«María, modelo de juventud» fue el tema sobre el cual giró el sexto día de la Novena a Nuestra Señora de Covadonga en el Santuario. Acudieron en esta ocasión parroquias de Oviedo, Gijón, Sariego, Muros, Cudillero, Salas, Bimenes, Cangas del Narcea, Degaña e Ibias o Grado, entre otras. Además de la Cofradía del Viso de Salas, la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte de Grado o la Sacra y Militar orden Constantina de San Jorge.
En su homilía D. Miguel Vilariño comenzó recordando que Covadonga es «un sitio muy especial para mí, para mi vida, pues aquí di mis primeros pasos en mi vida de fe, en la Escolanía, donde aprendí a rezar, y posteriormente me acerqué a María en cada verano en el voluntariado. De seminarista confirmé mi vocación y le pedí a mi madre, la Santina, que me ayudase a cuidarla». Por eso, quiso agradecer a todos allí «el esmero con el que preparan cada detalle, porque detrás de esto hay mucho trabajo, oración, cariño y amor para que podamos ver a nuestra Madre, a María, de la mejor manera». Reconoció a los presentes, además, el «respeto y la emoción» que sentía al predicar en la Basílica del Santuario.
«Hoy vamos a detenernos en María, como modelo de juventud», explicó. «En un mundo sin referencias claras, con todo cambiante, relativo, en una sociedad que se convierte en una jungla, materialista, individualista, superficial, donde las metas y los modelos que el mundo nos ofrece son irreales, creaciones de ciencia ficción –dijo–, necesitamos criterios sólidos. Todos, pero especialmente los jóvenes». «Esas referencias y ese criterio lo tenemos en Cristo», afirmó, «y la mejor forma de llegar a Él es tener a Santa María como referente: perfecto modelo para seguir en la vida concreta en el día a día. Un modelo de juventud es alguien que encarna valores y virtudes que te hacen crecer y sacan de ti lo mejor que hay. Hoy se busca la fama, la vida de los influencers, el ser famoso a toda costa, tener mucho dinero sin apenas trabajar y la apariencia por encima de todo. Pero María no es así. Ella es el modelo que necesitamos: nítido y perfecto, no de apariencia y cartón piedra. La podemos imitar en muchas cosas para llegar a Dios, porque cuando no cultivas la virtud en tu vida aparece el vicio».
La Virgen María se fió de Dios, explicó el sacerdote en su homilía. «No sé si se enteraría de todo, pero sí que sabía que aquello la superaba. Ella se fió porque Dios siempre sabe más, siempre puede más, y esto es algo que a nosotros hoy nos cuesta creer. El Papa Francisco nos dice que si queremos saber cómo ser jóvenes llenos de esperanza miremos a María. María es el gran modelo para una Iglesia joven que quiere seguir a Cristo con frescura y docilidad, decía el Papa. Fiarse de Dios, asumir riesgos con la sola seguridad de su amor, dejándose hacer y orientar por Él. Al seguir el ejemplo de María, de fe, de humildad, de oración, de compasión, fortalecemos nuestra relación con Dios y esto nos lleva a Jesús por María».
También hubo un recuerdo especial para la JMJ de Lisboa de este pasado mes de agosto, como no podía ser de otra manera tratándose el tema fundamental de la juventud. «Un millón y medio de jóvenes nos congregábamos en Lisboa con el Papa –recordaba D. Miguel Vilariño– para acercarnos más a Dios y vivir una experiencia de fe universal. Unos con más fe, otros con menos. Decimos que no hay jóvenes en la Iglesia, que en nuestras familias no profesan la fe como lo hacemos nosotros. Preguntémonos lo siguiente ¿estamos haciendo lo suficiente para transmitir con nuestra vida esos valores? ¿hacemos lo que hicieron nuestros antepasados para que conozcan a Dios de verdad? Los jóvenes en la Iglesia transmiten juventud y hacen jóvenes a todos. Trabajemos pues nosotros para transmitir a los jóvenes los valores y virtudes del Evangelio, para ayudarles a conocer a Dios de verdad, para acompañarles en su camino de fe». Y «cuando la gente se queje de que no hay jóvenes en la Iglesia –destacó el sacerdote– haced como dijo un chico de Cangas del Narcea: enseñadles las fotos de la JMJ. Porque la Iglesia es joven, la Iglesia es futuro, la Iglesia es vida. Pero depende de nosotros y de Dios que esto crezca. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio».
