Un año más, el verano se presenta como una oportunidad para que grupos de jóvenes de parroquias, asociaciones, movimientos o amigos, puedan participar de un voluntariado muy especial en el Santuario de Covadonga. Entre una semana y quince días es el tiempo óptimo que pueden elegir para vivir en el Santuario, durante los meses de julio y agosto, y allí colaborar con la acogida a los peregrinos y visitantes, y también en el orden, especialmente en la Santa Cueva y la Basílica. Se trata de una iniciativa que lleva años desarrollándose, gracias a la cual el Santuario puede contar con una ayuda extra especialmente útil en los meses de mayor afluencia de turistas, y al mismo tiempo los jóvenes participan de una experiencia que sin duda marca a quienes ya han podido vivirla.
“Acogemos a personas de entre 16 y 40 años, un amplio baremo que consideramos que es el que puede encajar con esta actividad. Las personas que superan estas edades pueden participar también del voluntariado que tenemos durante todo el año gracias a la asociación Amigos de Covadonga”, apunta el sacerdote y canónigo del Santuario José Juan Hernández, que señala, además, que el objetivo de esta actividad es que los jóvenes sean “la cara amable de la acogida al Santuario. Durante estos meses acuden en gran número peregrinos, senderistas, visitantes, y ya solo con una sonrisa y una acogida agradable hacen una gran labor. Además, hay gente que se pierde, necesita orientación y ellos están disponibles para echarles una mano. Al mismo tiempo, también les requerimos para conservar el orden y el ambiente de oración en los principales lugares sagrados del Santuario, como son la Santa Cueva y la Basílica. Nos ayudan a que permanezca el orden en las entradas y las salidas, y especialmente durante las eucaristías”.
A cambio de su labor de voluntariado, el Santuario les acoge en unas casas preparadas especialmente para ellos, y se encarga de su mantenimiento. “Su tarea se concentra principalmente entre las diez u once de la mañana y el mediodía, parando para comer y descansar, y entre las cinco y las siete de la tarde”, explica el canónigo. “También es importante que puedan compartir tiempo libre con los canónigos, y que se sientan esos días acogidos y acompañados”, destaca.
Por el ambiente, la labor y el lugar tan especial, es frecuente que los participantes repitan la experiencia de voluntariado durante varios veranos, porque tal y como reconoce José Juan Hernández, “quedan encantados”. Llegan desde lugares tan variados como Madrid, Sevilla o Valencia, y por supuesto Asturias. Pertenecen a grupos parroquiales, pero también movimientos de Iglesia como el Camino Neocatecumenal, o incluso Seminarios de diferentes diócesis españolas.
En estos momentos hay ya numerosos grupos inscritos para participar en este próximo verano, pero podrían recibirse más voluntarios entre finales de julio y principios de agosto, y también a finales del mes de agosto. Las personas interesadas pueden comunicarse vía whatsapp en el teléfono 626 55 95 86.
