Campaña contra el Hambre de Manos Unidas 2019

Publicado el 07/02/2019
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Campaña contra el Hambre de Manos Unidas 2019

Manos Unidas centra su nueva campaña en la figura de la mujer

Este domingo tendrá lugar la Jornada Nacional de Manos Unidas que este año celebra su sesenta aniversario. Seis décadas dedicadas a la lucha contra el hambre, que aún padecen en el mundo 821 millones de personas (1 de cada 9), teniendo como líneas de actuación prioritarias la salud, el agua y el saneamiento, la educación, la alimentación, los medios para una vida digna, el medio ambiente y los derechos humanos y de la mujer. Precisamente en estas últimas se ha centrado la campaña de este año “La mujer del siglo XXI. Ni independiente, ni segura, ni con voz”; poniendo la atención en la situación de desprotección y desigualdad que muchas mujeres sufren hoy en día en el mundo.

En 2017 Manos Unidas recaudó cerca de 49 millones de euros que hicieron realidad 570 proyectos gracias a la contribución de 78.081 socios y colaboradores. Una confianza en su labor que se extiende a Asturias donde la cantidad donada superó el millón y medio de euros para 18 proyectos. Algunos de ellos hicieron posible, por ejemplo, la mejora a la sanidad de las mujeres vulnerables del medio rural en Burkina Faso donde muchas se ven obligadas a dar a luz en sus casas sin seguimiento de los embarazos y de los recién nacidos, lo que provoca una mortalidad infantil muy alta. En Mali se mejoró el centro de formación profesional para mujeres, lo que aumenta sus opciones de conseguir un empleo digno y en Zambia se contribuyó también a facilitar el acceso a la educación de huérfanos, niños y jóvenes en una zona con un alto nivel de analfabetismo, entre otras acciones.

Todos estos proyectos se realizan a través de instituciones religiosas, misioneros u organizaciones para el desarrollo; se llevan a cabo con todas las garantías de que el presupuesto íntegro se destina a la obra a realizar. “Como misionero he vivido que el dinero llega y lo hace para la función que se le ha asignado. Manos Unidas es muy seria y exige una documentación del proyecto muy detallada, y veo justo que así sea. Los proyectos que se realizan nacen del lugar y de las comunidades a los que van destinados, y además, se hace con su colaboración”, explica Juan Antonio Fraile, misionero comboniano, que estos días se encuentra en Asturias para explicar la labor de Manos Unidas junto a Lwanga Kakule, de la misma congregación.

Lwanga Kakule, misionero comboniano, Ana Vázquez de Prada, voluntaria y Juan Antonio Fraile, misionero comboniano

En su caso, su experiencia con Manos Unidas ha tenido lugar en América Latina, en Colombia. “Los combonianos tenemos una afinidad hacia la población afrocolombiana y trabajábamos con un grupo de chicas llegadas a Bogotá desplazadas de otras ciudades y pueblos. En la comunidad no sabíamos cómo podríamos financiar el proyecto de acompañamiento y decidimos solicitar ayuda a Manos Unidas. Lo hicimos en 2013 y se aprobó al año siguiente con lo que se pudo crear una pequeña escuela para que estas chicas estudiasen, muchas estaban desanimadas en este sentido, y así tener oportunidad en una ciudad como Bogotá, muy grande y que necesita mucha gente preparada”.

El trabajo de los misioneros en el terreno es imprescindible para Manos Unidas: “les estamos muy agradecidos” –expresa Ana Vázquez, voluntaria de la organización en Asturias– “toda nuestra labor de recaudación no se llevaría después a la práctica si no fuera por ellos. La transparencia con la que se trabaja y la seguridad que dan los misioneros hace que los proyectos salgan adelante. Todo el dinero que se da aquí, llega directamente allí y no solo eso, sino que se multiplica porque colabora también toda la gente de la comunidad”. En ese sentido, Manos Unidas publica anualmente todos los datos de las campañas, se realizan auditorías y “la austeridad es una seña de identidad, el 95% de lo recaudado en Asturias se destina a los proyectos, salvo los pequeños gastos obligados de gestión”.

Este año, la campaña ha puesto el foco en la situación de la mujer, muchas veces en condiciones inconcebibles en este siglo y que a pesar de todo son parte vital para que la sociedad funcione. Juan Antonio, tras doce años en el Congo, así lo ha visto: “son el motor del país, pero sin ser reconocidas por ello. La situación económica es catastrófica a causa de la guerra y el trabajo de las mujeres saca a la familia adelante, por eso, apoyarlas es importantísimo. La formación de las mujeres es vital para ellas mismas y para todo lo que genera, porque transforma a toda la sociedad. Cuántas veces en la comunidad, en la familia, si las mujeres no están, aquello es un caos completo. En muchas ocasiones el hombre, ante la falta de trabajo, se queda más apocado, pero la mujer no. Me he quedado siempre asombrado de su fuerza y coraje para ayudar a los demás a salir adelante”. Lwanga, natural del Congo, corrobora esta opinión, “desde mi propia experiencia ha sido así. Yo he estudiado gracias al esfuerzo de mi madre. La mujer congoleña es cada vez más consciente de su papel en la sociedad, ha mejorado en su formación, tenemos a más mujeres que han estudiado hasta la universidad. Al menos hay una evolución fruto de la educación y de la gente que las ha animado a creer en sí mismas. Y en este camino la Iglesia ha participado mucho”. En ese sentido, Ana también recuerda que la formación sirve “para evitar los matrimonios forzados que aún existen en todo el mundo. Esas niñas, si reciben una educación, pueden tener otra salida”.

Por todo ello, no dudan en pedir que el apoyo a Manos Unidas en Asturias se mantenga porque las contribuciones hacen mucho bien. “Los asturianos son muy generosos y lo que cada uno podamos hacer, Dios lo engrandece. Un día un niño me decía que solo tenía un euro y yo le contaba que en el Congo con ese dinero, que parece que no es nada, un niño podía estudiar todo un mes”, cuenta Juan Antonio y anima a ser “generosos porque el dinero llega y sirve para que este mundo siga evolucionando. En él hay tanta gente buena y entre todos contribuimos a que cambie, aunque no haga ruido, pero ese trabajo se realiza y transforma la sociedad”. Para Lwuanga, “Manos Unidas trata de hacer su parte en los problemas que tiene el mundo. Dificultades hay muchas, pero puedo hacer mi parte. A través de diferentes proyectos de acompañamiento a la mujer, ayudar a los niños a tener escolarización o cosas más concretas como pozos o dispensarios, Manos Unidas cree que el mundo puede cambiar”.

 

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