Los Equipos de Nuestra Señora: Matrimonios viviendo la fe en comunidad

Publicado el 03/11/2017
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Equipos 1“Dibujemos un reloj imaginario y pensemos cuántas horas dedicamos al día al trabajo, al cuidado de los hijos, al ejercicio físico, a los compromisos sociales, a las labores de la casa, etc. y a continuación, veamos cuánto tiempo ha quedado, entre obligación y obligación, para la pareja, el esposo o la esposa, aquella persona con la que un día nos comprometimos para siempre y prometimos quererla y cuidarla en lo bueno y en lo malo. Si no cuidas a tu pareja, el amor se va apagando. Si crees en ese “sí” que dijiste en su momento, tienes que proteger tu matrimonio, porque las estadísticas de divorcios y separaciones están ahí, y Asturias, en ese sentido, se encuentra a la cabeza de muchas regiones de España”.

Es el planteamiento que hacen desde el movimiento Equipos de Nuestra Señora (ENS), presente en todo el mundo, y que llegó a Asturias hace ahora cincuenta años. Sus miembros creen firmemente en la importancia de vivir la fe unidos y en comunidad con otros matrimonios, como una garantía de fortaleza interna.
Actualmente en Asturias existen seis equipos formados por unos veinticinco matrimonios en total. Una cifra bastante menor que en otras zonas de España, donde el movimiento es mucho más numeroso. A pesar de ello, en la diócesis los Equipos de Nuestra Señora funcionan de manera constante desde su fundación, próxima a sus bodas de oro, y con más fuerza que nunca, tratando de llevar adelante la propuesta que les lanzó el Papa Francisco en su encuentro con los responsables regionales de todo el mundo, en Roma, en el año 2015. “El Papa, que conoce bien los Equipos, pues él mismo fue consiliario de uno en Buenos Aires, nos propuso que saliéramos y radiáramos nuestro amor a la sociedad, que tanto lo necesita, y que acompañásemos a tantas parejas que pueden estar sufriendo. Además, recalcó que fuéramos fieles a nuestra vocación matrimonial”, recuerda Roberto Albalá, responsable, junto a su mujer, Ana Isabel Prieto, de los Equipos en Asturias y Cantabria. 
Ellos conocieron el movimiento hace unos 15 años, gracias a la propuesta de unos amigos . “Nosotros siempre habíamos sido catequistas y habíamos estado involucrados en nuestra parroquia –relata Ana Isabel–. Sin embargo, cuando nos casamos vimos que ya no encajábamos en la Pastoral Juvenil, y que no había nada en la Iglesia y en la parroquia donde pudiéramos seguir viviendo la fe, pero ya como matrimonio”. “Nos gustó la dinámica de los Equipos –reconoce su marido, Roberto–. Es un movimiento que trabaja con materiales actualizados y en sintonía con la Iglesia, y todo ello en torno a una gran demanda de la sociedad, que es el cuidar a las familias, la base de todo”. 
Los ENS cuentan con una dinámica de trabajo muy particular. Cada mes tiene lugar una reunión mensual del equipo, formado habitualmente por unos cinco matrimonios, que previamente han trabajado su tema de estudio, y lo que llaman los “puntos de esfuerzo”, como la oración personal, la oración conyugal, la lectura de la Palabra a diario, y la “sentada”, o dedicarse un día al mes para sentarse y, en presencia de Dios, compartir las preocupaciones. “Es un momento precioso de reconciliación –afirma Roberto Albalá– de sanar la relación si ha habido algún problema,  y al mismo tiempo es un placer, porque es un reconstituyente para la pareja”.
En esos encuentros mensuales, que tienen lugar en los hogares de los matrimonios que componen el equipo, éstos comparten sus experiencias y se apoyan unos a otros. Además, participa también un sacerdote, su consiliario. “Nuestra labor es sobre todo estar con ellos –explica el padre Fidel Gil, carmelita, párroco de Nuestra Señora de Begoña de Gijón y Consiliario regional de los ENS–. El sacerdote no es el jefe del grupo, sino que está entre los demás y comparte sus experiencias como sacerdote. Si se necesita una palabra de aliento, de ánimo, de orientación, la Palabra de Dios… todo eso entra dentro de nuestra labor”. 
Siguiendo el consejo del Papa Francisco, es momento de salir y dar un paso adelante. Por eso, los Equipos de Nuestra Señora en Asturias hacen una llamada: “Invitamos a todos, parejas y sacerdotes, a conocer este movimiento, que a nosotros tanto nos ayuda”, anima Roberto Albalá. “El Equipo te arropa y te apoya en las dificultades”, dice Ana Prieto, al tiempo que recuerda que no se trata de un grupo de amigos, sino de una comunidad cristiana que lo pone todo en común.

