Un nuevo edificio para responder a las necesidades de los menores acogidos en el Hogar San José

Publicado el 15/12/2023
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Un nuevo edificio para responder a las necesidades de los menores acogidos en el Hogar San José

Esta tarde, a partir de las seis y media, el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, presidirá la eucaristía en la Fundación Hogar San José, de Gijón, y a continuación bendecirá las nuevas instalaciones que se han edificado para responder mejor a las necesidades de los menores allí acogidos. La Fundación Hogar San José, situada en el barrio del Natahoyo de Gijón, fue creada en el año 1942 por el padre Máximo González SJ, para dar respuesta a la situación de pobreza y abandono que sufrían muchos niños de la zona en los primeros años de la posguerra. En estos más de 80 años de historia, el Hogar ha recibido bajo su amparo a más de 8.000 menores en situación de exclusión social, y actualmente continúa su labor, adaptándose a las circunstancias cambiantes de la sociedad, pero siempre fiel a su espíritu original.

Estas nuevas circunstancias, que generan diversas problemáticas y nuevos enfoques a la hora de responder a los retos que se proponen, hicieron que, desde hace al menos diez años, los responsables del Hogar San José iniciaran un proceso de reflexión sobre cuál sería el modelo de intervención que se debía de llevar a cabo con los niños, cuáles eran sus nuevas necesidades y si el trabajo que hasta el momento se estaba haciendo, respondía a las mismas. «El resultado fue darnos cuenta de que lo que estábamos haciendo en ese momento, ya no ayudaba de la misma manera que antes a los niños que acompañábamos», explica su actual Director, Rafael Piñera: «Después de un tiempo de discernimiento, en el que colaboraron muchas personas, llegamos a la constatación de que los niños y niñas a los que acogemos viven una situación de trauma, y en ocasiones de trauma muy severo. Por tanto, el acompañamiento y la intervención que hacíamos hasta el momento no era suficiente. Para nosotros no es tan importante la conducta de los menores, como llegar a saber qué es lo que ocasiona esa conducta. Y entendemos que, para compensar ese trauma y ese sufrimiento, necesitamos un equipo profesional, especializado, no solo con una titulación académica, sino con una especialización en traumaterapia infantil». En este sentido, además de la especialización del personal fueron conscientes de que el edificio en el que, hasta el momento, tenía lugar el acogimiento residencial, con más de 40 años de historia, había respondido bien «a un contexto y unas necesidades concretas, de hecho había llegado a acoger a 200 menores, pero se quedaba en una institución fría, grande, poco familiar». Por este motivo decidieron dar el paso de levantar un nuevo edificio, cuyos espacios resulten «muy familiares». «En este nuevo edificio –destaca el Director de la Fundación Hogar San José–, los pisos donde viven los niños son completamente normalizados, como los que tenemos cualquier ciudadano, con habitaciones individuales, un baño por cada dos residentes, espacios comunes muy abiertos pero que pueden cerrarse y hacerse más íntimos, si así lo requieren las necesidades emocionales de los menores».

El acogimiento residencial es la labor nuclear de la Fundación Hogar San José. En la actualidad, son 32 menores los que viven permanentemente en el Hogar, tutelados por el Principado. «Son niños que han vivido diferentes situaciones: desde maltrato, abuso, abandono y otros hechos traumáticos. En los tiempos del Padre Máximo –señala el Director– las necesidades quizás eran otras. Eran niños huérfanos, o que provenían de familias con escasos recursos, por lo que el hogar era más una especie de internado que apoyaba a las familias. Hoy nuestros centros de acogimiento residencial son centros de protección especializados, donde contamos con educadores sociales, integradores sociales y psicólogos». El acogimiento fue también el primer programa que se creó, pero a partir de ahí, fueron naciendo otros nuevos. «Al igual que el padre Máximo vio una necesidad que no le dejó indiferente y actuó, a partir de ahí el Hogar ha seguido haciendo lo mismo y se adapta a las necesidades emergentes», afirma su Director. «Por eso, fuimos viendo otras urgencias, como cuando los jóvenes son expulsados de los Institutos por cuestiones de comportamiento. Ahí creamos el programa «Mañanas educativas», para que esos menores privados del derecho de asistir a clase pudieran encontrarse en un entorno educativo. Era algo temporal, acogíamos unos 120 menores al año y en los dieciocho años que duró este programa, atendimos a más de 2.000 jóvenes. Se tuvo que cerrar el año pasado por falta de financiación». Mejor suerte han corrido otros programas como el de «Juventud», para acompañar a jóvenes que ya han cumplido los 18 años, centrado en el «campo emocional, la búsqueda de formación, vivienda, trabajo y demás», explica Rafael Piñera, un programa en el que acompañan a unos 75 jóvenes, y la iniciativa IMENA SL, una «empresa de inserción, en la que tenemos dos líneas: una, la rehabilitación de vivienda, y otra, el reparto de paquetería en zona centro de Gijón».

 

 

 

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