«Hay una tarea fundamental para los creyentes: ser capaces de enfrentarnos al sufrimiento»

Publicado el 11/02/2022
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«Hay una tarea fundamental para los creyentes: ser capaces de enfrentarnos al sufrimiento»

Hace treinta años, san Juan Pablo II instituía la primera Jornada Mundial del Enfermo, coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de Lourdes, con el objetivo de sensibilizar sobre la importancia de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan. Este año el Departamento de Pastoral de la Salud de la CEE propone el lema “Acompañar en el sufrimiento”. Con este motivo, entrevistamos al sacerdote José Manuel García de Jesús, capellán en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA):

El lema “Acompañar en el sufrimiento”, parece muy adecuado para un capellán de hospital.
Lo es, pero para todos los cristianos, no sólo para los capellanes. Si miramos los Evangelios, gran parte de lo que hizo Jesucristo fue acompañar a enfermos.  Los cristianos, que somos continuadores de su tarea, miembros del Cuerpo de Cristo, tenemos esa vocación, todos. Sean laicos, reliosos o presbíteros. Cada uno desde su peculiaridad. La del capellán, como sacerdote que es, es la de presentar los misterios de la salvación y dar la oportunidad de que los fieles, en caso de enfermedad, puedan seguir ejerciendo la gran dignidad de ser sacerdotes de Cristo en el sacerdocio común.

Han sido dos años muy complicados en el hospital. A las enfermedades comunes, se ha unido la pandemia: miedo, desconocimiento, desconcierto. ¿Cómo lo han vivido?
La pandemia fue una enfermedad que nos cogió de improviso y se vivieron varias etapas. En primer lugar desconocimiento y perplejidad, de todos. Vivimos en un mundo de cientifismo en el que la ciencia se ha convertido en una religión, cuando es una servicio a la sociedad. Creíamos que los sabíamos todo y la realidad nos golpeó, porque hay muchas cosas que no sabemos y que tardaremos mucho en conocer.
En los comienzos hubo desconcierto general, y muchas personas murieron solas, sin acompañamiento. No sólo en hospitales, sino también en residencias, y en sus casas.
Con el tiempo y un mayor conocimiento, ya se fue normalizando –en cierto sentido porque las cifras de muerte, ahora incluso, siguen siendo altas–, pero al menos ahora la gente que muere tiene la posibilidad de recibir la asistencia religiosa y familiar, que son fundamentales para una persona que tiene que enfrentarse al tránsito más importante de su vida.

El capellán del HUCA, José Manuel García

¿Nos ha cambiado la pandemia?
Yo creo que mucho no. Me recuerda a Ezequiel, que decía “por las malas no aprendéis, por las buenas tampoco”. El Evangelio y las situaciones de la vida que Dios nos pone son motivo para la reflexión. Unos lo aprovechan y otros no. Yo creo que en términos generales no salimos ni peor ni mejor. Hay actitudes positivas que en el fondo reflejan una actitud positiva previa, y otras negativas, que sacan a la luz lo que ya existía.

¿Cómo puede hacer un capellán de hospital para acompañar en el sufrimiento?
El sacramento de la unción tiene como finalidad la curación integral del ser humano, que es cuerpo y espíritu.  Nosotros pedimos la sanación corporal y espiritual, sin separación entre los dos.
Todos los cristianos tenemos la tarea, por el bautismo que recibimos, de acompañar al que sufre. Ese acompañamiento del común de los creyentes, también forma parte de nuestra labor.
Específicamente, como receptores del ministerio eclesiástico lo que podemos hacer es administrar los sacramentos, que son la vía ordinaria por la que recibimos la gracia. Creo que hay una tarea fundamental para todos los creyentes, que es muy difícil en este mundo en que vivimos, que silencia la muerte y silencia el dolor, y es ser capaces de enfrentarnos al sufrimiento. Tratar de superarlo, pero en el último término reconocer que los sufrimientos de la vida, como decía el Concilio de Trento, si se asumen con paciencia, son fuente de satisfacción, en el sentido penitencial que tiene esa palabra,  es decir, nos redimen de nuestra miseria, siempre que se asuman desde el amor.  Y eso es muy difícil de entender en el mundo moderno, que huye, no sólo del sufrimiento, sino que afirma unos derechos innatos del ser humano,  que parece que tiene derecho a todo, cuando los seres humanos somos criaturas y ante Dios sólo tenemos la actitud del mendigo que extiende su mano y confía en su misericordia, no en nuestros méritos. Es muy difícil de transmitirlo, pero no podemos renunciar a ello porque es la sustancia del Evangelio de la Gracia que nos predicó nuestro Señor Jesucristo.

¿Cómo reacciona el enfermo cuando llega el capellán?
La reacción de un enfermo es positiva porque en los hospitales públicos recibe asistencia religiosa sólo quien la solicita. Y en esos momentos de dolor y debilidad, cualquier acompañamiento es bien recibido.

¿Qué le aporta a nivel personal esta labor ?
En primer lugar, se trata de realizar la tarea que me encomendó la Iglesia.  Al fin y al cabo lo que tenemos que hacer los cristianos es llevar a cabo la obra que Dios quiere de nosotros. Y cuando llevamos a cabo, o intentamos llevar a cabo, la labor que Dios nos encomienda, eso es fuente de crecimiento espiritual: acompañar a la gente, otorgar los sacramentos a la gente que lo necesita y ser referente de la presencia salvadora y curadora que Jesucristo sigue teniendo en el mundo.

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