«Que vuestra vida huela a Cristo por todos los costados»

Publicado el 06/06/2022
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«Que vuestra vida huela a Cristo por todos los costados»

En la tarde de este domingo de Pentecostés tenía lugar, en la Catedral de Oviedo, la celebración de tres nuevos sacerdotes y siete diáconos para la diócesis. Los nuevos presbíteros eran David Álvarez, natural de Avilés; Pedro Martínez, de Oviedo y Natanael Valdez, nacido en la República Dominicana. Cinco de los nuevos diáconos son transitorios, es decir seminaristas que durante estos próximos meses vivirán este ministerio preparándose para el sacerdocio. Son Alfonso López, natural de Riosa; Andrés Camilo, nacido en Colombia; Jesús del Riego, de Oviedo; Steven Rivas, nacido en Colombia y José Javier Alumbreros, procedente de Alcalá de Henares. Por otra parte, dos laicos, casados, recibieron la institución del diaconado permanente. Se trataba de Enrique Palomo, de Gijón y Jesús Ángel Penín, de Avilés. Con ellos son ya catorce diáconos permanentes en la diócesis. (Más información).

La Catedral rebosaba de fieles, familiares y amigos, que quisieron acompañar a los ordenandos en un día tan importante para ellos. También la presencia del clero asturiano fue abundante, con más de un centenar de sacerdotes asistentes. La Schola Cantorum acompañó musicalmente la liturgia, que se prolongó hasta casi las nueve de la noche.

Tras recordar la solemnidad de Pentecostés que se celebraba, el Arzobispo de Oviedo Mons. Jesús Sanz manifestó que «en la Archidiócesis de Oviedo hay una alegría añadida, que se renueva cada tarde de Pentecostés en nuestra Catedral. Es el día de las ordenaciones al sagrado ministerio con los nuevos presbíteros y diáconos. Un regalo tan inmenso como inmerecido, que en este año supondrá nada menos que ordenar a tres nuevos sacerdotes y siete diáconos. En épocas de precariedad, es un alivio respirar con agradecimiento al poder ordenar este grupito extraordinario de hermanos que acceden al ministerio por llamada divina». «Quisiera deciros a vosotros –les dijo– para que no lo olvidemos los ya ordenados, que no haya tiempo y espacio que siendo debidos a Dios los malgastéis en otras cosas. Que no haya lágrimas o sonrisas, heridas o esperanzas de vuestros hermanos que no encuentren en vuestro ministerio la acogida y el bálsamo. Que no haya quehacer en vuestro ministerio que se descuide, se traicione o se abarate en intereses distintos de cuanto la Iglesia os confía como presbíteros y diáconos. Por eso, renovad cada día la gracia que recibís por la imposición de las manos, y que vuestra vida huela a Cristo por todos los costados». Homilía completa.

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