El Papa aprueba el martirio y la beatificación de las tres enfermeras mártires de Somiedo

Publicado el 13/06/2019
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El Papa aprueba el martirio y la beatificación de las tres enfermeras mártires de Somiedo

En la mañana del martes, 11 de junio, el Papa recibió, en audiencia, al Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y le autorizó promulgar los Decretos de Martirio para la beatificación de María Pilar Gullón, Octavia Iglesias y Olga Pérez, enfermeras católicas laicas de la Cruz Roja, asesinadas por odio a la fe el 27 de octubre de 1936 en Pola de Somiedo (Asturias).

María Pilar Gullón Iturriaga, de 25 años, nacida en Madrid, era la mayor de cuatro hermanos. Miembro de las Hijas de María, de las Conferencias de San Vicente de Paúl y de la Acción Católica.

Octavia Iglesias Blanco, de 41 años, nació en Astorga y era hija única. Había vivido siempre con sus padres y además era primera de Pilar y como ella, pertenecía  alas Hijas de María, a las Conferencias de San Vicente de Paúl y la Acción Católica. Además, era catequista.

Olga Pérez-Monteserín Núñez tenía 23 años y había nacido en París, de manera accidental ya que su nacimiento tuvo lugar en uno de los viajes profesionales de su padre, pintor natural de Villafranca del Bierzo, pero asentado en la capital maragata.

A principios de octubre de 1936 Pilar, Octavia y Olga fueron enviadas a un puesto sanitario ubicado en Somiedo, en la zona de montaña limítrofe entre León y Asturias, muy cerca del frente. El 27 de octubre, milicias locales realizaron un ataque en el que fueron asesinados los oficiales al mando, el médico y el capellán, así como los 14 heridos que recibían allí atención sanitaria. Las enfermeras fueron apresadas y pasaron la noche en cautiverio en Pola de Somiedo, en las barracas donde se alojaban los milicianos, quienes abusaron reiteradamente de ellas.

En la mañana del 28 de octubre de 1936 varias milicianas se ofrecieron voluntarias para fusilar a las prisioneras quienes, tras negarse a renegar de la fe, fueron despojadas de sus ropas y llevadas arrastradas a un prado donde las ataron y fusilaron.

En el año 2006 descendientes de Pilar Gullón, en nombre de la fundación Enfermeras Mártires de Somiedo, pidieron a las autoridades eclesiásticas iniciar el proceso de beatificación.

Fuente: Diócesis de Astorga

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