Este próximo domingo, 13 de mayo, fiesta de Nuestra Señora de Fátima, la parroquia gijonesa que lleva por nombre esta misma advocación de la Virgen, situada en el barrio de La Calzada, celebrará el 25 aniversario de la construcción de su actual templo. La parroquia quiere festejar estas bodas de plata de una manera especial, y, entre otras actividades, se celebrará una eucaristía el mismo domingo, a la una de la tarde, que estará presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz. Al finalizar, grupos folclóricos y una comida compartida pondrán el broche a esta jornada festiva. Además, un día antes, el sábado, tendrá lugar un acto especial con la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, que consistirá en el rezo del Rosario por los cristianos perseguidos, a las siete de la tarde, presidido por el párroco, Eduardo Zulaiba.
La parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en La Calzada, comenzó a funcionar como tal en los años 60 del pasado siglo, primero en unos locales provisionales, y pronto se trasladó al solar que hoy ocupa, levantándose una iglesia que fue derribada, treinta años más tarde, para construirse la actual. De aquello se cumplen ahora 25 años, un momento ideal para “tomar conciencia de un montón de cosas”, reconoce el párroco. “Como comunidad –afirma– queremos recordar que hemos vivido una historia que ha tenido cosas buenas, cosas malas y otras regulares. De lo malo tendremos que aprender, y de lo bueno conservarlo y tratar de potenciarlo. Invitamos a nuestro Arzobispo porque queremos hacer una celebración muy solemne donde participen los miembros de la comunidad, y todas las personas que quieren a la parroquia, porque son muchos los que ayudaron a que este templo pudiera estar en pie”.
Y es que durante todos estos años, la parroquia ha ido haciéndose un importante hueco en la vida cotidiana del barrio. A las celebraciones religiosas, que son las que fundamentalmente ocupan la actividad del templo, se une el trasiego de la catequesis de niños y de postcomunión, de Cáritas, del Punto de Apoyo, del grupo de Liturgia, los Scouts, del Consejo Económico o el Consejo Pastoral. A ello se le añaden otras actividades vinculadas al movimientocultural del barrio, como el certamen de masas corales en mayo, en el que todos los días dos coros diferentes ofrecen un concierto, un total de 64 agrupaciones en un solo mes, algo “no muy habitual”, señala Zulaiba, y que “si bien nos obliga a estrecharnos un poco para que quepamos todos, y adaptarnos para que la parroquia pueda continuar con su curso normal en medio de tanto movimiento, estamos encantados de poder acoger esta actividad, que además es un servicio para el barrio y supone una bendición para todos”.
Una de las actividades que en estos últimos meses ha dado un giro desde la base, es Cáritas parroquial. “Hasta ahora estábamos trabajando con el Banco de Alimentos, pero hemos estado haciendo una reflexión, y hemos visto que probablemente, para las personas que venían a pedir ayuda aquí, marchar con una bolsa de alimentos era significarse, y dejar ver a todo el mundo que venían a Cáritas a buscar comida”, afirma el párroco. “Entre otras cosas, el sistema que nos pide Cáritas no es ese. Así que decidimos renunciar al Banco de Alimentos y entrar en otra dinámica que supone coordinarnos con el arciprestazgo y la diócesis, con el objetivo de darles a las personas un servicio más adecuado y más digno”, explica. “Hemos pasado a ofrecer vales de alimentos, para que ellos adquieran la comida que necesitan, y llevamos a cabo una labor de acompañamiento en el que cada cierto tiempo revisamos con ellos su caso, vemos si están pudiendo salir adelante, si se forman, buscan empleo, y vamos evaluando para ver si se sigue necesitando la ayuda. Pensamos que esta es una manera de funcionar más de Cáritas y desde luego, mucho más eclesial, porque no somos sólo nosotros los que ayudamos, sino que lo hacemos junto con los hermanos de otras parroquias de Gijón, gracias al fondo común que tenemos en el arciprestazgo. A este fondo todos aportamos la mitad de lo que recaudamos, y cada parroquia recibe después lo que necesita. Nosotros probablemente recibamos más de lo que aportamos, porque necesitamos más que otras parroquias, y eso es la comunión de bienes y eso es lo que hacen los cristianos, vivir compartiendo lo que se tiene”.
El domingo la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Fátima, en La Calzada, Gijón, celebrará una fecha muy especial, y será “un pretexto”, tal y como ha señalado Eduardo Zulaiba, “para recoger toda la ilusión que generó la creación del nuevo edificio, y que tiene sentido vivida desde la fe. Por aquí han pasado muchísimas personas durante todos estos años, tenemos el deber de recordar especialmente a José Antonio Bardales, ya fallecido, y otros muchos”.
“Esta ha sido una parroquia –destaca su párroco– que ha seguido siempre una línea, un modo de vivir la fe, abierta al mundo, con un carácter social muy marcado pero siempre desde Jesucristo y desde la Iglesia. Será una buena oportunidad para confirmarnos en todo ello, y empezar una nueva etapa con la misma ilusión: los tiempos han cambiado, debemos aportar nuevas soluciones sin olvidar nuestras raíces, dando gracias a Dios por todo lo que tenemos y sabiendo que podemos humanizar la sociedad, pues la fe y la vida son indisociables”.