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Esta pieza tiene gran interés por su origen y las circunstancias de su donación a la parroquia praviana.
La copa es grande y abierta, con una sotocopa octogonal sobresaliente de gran volumen. En todo el cuerpo se desarrolla una rica decoración combinando piedras preciosas de rubí, esmeralda y diamante, en hileras horizontales rodeadas de esmaltes blanco y marrón en forma de pequeñas hojas.
Apoya sobre un pie amplio de planta octogonal, con seis escalones y el borde lobulado. El astil se inicia con un pequeño nudo bulboso y presenta un perfil quebrado con tres discos salientes y un nudo acompañado con moldura discoidal, marcando todo el astil un eje octogonal.
El cáliz está datado a principios del siglo XVIII y carece de marcas, pero se conoce que procede de Perú y que fue donado por Fernando Ignacio Arango y Queipo, nacido en la villa de Pravia en 1673, y fundador de la colegiata de Santa María la Mayor, bajo la advocación del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora del Valle.
El donante fue sobrino de Juan Queipo de Llano, obispo de La Paz y de Charcas, Virreinato de Perú, donde residió entre 1694-1708 asistiendo a su tío. Al regresar a España, gozando del favor de Felipe V, fue nombrado abad de San Isidoro de León, consejero de Indias y, finalmente, ocupará la sede episcopal de Tuy hasta su muerte en 1745.
Esta pieza es una obra realizada en la región peruana de Charcas, entonces una riquísima región conocida por las famosas minas de plata y oro de Potosí y constituye una valiosa muestra de la orfebrería peruana de la época.
El cáliz es propiedad de la parroquia de Santa María la Real de Pravia y desde 1998 se custodia y expone en el Museo de la Iglesia de donde sale ocasionalmente para la celebración de las festividades anuales.
