Seminaristas en las parroquias

Publicado el 10/10/2019
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Seminaristas en las parroquias

UP rurales y templos urbanos acogen y forman todos los años a futuros sacerdotes 

La ratio que regula la formación de los seminaristas distingue entre cuatro dimensiones: la académica, la humana, la espiritual, y finalmente la pastoral. A lo largo de los años en el Seminario los jóvenes reciben conocimientos en todas estas áreas, y la dimensión pastoral tiene lugar en las propias parroquias de la diócesis, gracias a la acogida que les prestan los párrocos, quienes se convierten, de manera temporal, en unos formadores más.

Este pasado martes tenía lugar en el Seminario Metropolitano un encuentro de los párrocos que acogen a los seminaristas durante los fines de semana a lo largo del curso, el Arzobispo, Mons. Jesús Sanz, y el rector del Seminario, Sergio Martínez Mendaro. En el acto, Mons. Sanz recordó a los sacerdotes presentes que el objetivo de esta acogida en sus parroquias es que los seminaristas “puedan tener este complemento de la formación pastoral in situ”, por lo que la labor de los sacerdotes es “fundamental, pues no sólo es en el Seminario donde han de formarse los jóvenes, sino que es importante que tengan esta experiencia de acompañamiento por parte de sacerdotes que llevan ya unos años de ministerio”. Por ello el Arzobispo de Oviedo agradeció a los presentes “su impagable colaboración”, y les recordó que ponían en sus manos “instrumentos que para nosotros son preciosos”.

Esta formación pastoral de los seminaristas se plantea de forma personalizada, y consta de varias fases. Los dos primeros años, los jóvenes colaboran en su propia parroquia de origen. Los siguientes cursos, se van eligiendo parroquias que complementen las necesidades de cada joven: “Quizá hay un seminarista que necesita formarse en un área determinada y en una parroquia concreta lo están trabajando bien, pues entonces le orientamos hacia allí, o por ejemplo procuramos que si proceden de un entorno urbano, puedan tener la experiencia de vivir en una parroquia rural”, explica el Rector del Seminario, Sergio Martínez Mendaro. “Pensamos individualmente en cada uno de ellos –asevera– según el modelo que les puede ayudar”.

Marcos Argüelles es un seminarista de sexto curso. Natural de Pola de Siero, pasó sus dos primeros años de Seminario en aquella parroquia, y los dos siguientes cursos, en cambio, colaboró con la parroquia de San Melchor de Vallobín, en Oviedo: “Una parroquia de tipo urbano”, como él mismo explica. “Allí colaboré con Cáritas, con el coro parroquial, y otras actividades durante el fin de semana”, recuerda. Desde el año pasado, acude semanalmente a la Unidad Pastoral de Fuentes del Narcea donde principalmente acompaña al párroco y puede conocer de primera mano la experiencia de una Unidad Pastoral de tipo rural, que comprende un total de 32 pueblos.

Por lo general, durante estas estancias de fin de semana en las parroquias, los seminaristas ayudan en prácticamente todas las labores que se llevan a cabo, como explica el mismo Marcos: “Si los días en los que estamos hay catequesis, colaboramos con ellos. Además en los últimos años también estamos presentes en el Despacho parroquial, para ir aprendiendo ese tipo de labores, por ejemplo qué hacer cuando llega una pareja y quiere casarse, cómo hacer un expediente matrimonial, etc. Colaboramos también con el coro, con algún grupo parroquial si se nos requiere o allá donde podamos aportar, además, nuestra experiencia o nuestra vivencia de la fe”.

Su presencia es muy bien acogida entre las personas de los pueblos y parroquias a donde llegan los seminaristas. “Mi experiencia –reconoce Marcos Argüelles– además de lo vivido en mi propia parroquia, donde me conocen bien, es siempre de un recibimiento muy cordial. La gente es muy cariñosa y te hacen parte de su propia vida. Un ejemplo muy claro lo tuve a mi llegada a Cangas del Narcea, donde la primera noche en la que estuve allí ya me invitaron a cenar en una casa, algo que se agradece mucho –explica–. Por experiencias de otros compañeros que se han ido ordenando en años anteriores, también sé que sus ordenaciones son una fiesta para esas parroquias por las que han pasado, que se alegran de que siga habiendo seminaristas y gente que entrega su vida a la Iglesia, y por ello se vuelcan en la celebración”.

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