Misa Crismal: «Pidamos la gracia de ser fieles ante quien, siendo siempre Fiel, nos vuelve a estrenar su llamada»

Publicado el 26/03/2024
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Misa Crismal: «Pidamos la gracia de ser fieles ante quien, siendo siempre Fiel, nos vuelve a estrenar su llamada»

Esta mañana ha tenido lugar, en la Catedral, la celebración de la Misa Crismal, en la cual los sacerdotes renuevan sus promesas sacerdotales, se bendicen los santos óleos y se consagra el santo crisma. Más de un centenar de sacerdotes diocesanos y religiosos acudieron a la celebración, presidida por el @Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz. En su homilía, Mons. Sanz se dirigió a los sacerdotes agradeciendo su presencia y su servicio, «todo un abanico de nombres, edades y circunstancias en los que esta comunidad humana y eclesial que formamos los sacerdotes junto al obispo, se hace en esta mañana un motivo de agradecimiento y de plegaria. Gratitud por tantas cosas hermosas que como instrumentos del Señor han hecho nuestras manos, nuestro corazón y nuestra entrega generosa. Oración por sabernos siempre en el quicio de la desproporción entre la inmensa llamada recibida y nuestra humilde y pobre vivencia». Y recordó especialmente a tantos sacerdotes que han ido falleciendo, los más mayores y los más jóvenes, «los 198 que he debido enterrar en Asturias, como los 40 que he podido ordenar para nuestro presbiterio –de los cuales dos están fallecidos y uno secularizado–, además de los 13 diáconos permanentes que sirven en nuestra diócesis. No son nombres anónimos de unas cifras sin rostro, sino los hermanos que se nos regalaron como don de Dios y que tanto bien recabaron para nuestra comunidad diocesana. Hoy encomendaremos a los 9 hermanos sacerdotes que han fallecido desde la última Misa Crismal».

Durante su homilía, Mons. Sanz habló sobre la renovación de las promesas sacerdotales y lo que implica: «No se trata de un viaje en el túnel del tiempo para recuperar el sí de aquel instante, sino de una renovación que vuelve a estrenar nuestra fidelidad confiada en este momento de nuestra vida. No somos rehenes del pasado ni ensoñadores de quimeras, sino discípulos que se fían de quien nos ha llamado, acogiendo la gracia necesaria para vivir renovadamente la llamada recibida. En la renovación de nuestras promesas sacerdotales, y es importante que, en estos días, especialmente el Jueves Santo, repasemos aquellos compromisos que pronunciaron nuestros labios y que no siempre acertamos a contar con la vida. Pidamos la gracia de ser fieles ante quien, siendo siempre Fiel, nos vuelve a estrenar su llamada». Y, recordando las palabras del Papa Francisco en el último Ángelus, mencionó «la tragedia del atentado terrorista de Moscú, y la guerra de la martirizada Ucrania, sin olvidar la de la Franja de Gaza y tantas otras que siembran la desesperación y la muerte en nuestro universo mundo. Heridas también por el deterioro constatable en una sociedad que sigue adelante su discurso prescindiendo de Dios, y por lo tanto haciéndolo desde la extorsión y la mentira, la corrupción política impune con las leyes amañadas en un trucado estado de derecho fallido. Tantas violencias de toda ralea. Tanta belleza manchada y tanta bondad envilecida, que hace las cuentas con lo que el gran teólogo Henri de Lubac escribió siendo citado luego por el papa San Pablo VI: no es verdad que el hombre no pueda hacer un mundo sin Dios, ya lo tiene. Pero cuando se construye un mundo sin Dios, se hace siempre contra el hombre».

Homilía completa

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