«Gracias, jóvenes, por haber venido a esta peregrinación a Covadonga, un año más»

Publicado el 04/05/2024
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«Gracias, jóvenes, por haber venido a esta peregrinación a Covadonga, un año más»

A pesar de las malas previsiones iniciales sobre el tiempo, cerca de 700 chicos y chicas subieron caminando en el primer sábado de mayo hasta el Santuario de Covadonga, en la tradicional cita de la «Marcha de Jóvenes» que organiza cada año la Delegación episcopal de Pastoral Juvenil. Partieron de la parroquia de Cangas de Onís, donde hicieron una oración acompañados por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz.

Una vez en el Santuario, disfrutaron del tiempo libre y de juegos hasta hora de la eucaristía en la Basílica, a las cinco de la tarde, que marcó el final de la jornada.

En su homilía, Mons. Sanz recordó las palabras del Evangelio «No sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo», sugiriendo que en un día como este, los jóvenes asistentes han sido «sacados del mundo, del mundo del botellón, del mundo donde vale todo, de la mentira, del miedo ante la incertidumbre». «Y así vosotros –les dijo– habéis caminado, mochila a la espalda, y habéis llegado a esta casa donde la Virgen os espera como cada año en el primer sábado de mayo». Reflexionando sobre este mes en el que nos encontramos, Mons. Sanz animó a los jóvenes a aprender a rezar el Rosario, que «es pasar las cuentas de la vida», donde «hay momentos de gozo, de dolor, luminosos» y sobre todo, «es aprender con María a vivir cada jornada». El mes de mayo es «para decir a la Virgen: quédate tú también junto a nosotros, como le pedimos también a tu Hijo». Y recordó que este domingo, 5 de mayo, se celebrará el Día de la Madre, «todo un regalo, el de la mujer que dijo sí para que vosotros naciérais». «Una madre –afirmó– es en primer lugar una mujer que ha dicho sí a la vida, una vida que siempre nos sorprende».

«Subir a Covadonga en este mes de mayo dedicado a Nuestra Señora la Virgen Santísima es una manera de decir qué suerte tener una Madre que nos ha acogido junto a nuestros padres. Rezad por vuestras madres –animó Mons. Sanz a los jóvenes allí presentes–.  Dad gracias por ellas. Pedid ayuda, escuchad consejos que solo una madre y un padre buenos nos pueden regalar». «Y es que formar una familia cristiana es realmente un regalo, un don inmenso –les dijo–. Si Dios os llama a ello, vividlo en la vocación de familia cristiana. Pero quizás a algunos de vosotros Dios os llame a otra cosa: al sacerdocio, a la vida religiosa. Aquí lo importante no está en que yo me apunte a un camino determinado, sino que yo descubra a qué camino soy llamado. Cuando busco y descubro qué camino hizo Dios para mí para que yo fuera feliz, lo que cabe como respuesta es abrazarlo dando gracias y vivirlo dando gloria a Dios, siendo bendición para los hermanos». «Gracias a todos –finalizó–, por haber venido a esta peregrinación de jóvenes a Covadonga, un año más».

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