Este domingo, 26 de junio, vuelve la Jira al monumento del Sagrado Corazón en el Monte Naranco de Oviedo, tras dos años de parón causados por la pandemia. Una tradición que vuelve, como tantas otras que están regresando este verano. La organización será similar a la de años anteriores: habrá autobuses que saldrán desde la Plaza de América a las 10,30 y a las 11,15 h y regresarán a partir de las 13,30 h, cuando haya finalizado la eucaristía, que se celebrará a las 12,00 h.
Son ya 41 años desde que, en el año 1981 tuviera lugar la inauguración del monumento y diera comienzo esta tradición, que siempre se pensó como un acto para toda la región, no sólo para los ovetenses. No en vano, junto con la primera piedra, traída desde Covadonga, se pusieron a los pies de la imagen del Sagrado Corazón bolsas de tierra de todos los concejos de Asturias, como un símbolo de que ese monumento sería de todos los asturianos. Así fue también mientras se construyó, ya que la colaboración económica de los devotos fue fundamental, y procedía de toda Asturias, y también de fuera.
“La fiesta del Sagrado Corazón, litúrgicamente, se celebra como una prolongación de la fiesta de Pascua –explica el padre jesuita Pedro García Vera–. Por eso este año en el cartel anunciador hemos puesto “Fiesta del Amor y de la Alegría”, porque es una fiesta muy vinculada a la resurrección de Jesús. La devoción al Sagrado Corazón tiene sus inicios en Francia, con la religiosa Santa Margarita María de Alacoque, religiosa perteneciente a la Orden de la Visitación, que recibió las revelaciones del Sagrado Corazón. “Ella se acompañaba espiritualmente por jesuitas, y de ahí esa vinculación de la devoción a la Compañía de Jesús, que pronto se fue extendiendo por todo el mundo”.
En los últimos años, el Papa Francisco ha querido dar un impulso a esa expansión de la devoción al Sagrado Corazón, actualizando el Apostolado de la Oración por la “Red Mundial de Oración por el Papa”. “Esta Red sería lo mismo que el Apostolado de la Oración –explica el jesuita Pedro García Vera–, y uno de los encargos que tiene es precisamente ese, la extensión de la devoción al Sagrado Corazón de una manera más actualizada con los desafíos de hoy, porque han cambiado las circunstancias y hay que afrontar los nuevos retos desde el amor de Dios y el compromiso con la realidad”.
