María del Carmen Morales Valverde es religiosa de La Asunción, y actualmente vive en la comunidad del colegio de Gijón. Como ella misma dice, durante 33 años, “los años de mayor fuerza y plenitud” de su vida, los pasó en África, desarrollando en diferentes misiones su labor. “Empecé en Costa de Marfil. Más tarde, me destinaron a Burkina Faso, y luego al Togo. Después de un tiempo, me destinaron a Camerún, donde viví durante 20 años más”. Todo ello, siempre en las misiones de la congregación, que centra su carisma principalmente en la educación, y educación femenina, algo que “es muy importante en África”, donde la mujer juega un papel esencial, pero “siempre en silencio”. “En todos los países en los que estuve, recibí ayuda de Manos Unidas”, reconoce María del Carmen Morales. “Ellas te ayudan puntualmente a realizar cosas que, como no tengas una ayuda exterior, son imposibles”, afirma, señalando que “son muy exigentes”, pues “hay que presentar un proyecto muy bien hecho, donde quede explicado a quién va a favorecer, y tener una contrapartida local, es decir, que contribuyan a algo, aunque sea mínimo”. “Yo he hecho proyectos de todo tipo –afirma–; construcción de escuelas y de internados; me dieron un coche porque en Camerún necesitábamos desplazarnos para ver a las niñas en sus casas; también una biblioteca, y hasta un proyecto para mejorar la alimentación en una escuela, con huerto y gallinero”.
