Preparar y celebrar la Navidad en el Monasterio

Publicado el 22/12/2017
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page
Preparar y celebrar la Navidad en el Monasterio

Escribe Madre Rosario del Camino, Abadesa del Monasterio de San Pelayo (Oviedo)

En el Monasterio nos preparamos para la Navidad saboreando el Misterio del Adviento. Nos dejamos guiar y acompañar por la Palabra de Dios y la Liturgia; escuchamos lo que Dios dice, compartimos y vibramos con lo que la Iglesia celebra en las parroquias, en toda la diócesis.
Todo cambia en Adviento. Los textos, los colores, las luces, la bendición y acción de gracias de la mesa… Todo nos dice que el Señor Jesús está de regreso, ¡que viene! y estamos atentas para tener la inmensa alegría de recibirle apenas llegue y llame (Lc 12). La historia, que comenzó en la Creación, camina hacia un Encuentro.

Releemos las intensas y vitales, historias de los profetas que hicieron y hacen llegar a todos las promesas de Dios.
A partir del día 17 de diciembre, al atardecer, las antífonas de la O! anuncian que al llegar la plenitud de los tiempos (Gal 4,4) las promesas se cumplieron en el Nacimiento de Cristo. Cada día la entona una monja distinta. A partir de este día acompañamos a María que también espera con inefable amor de Madre. Mientras, preparamos un Belén para la Iglesia y para la sala de Comunidad, escribimos felicitaciones para nuestras familias y tantas personas a las que queremos, con quienes deseamos estar cerca en estos días santos, es una forma de estar unos con otros, es un modo de encuentro y de oración que pasa de unas manos a otras manos a través de una tarjeta.
Nochebuena comienza pronto, a las 19:00 h con el anuncio solemne del Nacimiento de Cristo, la cena es sobria seguida de un silencio prolongado que se rompe en la iglesia con los cantos de la Vigilia desde las 23:00 h; mientras, van llegando todos lo que acuden a la Misa de Gallo de medianoche, que termina con la veneración de la imagen del Niño Jesús.
El día de Navidad es un día comunitario, estamos juntas casi en todo momento, o en la iglesia o en la sala de Comunidad, donde bendecimos el Nacimiento y cantamos villancicos, o en el comedor con la comida de fiesta. Es una forma de compartir la alegría y experimentar que el Niño que nace está presente en cada una de nosotras, y nos encontramos con Él cada vez que nos acercamos a nuestros hermanos y hermanas.
Los días siguientes tienen todos su carácter propio. La Iglesia celebra a San Esteban, el primer mártir de la Iglesia, después san Juan evangelista, luego los Santos Inocentes… El Niño viene rodeado de la vida real, donde es necesario hacer opciones, donde se nos invita a prestar atención, a profundizar en todo lo que ocurre, a darnos cuenta de lo que pasa…; el 1 de enero oramos especialmente por la paz, recibimos la bendición de la Eucaristía y también Urbi et Orbi del Papa desde Roma, como un signo de comunión con la Iglesia universal.
El silencio del Adviento se llena en Navidad de cantos, de fraternidad, de fiestas y gestos tradicionales que llegan a plenitud en la Epifanía: este Niño es de todos los pueblos.

Para mejorar el servicio, utilizamos cookies propias y de terceros. Si sigues navegando, entendemos que aceptas su uso según nuestra política de cookies.

Más información sobre cookies