Del campoUn gran regalo en dos paquetes
Me llamo Miguel del Campo Sánchez y soy sacerdote desde hace cuatro años por la gracia de Dios; empecé en esto de los Equipos de Nuestra Señora el pasado curso escolar, porque la Iglesia me necesitaba y yo necesitaba a la Iglesia. En realidad por lo segundo, porque la Iglesia puede prescindir de mí, pero yo no puedo prescindir de ella. Y además no quiero. Durante mucho tiempo he estado en mi oración mendigando a Dios que me cuide, que no me deje, que no me abandone. Hay un montón de salmos que suplican a Dios protección ante el enemigo, y esa protección, en mi caso, se encarna, entre otras cosas, en personas que te cuidan, que te quieren y a las que quieres, personas que te hacen sentir sacerdote, que necesitan a Dios como tú, que te respetan, que te confían sus miserias y que comparten contigo lo más grande que tienen; en definitiva, siendo acompañado por aquellos a los que acompañas.
Es un regalo muy grande que viene en dos paquetes: uno es el regalo de recibirlo y otro es el regalo de darte cuenta de que lo estás recibiendo. Digamos que el regalo más grande es la Iglesia, iluminada y bendecida por el Espíritu Santo, y ella se encarga de distribuir generosamente lo que necesitamos. Los equipos de Nuestra Señora han sido el fruto de una necesidad que tenía el mundo de hoy y que el Espíritu ha suscitado para nuestro aprovechamiento; y he aquí, que yo me estoy beneficiando de este bien tan grande, con la “excusa” de acompañar este grupo. Esta ha sido mi experiencia en los Equipos de Nuestra Señora como consiliario; he descubierto la vocación al matrimonio y he redescubierto mi propia vocación. Una vez más, el Señor ha estado grande suscitando en su Iglesia este movimiento por el que damos gracias, y pedimos al Padre que bendiga a su Iglesia con vocaciones al matrimonio cristiano que custodien este movimiento y que sigan cuidando de sus consiliarios como el equipo al que pertenezco, y al que indignamente sirvo.

Fidel Gil¡Me ha tocado la lotería!…
Era frecuente en mi Comunidad Carmelita de Gijón escuchar al P. Dionisio eso de “mañana tengo reunión con los Equipos de Nuestra Señora. Nos reunimos en casa de…” Le veía al día siguiente con un libro preparando la reunión. Y, pasada la reunión, compartía con la comunidad noticias de lo vivido. Así me enteré yo de la existencia de los Equipos de Nuestra Señora: de oídas. En 2009 el P. Dionisio, recorrido su camino, dejaba vacante esta misión de consiliario del Equipo 5 de Gijón. Y, aunque los Equipos de Nuestra Señora (ENS) son un movimiento laical, la presencia sacerdotal es esencial, no como jerarquía, sino como “consiliario”, como “consejero”. Acepté la invitación con los temores que infunde siempre lo nuevo y sin saber bien en qué “líos” me metía. Y, ¡benditos líos, que tanta riqueza humana y divina, y tantas gracias me han regalado! Con la experiencia de todos estos años no puedo sino dar gracias a Dios y a los ENS. Si algo me ha enamorado de ellos es la facilidad con que “desnudan sus almas” para poner sobre la mesa con naturalidad sus experiencias. Me asombra, porque cada día escucho sus relatos como “auténticas confesiones” que son. Y en esos momentos hago mía la actitud de Moisés cuando, a petición del mismo Dios “disfrazado de zarza ardiente”, se tiene que descalzar, porque la tierra que está pisando es “un lugar sagrado”.  Me descalzo, me libero de todo signo de autoridad, vanagloria o de prejuicio, para acercarme a la tierra sagrada que son esas vidas personales, matrimoniales, o familiares que se comparten en diálogo fraterno. Y ahí saber hacer de “cómplice” de muchas alegrías, o de “paño de lágrimas” en tantos momentos de dolor. Y también aportar mi experiencia de Dios, desde mi condición sacerdotal y religiosa para reforzar su vida de fe y su compromiso de amor.  Conclusión: me ha tocado la lotería y soy un gran bendecido al formar parte de los Equipos de Nuestra Señora.   

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