«Con los datos de la ciencia, podemos afirmar que el Santo Sudario envolvió la cabeza de un hombre que sufrió la misma tortura que Jesús»

Publicado el 17/11/2023
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«Con los datos de la ciencia, podemos afirmar que el Santo Sudario envolvió la cabeza de un hombre que sufrió la misma tortura que Jesús»

«Estudio Antropológico y Forense del Sudario de Oviedo», era el título de la charla que impartió este pasado jueves, en la sede del Colegio Oficial de Médicos de Oviedo, el Médico Forense y Director del Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología (EDICES), Alfonso Sánchez Hermosilla. En él hizo un resumen por la trayectoria de los trabajos y las conclusiones obtenidas hasta el momento sobre la reliquia que se custodia en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. El doctor Sánchez Hermosilla respondió así a las preguntas para El Espejo de Cope Asturias y Esta Hora.

¿Qué tipo de información puede extraer un científico a partir de un lienzo de tantos siglos de antiguedad? 
Debo aclarar para el imaginario popular que los forenses, sobre todo en España, no sólo nos dedicamos a hacer autopsias de cadáveres, sino que hacemos muchísimas más cosas: colaboramos activamente con Policía y Guardia civil en la investigación de determinados actos delictivos, de crímenes. Y a fecha de hoy, la verdad es que es muy raro un delito de cierta entidad, un homicidio, una agresión sexual, en la que no haya un material textil contaminado con material biológico. Así que los forenses estamos muy acostumbrados a trabajar con «telas», dicho en lenguaje coloquial, que tienen sangre, líquidos corporales y fluidos biológicos, humanos y no humanos. Así que, algo como el Sudario de Oviedo, no está totalmente alejado ni es ajeno a nuestro ámbito de trabajo.
Y ¿qué se puede saber acerca del mismo? Pues sorprendentemente muchísimo, y más con los medios de que disponemos ahora mismo. No sólo podemos saber el tipo de sangre que tenía esta persona. