Los orígenes de la Semana Santa de Avilés se remontan al siglo XVI, aunque fue en el XVII cuando comenzó su esplendor. Es una de las pocas localidades asturianas cuya Semana Santa ha salido a las calles ininterrumpidamente a lo largo de su historia y cuenta con ocho cofradías, de las cuales todas tienen su sede canónica en San Nicolás de Bari, menos la de Nuestra Señora de la Soledad y de la Santa Vera Cruz, que la tiene en la parroquia de Santo Tomás. Hablamos con el párroco de San Nicolás, el sacerdote Alfonso López, sobre esta Semana Santa, próxima a declararse de Interés Turístico Nacional.
¿Cómo están viviendo este final de Cuaresma, ya a las puertas de la Semana Santa?
Pues con nervios, los nervios que van aflorando, de ilusión por los nuevos, emoción por la gente que ya lleva muchos años trabajando en ello, que ven la recompensa del trabajo bien hecho, pero a la vez también con la responsabilidad de tener una parte importante de la vivencia de la Semana Santa para mucha gente. Y no solo por la parte religiosa, también hay un elemento cultural y turístico que pesa que se quiera o no, ahí está y mueve mucha gente, muchas preguntas, muchas inquietudes y muchas ganas de salir de ver las procesiones.
Alfonso López, párroco de San Nicolás, en Avilés
Se calcula que en Avilés hay más de 2.000 cofrades. Verles procesionar por el casco histórico tiene que ser muy emocionante.
Son procesiones antiguas, la Semana Santa de Avilés es ya en la configuración actual del siglo XVII, La época de Cofradías es la época más pequeña. Las Cofradías tienen las más antiguas 75 años. Quiere decir que la mayor parte de la Semana Santa de Avilés en su historia ha sido sin Cofradías. Las Cofradías han nacido para ayudar a darle más esplendor, para ayudar a la organización. Ese sentido lo asumen las propias Cofradías. Y es verdad que el recorrido es el de siempre, no ha variado. Entonces son las antiguas calles principales de Avilés que hoy están reducidas al casco histórico, Avilés ha crecido mucho, es ver pasar esas mismas procesiones por los mismos sitios en los que la gente que es mayor ha visto esas mismas procesiones de niño y es lo mismo que está sucediendo con otras generaciones. Entonces, es parte de una historia que se repite, que siempre es nueva, pero que siempre transmite un mensaje.
¿Cómo es el día a día de las cofradías allí? Porque la Semana Santa es el momento cumbre para todas, pero el resto del año siguen activas.
Sí, tiene sus más y sus menos. La inmensa mayoría, vamos a decirlo así, trabajan bien. Nosotros pedimos, por ejemplo, que en las juntas directivas todos los miembros estén confirmados, es un mínimo, claro, porque tienen que ser católicos y tienen que ser católicos involucrados, porque si no, se quedan en organización de desfiles.
Las procesiones son un día al año, pero el resto del año hay que vivir la fe. Muchos cofrades son catequistas, muchos están también involucrados en Cáritas, desarrollan labores humanitarias, tienen diferentes facetas pero sobre todo, un compromiso eclesial claro, en los Consejos Pastorales de cada parroquia, tanto en la de Santo Tomás como en la de San Nicolás. Después un compromiso claro en Manos Unidas, en Cáriats, en organización de eventos para conseguir fondos y en el día a día de la parroquia en diversas tareas. Por tanto hay mucha gente cofrade muy involucrada en la parroquia, porque muchos pertenecen a las cofradías.
Procesión de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Santa Vera Cruz, junto a la parroquia de Santo Tomás
La verdad que este punto, el de la gente joven, es una gran suerte, no todas las cofradías pueden decir lo mismo.
Sí, en realidad esto sucede porque las procesiones se han mantenido a lo largo del tiempo, nunca han cesado. Y es una tradición que se ha mantenido de padres a hijos. Entonces es una tradición heredada, lo cual tiene sus peligros, pero es verdad que hay muchísima gente joven, es algo que llama la atención, por ejemplo por no singularizar, pero la cofradía de San Juan son niños de 5 a jóvenes de 33 años. Tienen que ser jóvenes, no hay otro remedio, no hay otro camino para ser Sanjuanín, pero independientemente de eso, las demás también tienen bastante gente joven y es verdad que tienen ese compromiso serio con la parroquia. El peligro es quedarse en los eternos iniciados, porque las cofradías sí que es verdad que acercan a la gente a la Iglesia pero no podemos quedarnos eternamente con los que están a la puerta, la cofradía tiene que moverse, no tiene que esperar que la parroquia se lo dé todo hecho, tiene que desarrollar iniciativas para formar, e involucrar involucrar a esas personas porque si no, se quedarían a la mitad de su cometido.
La vivencia de la Semana Santa en cada pueblo y ciudad tiene sus particularidades propias, su sello personal. ¿Cómo describiría el sello personal de la Semana Santa de Avilés?
Bueno el mío sería que me encantan todas las procesiones y todas las cofradías, tanto de San Nicolás como de Sabugo. ¿Cuál es el momento principal de la Semana Santa de Avilés? Todos, porque es que cada procesión tiene su singularidad, tiene sus características, cada cofradía tiene un sello también que la caracteriza. Cada momento encierra un significado muy profundo, y además en Avilés está todo muy medido en las procesiones: son tradiciones heredadas de siglos de los franciscanos que lo tenían todo muy bien pensado y es muy catequético. Por tanto, mi vivencia personal es que me encantan todas las procesiones, que estoy muy contento con todas las cofradías y creo que es muy positivo que que haya una Junta de Cofradías que nos sirve para vivir ese camino de unidad quitando individualismos, quitando el que sea «mi» cofradía, «mi» procesión, sino que es «nuestra» Semana Santa. Yo creo que ese es el camino. Todo el que quiera venir a conocer la Semana Santa de Avilés tiene las puertas abiertas, además, todo indica que va a ser declarada de interés turístico nacional.
