Se celebran los mil años de presencia cristiana en Cornellana

Publicado el 07/06/2024
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Se celebran los mil años de presencia cristiana en Cornellana

«La Iglesia a rebosar, una celebración muy solemne y muy entrañable», así describía Arturo García, el párroco de San Juan Bautista (Cornellana) la celebración eucarística, el pasado viernes, 31 de mayo, con motivo del milenario del Monasterio de San Salvador de Cornellana. Presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz y con el acompañamiento musical del coro parroquial, la comunidad de feligreses de la zona se dio cita en una celebración muy emotiva que rindió homenaje a los mil años de presencia cristiana en la zona.

Unos días que se están viviendo con gran emoción en Cornellana, en un clima de «absoluta festividad», como señala el párroco, «gracias a los numerosísimos actos, charlas conferencias, conciertos e inauguraciones varias. La gente está entusiasmada con tanta actividad y cada vez que tiene lugar un evento, se llena el salón de actos o el lugar donde se desarrolle. Es algo que habitualmente no tienen ocasión de disfrutar y desde luego lo están aprovechando».

Mons. Jesús Sanz y Arturo García, con el coro parroquial de San Juan Bautista

En cuanto al desarrollo y el futuro del Monasterio, Arturo García hace una distinción, porque «todos son feligreses desde luego, pero los hay que lo son en un sentido estricto, es decir, la comunidad cristiana de Cornellana, y después están los vecinos que viven en Cornellana pero no son muy de Iglesia». En este sentido, considera que «los feligreses lo que quieren para el monasterio es el sostenimiento y mantenimiento de la Iglesia, que es donde nosotros celebramos la fe y tenemos nuestros actos parroquiales y demás. A los vecinos la Iglesia no les importa tanto, aunque también, pero piensan más en el conjunto del Monasterio en cuanto a otro tipo de usos que pueda tener, como exposiciones, actos culturales, biblioteca, un centro de documentación del Camino de Santiago y, lo que más suena, que es lo vinculado a la hostelería, como un Parador o similar. Ese es el futuro que vemos en el pueblo, diferenciando quién habla, sean los vecinos o sean los feligreses de la parroquia».

El párroco de Cornellana manifiesta su agradecimiento, tanto el propio como de la Iglesia en general, a la «Administración», por todas las «inversiones que están haciendo en este monumento, cuya propiedad es de la Iglesia, si bien se ha cedido el uso del claustro y otras zonas para poder mantener el monasterio». Pero también recuerda la aportación de la Iglesia en estos 1mil años de historia, porque «si celebramos un milenario es precisamente gracias a la presencia de la Iglesia», sostiene. «Si no hubiera sido por la Iglesia, por la presencia de la comunidad cristiana, por la perseverancia en la fe de los feligreses a lo largo de todo este tiempo, desde luego hoy no estaríamos celebrando mil años de la fundación del cenobio. Sin todo eso, hoy no habría nada».

Y es que, tal y como manifiesta el párroco, «incluso antes de estos 1.000 años ya había presencia cristiana en la zona, aunque ahora lo que se conmemora es la inauguración del cenobio, que por cierto se clausuró en el año XIX, no ha estado activo todo este tiempo, por eso, en definitiva, lo que se celebra son los 1.000 años de presencia de una comunidad cristiana en Cornellana. Ciertamente, estamos hablando de un monasterio que llama la atención, con un claustro muy bonito y en general, son edificios monumentales con un entorno espectacular. Todo eso tiene gran valor, pero no se trata solo de conmemorar un conjunto de piedras, sino de recordar que lo fundamental es la presencia de la Iglesia durante todo este tiempo». Y ese es, precisamente, el reto para el futuro, asegurar el sostenimiento y mantenimiento de lo que la comunidad cristiana hoy necesita: la Iglesia y los salones parroquiales. «Lo demás, evidentemente tiene que tener un uso –señala Arturo García–. Y eso pasa por las numerosas alternativas que se están barajando, tanto a nivel cultural como a nivel de hostelería». Sin embargo, destaca, «hay que diferenciar bien entre el futuro desde el punto de vista pastoral y después el monumento, que nosotros no necesitamos para nada, y desde luego hay que darle un uso digno. Eso es más ajeno a nosotros, y será lo que decidan».