Hacía tiempo que los niños mostraban interés en Gijón por participar, de manera más activa, en las celebraciones de la Semana Santa. El párroco y los colaboradores de la parroquia de San Pedro –sede de las tres cofradías existentes en la ciudad– eran conscientes de ello y comenzaron a idear qué podían hacer para involucrarles tal y como demandaban, aunque no se trataba de una tarea fácil, ya que no existen imágenes en el templo que estén adaptadas para que puedan ser transportadas por niños, como por ejemplo sucede en la cofradía del Nazareno de Villaviciosa. “¿Por qué van a poder salir en otros lugares, y en Gijón no?” se preguntaba Javier Gómez Cuesta. “Entonces me di cuenta de que en la capilla de los Remedios, en Cimadevilla, hay una imagen del Niño Jesús, que lo llaman el Niño del Remedio, una imagen que, como yo digo, pertenece al Gijón secreto, pues no es muy conocida, aunque sí que va gente a rezar allí. Y además la figura del Niño lleva un báculo con una cruz, signo de la vida de ese niño que empieza a crecer. Así que me pareció que podía ser la imagen idónea para ser llevada por los niños en procesión”, describe el párroco de San Pedro de Gijón.
Estas reflexiones tuvieron lugar el curso pasado, y fueron el germen de la Cofradía del Niño del Remedio, pensada para niños “desde que se bautizan, hasta como mucho los catorce o quince años”, pues ha de tener un carácter infantil. “El año pasado hicimos una prueba, busqué unas túnicas para ellos, y el resultado fue una maravilla –comenta el párroco de San Pedro–. Al ver que todos querían participar, pensé que lo mejor era hacer una cofradía”.
El año pasado, los primeros niños de la cofradía salieron el Domingo de Ramos en procesión portando la imagen del Niño del Remedio, casi a modo de prueba. Sirvió para darse cuenta de los buenos resultados que tenía la iniciativa, y también para encargar a talleres de Arte Granda una nueva talla –una réplica–, mucho más ligera, con unas andas también más adaptadas para niños, pues la original, de madera maciza, era demasiado pesada. Dicha talla acaba de llegar a la parroquia esta misma semana.
Ya con la nueva imagen, los niños saldrán este año de nuevo en Domingo de Ramos con sus túnicas rojas –el color propio de este día, y también el color de Gijón, tal y como señala Javier Gómez Cuesta–. “Saldrán el Domingo de Ramos porque me he dado cuenta de que ese día es el día de los niños en la Semana Santa. La bendición de los ramos, si hay muchos niños, es una maravilla y aquí podemos decir que tenemos muchos”, afirma. “Empezamos a tener una tradición especial el Domingo de Ramos hace muchos años, cuando pusimos la imagen de la borriquilla en una plataforma amplia, no para que llevara flores –explica Gómez Cuesta– sino para que llevara niños. Hay una antífona de ese día que dice los niños hebreos salieron a aclamar al Señor con ramos y palmas. De esta manera los niños participaban ya de una manera especial en ese día”. Además,el resto de cofradías de Gijón ha planteado al párroco la posibilidad de que los niños vuelvan a salir también el Domingo de Pascua, una posibilidad que se está barajando, aunque por el momento se prefiere comenzar con las actividades de la cofradía, que está en plena formación, con prudencia.
La asociación, que por el momento cuenta con algo más de sesenta miembros, estará abierta a todos los niños que deseen formar parte de ella, no necesariamente pertenecientes a la parroquia. “El único requisito que vamos a plantear es que participen de las prácticas religiosas, que no serán muchas, pero sí que deben cumplirlas, pues no se trata de que sean cofrades ocasionales, de ponerse la túnica sólo en Semana Santa, sino que sea realmente algo que tenga consistencia”, destaca el párroco. Aún así, señala que serán compromisos muy puntuales, “quizá de un sábado al mes, no mucho más porque sabemos que los niños están atiborrados de actividades, y luego, eso sí, alguna fiesta, es decir, hacer una pastoral apropiada para niños de esta época”.
Se trata de una iniciativa pensada para “vincular a los niños con la parroquia”, tal y como reconoce el párroco, pues al finalizar la Primera Comunión, es frecuente que la gran mayoría no vuelva a aparecer por la iglesia. “Un pequeño grupo sigue, quizá el 20%, pero el resto no, y pensé que una cofradía podría animarles a continuar, un lugar donde poder encontrarse, celebrar diferentes fiestas y que puedan sentir la parroquia como una segunda casa”.
Y es que la unión a la parroquia es precisamente una de las características que más tiene que cuidar una cofradía, tal y como afirma el párroco de San Pedro: “pienso que las cofradías tendrían que tener, primero, una mayor vinculación con la iglesia; además, una vida espiritual bien mantenida y en tercer lugar, una obra social concreta”, señala. Estas tres características procuran cuidarse hoy en las hermandades de Semana Santa, destaca el párroco de San Pedro, “aunque a mí me gustaría que tuvieran una vida espiritual más intensa, porque de alguna manera si nosotros sintonizamos con el Señor, logramos transmitir su vida. Las imágenes nos sirven para revivir la Pasión, pero lo realmente fundamental es la expresión de fe. De la misma manera me gustaría que tuvieran un compromiso social patente, lo que viene predicando el Papa, que el amor tiene que traducirse en obras”.