Una «vivencia única e irrepetible»

Publicado el 27/12/2018
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Una «vivencia única e irrepetible»

El movimiento internacional Encuentro Matrimonial, gestionado por laicos, tiene como fin “ayudar a los cónyuges a recobrar la ilusión de los primeros años”

Este próximo domingo, 30 de diciembre, la Iglesia celebra la Jornada de la Sagrada Familia. Son innumerables las iniciativas que han surgido a lo largo de la historia y que continúan naciendo en el ámbito eclesial con el objetivo de mejorar la vida de las parejas, convencidos de que el ser humano no está hecho para estar solo, sino para vivir con otros y para otros, en una unión que beneficia no sólo a los hijos o a los parientes más cercanos, sino a toda la sociedad.

Un ejemplo de estas iniciativas es el movimiento Encuentro Matrimonial, presente en nuestra diócesis desde 1995, y por el que han pasado ya 234 parejas y 18 consagrados.

Pero ¿qué es Encuentro Matrimonial? Sus miembros lo definen como un “movimiento católico, gestionado por matrimonios, cuyo fin es ayudar a los cónyuges a vivir la relación íntima y responsable y recobrar la ilusión de los primeros años del matrimonio”. Así lo explica José Manuel Fernández, ovetense de la parroquia de los Santos Apóstoles quien, junto con su mujer, Ángela Peláez, coordina actualmente el movimiento en Asturias. “Matamos la rutina, que es quien nos mata” añade José Manuel. “Encuentro Matrimonial es el movimiento más extendido en todo el mundo, que trabaja por los valores de una relación estable, duradera y con ilusión, de la que se beneficia además todo el entorno inmediato: la familia, las parroquias etc.”

Efectivamente, desde su nacimiento, en 1952, Encuentro Matrimonial está actualmente extendido por 130 países de los cinco continentes. En España, son más de 35.000 parejas las que han podido vivir esta experiencia, junto con 2.500 sacerdotes y religiosos.

A Asturias llegó gracias al religioso dominico José Manuel Rodríguez. El padre José Manuel había hecho la experiencia del fin de semana –en esto consiste básicamente el movimiento– en el año 1992, en Salamanca. “Me pareció una experiencia tan interesante y positiva para mí, que quise ofrecerla a otras parejas y consagrados. Finalmente, logré que se celebrara el primer “fin de semana” en Asturias en el año 1995 y desde entonces ininterrumpidamente se viene haciendo en la diócesis con parejas”.

Efectivamente, la experiencia inicial y fundamental de Encuentro Matrimonial es un “fin de semana”. “Es mucho más que un conjunto de charlas –explica José Manuel Fernández–. Durante esos días se enseña una técnica de comunicación, una práctica muy fácil de incorporar en el día a día. Para los matrimonios supone una forma de enriquecer su relación y adoptar un nuevo estilo de vida. Para los sacerdotes y religiosos que lo experimentan, es una experiencia también para reflexionar sobre su vocación y fortalecer su relación con la comunidad. Me atrevería a decir que los consagrados que pasan por Encuentro Matrimonial tienen algo especial: se les nota. Los participantes de este fin de semana aprenden a comunicarse en un nivel profundo con la técnica del diálogo y sobre todo sin juzgarse: cada uno habla de sus sentimientos”. En definitiva se trata de una vivencia de escasamente tres días que supone un choque profundo con una forma de ver el amor y la comunicación que definitivamente provoca un cambio de vida y de conducta en muchas parejas. “Para nosotros fue como una revelación –reconoce Ángela Peláez, esposa de José Manuel– como un terremoto, cuando salimos del fin de semana, después de haber derramado montones de lágrimas”. Ellos hicieron su “fin de semana” hace dieciséis años, animados por su párroco de entonces. “Fuimos para allá, fiándonos del sacerdote, sabiendo que no nos mandaba a un sitio malo pero realmente con los ojos cerrados sin saber a dónde íbamos”.

Siendo como es una experiencia centrada en las parejas, puede parecer curioso que esté abierto también a consagrados. Sin embargo, el padre José Manuel Rodríguez afirma que “el consagrado o sacerdote tiene la misma vocación que la pareja, que es la vocación del amor. La pareja se entrega el uno al otro y el sacerdote se entrega a la comunidad, a su parroquia, a su gente. Vive esa experiencia amorosa no con una persona, sino que es un amor más universal. Pero también aprende a querer a las personas concretas a través del ejemplo de las parejas. De ellas se aprende que, el amor, aunque sea universal, también tiene que concretarse, no se puede vivir en las nubes: el sacerdote o consagrado aprende a manifestar los sentimientos, a querer y dejarse querer, y todo eso lo aprende de las parejas. Es, en definitiva, un enriquecimiento mutuo, de los dos, sacerdote y parejas”.

Historia de Encuentro Matrimonial

Suele decirse que nadie es profeta en su tierra y este movimiento es un ejemplo de ello. En el año 1952, el padre Gabriel Calvo, director de un colegio en Barcelona, inició unas charlas a matrimonios del Movimiento Familiar Cristiano, pensadas para que sus participantes pudieran conocerse a sí mismos, conocer al otro y ser así capaces de cambiar la sociedad. “Él, como docente, se había dado cuenta de que los muchachos que marchaban bien en los estudios eran hijos de padres que funcionaban bien –explica José Manuel Fernández–. Así que dijo “vayamos a por los padres”.

En el año 1967, el padre Calvo aportó sus experiencias a la convención que se celebró del Movimiento Familiar Cristiano en la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos). El interés que despertó fue tal, que a los pocos días uno de los matrimonios fundadores del Movimiento Familiar Cristiano, los Crowley, reunieron a ocho matrimonios y seis sacerdotes para vivir el primer “Marriage Encounter” (Encuentro Matrimonial). A partir de ahí, comenzó a darse a conocer el movimiento por los Estados Unidos. Tan sólo en el año 1973 ya lo habían vivido más de 12.000 parejas en el país.

Poco a poco el “Worldwide Marriage Encounter” (Encuentro Matrimonial Mundial) fue asumiendo la misión de llevar la experiencia del fin de semama por todo el país, por todo el mundo y por todas las confesiones religiosas, sin perder su identidad católica. Se extendió por India, Chile, Australia, Puerto Rico, Japón, Indonesia, Corea… hasta llegar a los 130 países del mundo donde se encuentra actualmente.

En el año 1976 “regresaron” de alguna manera a España, concretamente a Barcelona, donde había tenido lugar la idea original. Fue un matrimonio estadounidense el que impartió el primer fin de semana, que tuvo lugar en la residencia del Tibidabo. De ahí se extendió rápidamente por todo el país.

El próximo “fin de semana” 

La siguiente cita de Encuentro Matrimonial en Asturias tendrá lugar en el mes de marzo, concretamente los días 29, 30 y 31, en la Casa de Ejercicios de Latores. “Se concentra en 46 horas porque no puedes estar solicitando la presencia de parejas cada poco, así que es un fin de semana que se hace una vez en la vida –explica José Manuel Fernández–. 46 horas inolvidables porque es una experiencia que conmueve, que mueve y remueve la vida de las parejas y los consagrados, haciéndoles renacer aquel primer amor que tuvieron y que fue el motor de su vida durante muchos años”. Los teléfonos de contacto para interesados son:  677 81 30 11 y 647 57 00 90.

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