias a la unión de muchas personas.
La idea de su construcción la lanzó el obispo D. Benjamín de Arriba y Castro allá por el año 1952 en un acto conmemorativo del Apostolado de la Oración que se celebró en la Catedral. Se recogió esta propuesta y personas devotas con la ayuda del superior de los jesuitas el padre Silverio de la Vega empezaron a difundir la idea, a hacer cuestaciones, loterías, suscripciones… Se formó una junta de señoras y una de caballeros para poder organizar todo lo necesario, incluso en el Centro Asturiano de Madrid, para que veamos cómo se extendió la colaboración. El monumento mide en total treinta metros de altura, de los que doce corresponden a la imagen. La primera piedra se puso hace sesenta años, pero luego duró 18 años la construcción. Se recaudaron donativos de toda Asturias y bajo la primera piedra que se trajo de Covadonga se pusieron unas bolsitas con tierra de todos los concejos La inauguración tuvo lugar en el año 1981. No quisiera dejar de destacar a Purita de la Riva que ha sido una de las grandes impulsoras de este encuentro en torno al monumento del Sagrado Corazón y sigue estando al pie del cañón dentro de sus posibilidades.
Esta jira a un lugar tan concreto nos vincula a la Iglesia universal, a una devoción que está extendida por todo el mundo.
Son encuentros que tienen mucho sentido porque es una congregación de gente que hace un esfuerzo por ir y proclamar su fe. Luego tenemos que lograr que sea continuado que nos lleve a algo más y que podamos servirnos de esa fuerza que recibimos. El Sagrado Corazón en este caso nos vincula al Apostolado de la Oración que en la actualidad se llama Red de Oración Mundial del Papa y por tanto a las oraciones mensuales que el Santo Padre tiene para la Iglesia, en su dimensión universal, y para toda la humanidad, porque pide por todo el mundo. Cuando participamos en esta red nos unimos a ellas con nuestra oración, nuestro servicio, recibiendo el día que nos da el Señor, agradeciéndoselo y ofreciéndoselo.
Esta red se ha adaptado también a lo que ofrecen los nuevos tiempos y cada mes ofrece un vídeo con las intenciones del Papa para ese momento y con una serie de oraciones. Esta jira al Sagrado Corazón nos vincula por tanto a la Iglesia, a las intenciones del Papa, al deseo de que podamos con nuestra oración y con nuestro servicio ser los brazos, las manos y la mirada de Jesús para transformar el mundo con amor.
