Comunidad terapéutica «La Santina»: «Lo primero, siempre la persona»

Publicado el 02/06/2023
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Comunidad terapéutica «La Santina»: «Lo primero, siempre la persona»

La Comunidad Terapéutica “La Santina”, proyecto de Cáritas en Gijón, cumple estos días 30 años de vida. Con este motivo las personas que forman parte del mismo, junto con voluntarios, trabajadores y el equipo directivo de Cáritas en Asturias, peregrinan este viernes, 2 de junio, a Covadonga, una actividad que se lleva a cabo todos los años pero que en esta ocasión cobra especial relevancia debido a este aniversario.

En la Comunidad Terapéutica “La Santina” se trabaja la deshabituación del alcohol, principalmente con personas en situación de grave exclusión social. Esta característica hace de “La Santina” un lugar muy especial y diferente a otras Comunidades Terapéuticas, ya que su metodología se adapta a la persona, con flexibilidad, adaptando los protocolos y las normativas a las situaciones particulares de cada uno. “Lo primero, siempre la persona”, afirman sus responsables, que reconocen que se trata de personas con trayectorias vitales “especialmente traumáticas, en las que el alcohol ha generado graves grietas y con las que resulta difícil trabajar esa deshabituación por sus características”.  Las personas que llegan a “La Santina” tienen un tiempo de internamiento en el propio centro, y un tiempo de trabajo fuera del mismo. 

“El proyecto comenzó en mayo de 1993 y surgió de las parroquias de Gijón, porque había un problema con las personas sin hogar y el alcoholismo” recuerda Marcos Vega, trabajador social y coordinador del proyecto.

“La primera casa –afirma– se encontraba en el Alto de Pumarín, solo tenía plazas para ocho personas y solo hombres. Desde entonces han cambiado muchas cosas en estos treinta años. Ahora estamos en Deva, hay 28 plazas en la casa, ha cambiado el personal, la metodología,  en resumen, absolutamente todo. Pero no podemos olvidarnos de agradecer a tantas personas que se volcaron y que ya no están, tanto trabajadores como voluntarios”. Para Marcos Vega, “el colectivo que atendemos también ha cambiado”, y “La Santina” ha ido adaptándose a las nuevas necesidades a lo largo de los años. “Ahora –afirma el coordinador–, tenemos una metodología más individualizada, estamos más con la persona, somos más flexibles”. Y desde luego, una realidad que ha ido incorporándose e incrementándose con el tiempo es la presencia de la mujer, que ha pasado de ser inexistente, a estar casi igualada en número con la del hombre. “Este año ha sido el que más mujeres hemos acogido –reconoce Marcos–”. Y es que la mujer acusa el alcoholismo de manera diferente al hombre, “es diferente, hay dependencias emocionales, cargas familiares… No es que antes no hubiera mujeres alcohólicas, es que no se las veía”, afirman.

Para Zoraida Sienra, responsable de los proyectos Sin Hogar de Cáritas Asturias, “la mujer bebe en casa, en soledad, y resulta invisible porque tiene un sinfín de responsabilidades, la mochila que arrastran, de cuidado de menores, mayores y dependientes, entre otros muchos problemas, hacen que su consumo sea muchas veces inapreciable, y no porque no exista, sino porque no se deja ver, ni siquiera la mujer lo reconoce muchas veces”.

“Ya solo por ser mujer está en desventaja –destaca Zoraida Sienra–. En el conjunto de centros que hay en el Programa Sin Hogar, de Cáritas en Asturias, centros que se coordinan con “La Santina”, vemos que la realidad de trabajo con la mujer en situación de exclusión es especialmente relevante, no tanto por el número sino por la fragilidad en la que se encuentra: el nivel de exclusión, de marginación, de indiferencia que sufre la mujer cuando está en la calle o cuando tiene carencias importantes, lo que observamos es que la situación en la que se encuentra es especialmente grave. Por eso en “La Santina” estamos intentando trabajar especialmente con la mujer para ir notando algún tipo de mejoría, no solo en cuanto a la deshabituación del alcohol, sino también con el proceso de de inclusión posterior en la sociedad, que es muy importante. Por todo ello, todos los centros tratan de dar nuevos enfoques de trabajo, especialmente con la mujer por la situación de especial gravedad que viven a nivel social”. 

Después de tantos años de trabajo y de constante evolución, son muchas las personas que han pasado por “La Santina” en sus diferentes momentos y sedes. Sin embargo, sus responsables siguen destacando que, para el proyecto, “ya solo la presencia del voluntariado representa la implicación social”. “Para nosotros –destaca Zoraida Sienra–, que exista esa implicación, que la sociedad de Gijón y la asturiana se vincule, bien realizando alguna actividad, o donando económicamente lo que buenamente pueda, o divulgando lo que estamos desarrollando allí, ya es un éxito. Porque el único objetivo que tiene la Comunidad Terapéutica “La Santina” es que la gente sea consciente de esta realidad y actúe y esté con ellos”. 

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