“Vivimos un tiempo eclesialmente apasionante”

Publicado el 19/11/2021
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“Vivimos un tiempo eclesialmente apasionante”

Vicente Martín, Delegado de Cáritas Española, en la V Asamblea diocesana de Cáritas 

 

El Palacio de Exposiciones y Congresos de Oviedo acogía, el pasado sábado, 13 de noviembre, la V Asamblea Diocesana de Cáritas. El objetivo, en esta ocasión, era aprobar las líneas estratégicas, votadas con anterioridad, que regirán el rumbo de la institución para los próximos cuatro años. Unas líneas que se vertebran en los ejes de la acción sociocaritativa y las personas acompañadas, la comunidad cristiana y los agentes, la dimensión universal de la caridad y la economía solidaria.

En el transcurso de la mañana, los asistentes pudieron escuchar la ponencia “Construimos comunidad que sueña una nueva fraternidad”, que impartió el Delegado de Cáritas Española, Vicente Martín. El sacerdote describió su asistencia a la Asamblea diocesana como una “experiencia estupenda, de encuentro con el voluntariado y de ver una Cáritas entregada, una Cáritas que vibra en estos tiempos tan complejos por el servicio a los últimos”. Y reconoció que al mismo tiempo había supuesto “un regalo porque tuve la oportunidad de encontrarme con un grupo de personas que no tienen hogar y que viven en los pisos de la Red de Hogares que tiene Cáritas diocesana de Asturias”.

El cansancio y “abatimiento” causados por la pandemia a todos los niveles estuvo muy presente en la Asamblea diocesana, sumado al deseo “de volver a la normalidad cuanto antes”, pero se señaló que “los días de duelo no han terminado”, y que se encuentran “alojados en nuestra cotidianidad”.    “No  podemos   estar   indiferentes –señaló Vicente Martínez en una entrevista concedida a El Espejo diocesano, en Cope Asturias– ante la realidad de la crisis que estamos viviendo. Una crisis acumulada porque no es solo sanitaria, sino que es económica, política, cultural y social, que está teniendo un gran impacto sobre todo en los más vulnerables. Esta pandemia y crisis tiene código postal porque afecta a las zonas más desprotegidas y a las personas más vulnerables. Ahí como cristianos y como Iglesia no podemos vivir ajenos a esta realidad, tenemos que ser, como dice el Papa, parte activa en la rehabilitación de las sociedades heridas”.

El día siguiente a la Asamblea, el 14 de noviembre, se celebraba la Jornada Mundial de los Pobres, con el lema “A los pobres los tenéis siempre con vosotros”. Inevitablemente la jornada estuvo muy presente en el encuentro, y para Vicente Martín, en ella el Papa Francisco “nos ha dicho varias cosas muy interesantes, y es que los pobres están ahí, con nosotros. Y eso nos lo dice y nos lo repite para que tengamos en cuenta que las personas empobrecidas no pueden ser invisibles para la Iglesia, como lo es para gran parte de la sociedad. Esto no significa que nos acostumbremos de una manera indiferente a su presencia, sino que esa invitación que nos hace el Papa es a vivir esa realidad desde una clave evangélica y evangelizadora, y a comprometernos, a transitar caminos de justicia para ayudar a los más pobres, a recuperar sus derechos”. Unos derechos que pasan también por ser escuchados, en clave Sinodal. Ahora más que nunca es importante, recuerda el Delegado de Cáritas Española, tener presente ese llamamiento del Papa a escucharnos. “Solamente desde una clave de conversión, de volvernos a Dios, es como se construye una comunidad fraterna y cuidadora, donde nos cuidamos mutuamente con un sentido de pertenencia y solidaridad”, afirma. “Convertirnos al Dios de la misericordia, que nos congrega como comunidad, porque nadie se salva solo: nos salvamos juntos”. Por ello, hemos de procurar ser una Iglesia “de la escucha y de la cercanía, especialmente a los que más sufren”. 

Vicente Martín aseguraba en Cope Asturias que nos encontramos en “un tiempo eclesialmente apasionante”, pues estamos llamados a vivir un Sínodo y discernir “qué Iglesia queremos ser, qué comunidad cristiana queremos construir”. Y en esa construcción es necesario tener presente las claves de la “fraternidad”, la “escucha” y la “cercanía”. Sólo así se construye una Iglesia que camina.

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