Eucaristía y clausura de la JRJ Covadonga 2018

Publicado el 15/04/2018
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Eucaristía y clausura de la JRJ Covadonga 2018

Con el desayuno a las 9 de la mañana en el colegio Reconquista y la oración, en el polideportivo de Cangas de Onís, comenzaba la mañana para los jóvenes participantes en la JRJ.

Al finalizar, subieron de nuevo en autobuses hasta Covadonga, donde durante dos horas pudieron disfrutar de una gymkhana fotográfica descubriendo rincones del Santuario que probablemente podrían pasar desapercibidos para la gran mayoría.

A la una de la tarde comenzó la eucaristía, que marcaría la clausura del encuentro. Presidida por el Arzobispo, Mons. Jesús Sanz, estuvo concelebrada también por el Obispo de León, Mons. Julián López y el Abad de Covadonga, Adolfo Mariño, junto con un buen número de sacerdotes de la Provincia Eclesiástica. El coro de la JRJ, procedente en su mayoría de la Misa Joven Asturias, acompañó musicalmente la celebración, dirigido por el rector del Seminario Metropolitano, Sergio Martínez Mendaro.

En su homilía, Mons. Jesús Sanz recordó que «hace treinta y tres años el papa San Juan Pablo II tuvo un sueño y quiso mostrar a la humanidad que la Iglesia era joven, como luego dijera Benedicto XVI en su homilía de comienzo de pontificado. Recién ordenado sacerdote estuvo cerca de los jóvenes con los que iba a escalar montañas, a bajarlas esquiando por sus laderas nevadas, a deslizarse por los ríos en las piraguas. Y en ese ambiente de naturaleza, paisaje del mismo Dios que la creó, les iba transmitiendo a Jesucristo como ese amigo que vive, que nos conoce, que se pone a caminar a nuestro lado como hizo, tras su resurrección, con los discípulos. San Juan Pablo II les despertaba la pasión por la belleza de la vida cristiana, y de aquellos encuentros salieron tantas familias cristianas donde chicos y chicas se conocieron, salieron tantas vocaciones a la vida consagrada, y tantas vocaciones al sacerdocio. Por este motivo, quiso aquel querido y recordado papa proponer ese sueño de convocar a toda la juventud cristiana en las llamadas JMJ, Jornadas Mundiales de la Juventud. Eso sucedía en Roma en 1985, cuando yo estaba allí como estudiante. Luego he podido participar en tantas de esas JMJ, como sacerdote y como obispo». «Así –afirmó el Arzobispo de Oviedo– ha nacido esta preciosa edición de nuestra primera JRJ, Jornada Regional de la Juventud. Creedme que estoy conmovido por la respuesta».

Mons. Sanz repasó todas las actividades que han podido llevar a cabo los jóvenes participantes en el encuentro, y rememorando la subida al Santuario, recordó a los «Chicos y chicas acompañados por sacerdotes, seminaristas, catequistas, religiosas, de nuestras diversas parroquias, colegios, movimientos y asociaciones católicas, con su mochila en ristre hasta la casa de María a través del Valle del Auseva. Ante tal espectáculo la gente se preguntaba con razón quiénes erais, mientras saludabais poniendo la mejor sonrisa que testimonia la gracia y la belleza de quienes a vuestras edades ya han encontrado a Dios que de tantos modos buscáis, que de tantas maneras Él se hace encontradizo».

(Homilía completa aquí)

Durante todas las actividades que tuvieron lugar en la JRJ, el icono vocacional, que se ha puesto en marcha este año recorriendo comunidades religiosas, parroquias o colegios, ha estado presente siempre en un primer plano. Un icono del que, tal y como manifestó Diego Macías, Delegado episcopal de Pastoral Juvenil y Vocacional al finalizar la eucaristía del domingo, en la Basílica, «el Arzobispo siempre ha querido una reproducción». «Es algo que siempre he ido demorando, y qué mejor momento que hacerle entrega de su propio icono ahora», dijo, mientras le hacían entrega del mismo al Arzobispo, ante los aplausos de los asistentes.

Además de ese gesto, la organización quiso tener otro detalle con los jóvenes asistentes, entregando una cruz a cada uno, con la palabra «Hágase» escrita en ella, para que los jóvenes puedan tener siempre presentes ese signo de entrega, generosidad, amor y confianza de la Virgen en el Señor.

La eucaristía finalizó, saliendo todos los participantes hacia la puerta de la Basílica para hacerse una foto de grupo, mientras el coro de la JRJ remataba sus últimas canciones con guitarra, órgano, caja, violines y violonchelo.

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