«El amor a Dios y el amor al hermano, siendo distintos son inseparables», recuerda Mons. Jesús Sanz en la celebración del Corpus

Publicado el 12/06/2023
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«El amor a Dios y el amor al hermano, siendo distintos son inseparables», recuerda Mons. Jesús Sanz en la celebración del Corpus

«Es el día del Corpus y tanto Oviedo como en Gijón, el pueblo cristiano ha salido a la calle para procesionar a ese Dios que se hizo ciudadano y compañero de todas nuestras andanzas», manifestó ayer el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, al finalizar la procesión y la adoración del Corpus desde la parroquia de San Pedro (Gijón), cerca de las nueve de la noche. «Ha sido hermoso ver a este pueblo que no tiene edad –continuó–, porque las tiene todas, desde los más pequeños, niños y niñas de Primera Comunión, a familias y a tanta gente que ha querido acompañar a Jesús en el Sacramento de la Eucaristía». Y recordó también que «adorar al Señor es también estar cerca de aquellos que peor lo pasan, porque son amores distintos, el amor a Dios y el amor al hermano, y siendo distintos son inseparables, y por eso es también el Día de la Caridad, el día de Cáritas en nuestra Iglesia diocesana».

Por la mañana, a las 12 h daba comienzo en la Catedral de Oviedo la eucaristía del Corpus Christi, a la que acudieron miembros de la Corporación Municipal, niños de Primera Comunión, representantes de las cofradías penitenciales de la ciudad y las asociaciones eucarísticas de la diócesis. En su homilía, Mons. Sanz recordó que «En esta fiesta del Corpus se inscribe la entraña de un recuerdo cuando llegando el trance del adiós a sus discípulos, para volver al Padre, no lo hizo sin antes darnos una misteriosa alegría: que se quedaría con nosotros todos los días hasta su vuelta. Extraña paradoja de quien dice que se va quedándose al lado, declarando su cercanía quien inicia el vuelo volando. Pero sucede así con las personas que queremos de veras. El corazón no se resigna a un adiós que pone entre nosotros distancia y silencio cuando es la presencia y la palabra lo que llena de sentido el amor, la amistad y los ensueños». Y como hiciera por la tarde en Gijón, no dejó de explicar que «atender a Jesús, seguirle, nutrirse en Él, no significa desatender y abandonar a los demás. Torpe pretexto sería no amar a los prójimos cercanos concretos por estar ocupados en amar a Dios lejano y abstracto. Los verdaderos cristianos y los auténticos discípulos que han saciado las hambres de su corazón en el Pan de Jesús, jamás se han desentendido de las hambres de sus hermanos los hombres. Por eso comulgar a Jesús no es posible sin comulgar también a los hermanos. No son la misma comunión, pero no se pueden separar. Y esto lo ha entendido muy bien la Iglesia cuando al presentarnos hoy la fiesta del Corpus Christi en la cual adoramos a Jesús en el sacramento de la Eucaristía, nos presenta al mismo tiempo a los pobres de todas las pobrezas, en el día nacional de Cáritas. Difícil es saciar el hambre de nuestro corazón en su Pan vivo, sin atender el hambre básica de los hermanos. Bien lo sabe nuestra Cáritas diocesana que está atendiendo a miles de personas bajo el umbral de una pobreza real, y a tantos sin vivienda. Todas las iniciativas a favor de las personas en situación de riesgo y de exclusión social, se hacen pocas ante la tremenda demanda de quienes llaman a las puertas de Cáritas». Homilía completa 

La procesión posterior contó con la novedad del Santísimo expuesto en la Custodia de la Adoración Nocturna, que habitualmente se conserva en el Museo de la Iglesia, portado en un paso cedido y llevado por la Hermandad de los Estudiantes de Oviedo. Como es tradición, se hizo un alto ante la iglesia de San Isidoro, delante de la cual lucía una gran alfombra floral realizada por los miembros de la Archicofradía del Santo Entierro, con un gran rosetón dibujado en homenaje a la propia Catedral.

Ya por la tarde, a las 19 h tuvo lugar la celebración en la parroquia de San Pedro de Gijón, con la posterior procesión con el Santísimo por las calles aledañas, acompañado también por las hermandades y cofradías penitenciales de la ciudad, niños de Primera Comunión y un buen grupo de fieles.

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