«Se debe inculcar el valor de la persona»

Publicado el 10/10/2019
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«Se debe inculcar el valor de la persona»

Entrevista a Mónica Campos Alonso, Docente de programa “Aprendamos a amar” del Instituto Desarrollo y Persona

Participará, el próximo martes a las 19 h en una mesa redonda en el Colegio Santa María del Naranco

Mónica Campos es Directora del Centro de Escucha San Camilo de Valladolid y Monitora de Educación Afectiva y Sexual del Proyecto “Aprendamos a Amar”. No es la primera vez que está en Asturias: hace dos años impartió el curso “Relación de ayuda” en la Semana Diocesana de Formación, con gran éxito, y vuelve el próximo martes para participar en la Mesa Redonda “La educación afectiva y sexual desde la infancia”,  a las 19 h en el Colegio Santa María del Naranco de Oviedo.

¿Por qué es importante incidir en una educación afectivo sexual?

Estamos en un momento en que es una prioridad todo lo que se refiere a entender qué es la persona, la familia, qué valor tiene el cuerpo. Por ello tener una palabra que poner delante de nuestros alumnos e hijos, una antropología adecuada, es una exigencia que como padres y educadores tenemos. Debemos ser conscientes de la importancia de un proyecto educativo que entronque una mirada sobre el valor del cuerpo que coincide con el valor, irrepetible, que tiene la persona.

¿Con qué carencias se encuentran?

Hay una conciencia por parte de los chicos que a veces piensan que las cosas no tienen consecuencias y que puede ser un poco difusa sobre lo que es el valor de su propia vida o de los gestos. Con el proyecto “Aprendamos a amar”, a través de las actividades y los talleres que desarrollamos, perciben que se les está poniendo delante preguntas y la posibilidad de comenzar a responderse a sí mismos qué sentido tienen las cosas. En el diálogo con los jóvenes nos damos cuenta de que necesitan no solo que se les explique qué es la relación sexual sino por ejemplo cuál es la bondad, el gesto que está detrás de esa intimidad, qué sentido tiene, qué tiene que ver con mi vida, como puede ser vivida de una manera o de otra. Hablo de una relación sexual, pero comenzamos por un beso. Una de las preguntas más importantes que les hacemos es: “¿Qué valor tienen tus besos?”. Y esa es una pregunta muy provocativa para ellos porque viene de la mano de entender qué valor tienes tú.

¿Cuál es el papel de los padres? ¿Tienen cierto pudor a hablar a sus hijos de algunos temas?

El pudor propio que tiene que ver con lo afectivo y con lo sexual a veces está latente en las relaciones entre padres e hijos y es natural. Otra cosa es que siendo natural los padres puedan ver que hay un bien en vencer este pudor previo para que en casa haya un clima de diálogo donde los hijos perciban que se puede hablar de todo. Además no solamente lo sexual, esto viene de la mano de lo afectivo. Muchas veces cuando tengo conversaciones con los chicos me comentan que sus padres nunca les han hablado sobre estos temas. En estos casos aun sin comentar nada ya han hecho una educación afectivo sexual porque sus hijos han percibido que de esto no se habla, y eso también es un mensaje. Los niños y los jóvenes necesitan intuir que en casa se puede hablar, hacer preguntas y que cuando sale el tema en casa hay espacio para el diálogo. No se trata de darle más importancia ni menos que a otros aspectos de la educación.

Vemos en muchas ocasiones relaciones no demasiado sanas desde edades muy tempranas, ¿una mejor educación podría ayudar?

Si se realiza una educación afectivo sexual de forma integral yo entiendo que sí, teniendo claro que los primeros pasos comienzan en casa a través de los padres y que en ella deben implicarse todos los pilares que forman parte de la educación de los hijos: profesores, catequistas… Si solo se limitaba a una actividad puntual sería pobre, lo que tiene fuerza es que todos vayamos a una. Somos conscientes de que hay cosas que los chavales necesitan escuchar y sus educadores deben ser explícitos en darles herramientas para que puedan expresar lo que sienten y opinan de una forma afectiva, tienen que educarse este tipo de habilidades. Deben inculcar en los chavales una clara conciencia del valor de su persona que no está ni en su físico ni en lo que visten ni en lo que hacen o no dejan de hacer en cuanto a conductas sexuales, o de ocio o de riesgo, alcohol, drogas, etc. Una educación integral si está acompañada es la mejor prevención, pero insisto en que debe ser integral. Además la educación afectivo sexual es un proceso, no es algo que se reciba solo en la infancia o en la adolescencia y ya está todo cerrado y conseguido.

¿En qué sentido?

Hay cosas que uno no entendía con 14 años y de repente con 19 o con 25 empieza a intuir que hay una verdad en aquello que le estaban contando, que las experiencias que uno vive en la adolescencia o en la primera edad adulta a nivel afectivo sexual nos puede marcar, pero también es importante recordar que aunque haya cosas que incluso nos hayan hecho daño no nos determinan. Somos más grandes que aquella experiencia de sufrimiento y acompañado todo puede ser sanado. Nuestros jóvenes necesitan escuchar que esto es así y que se puede volver a comenzar. No es verdad que lo que hayas pasado no tiene importancia, pero todo orientado y bien acompañado puede ser una oportunidad. Uno no puede dar lo que no tiene y necesitamos querermos a nosotros mismos y valorarnos y eso incluye disculparnos y aceptarnos con nuestra historia. Solamente cuando uno es capaz de abrazar su propia vida entera puede abrazar la vida de los demás. Amar no es solo un sentimiento, comienza así, pero fundamentalmente es una decisión; la posibilidad de donarte al otro, de sacrificarte por él. Es una vocación de amor, no solo de pareja, sino en todos sus estados.

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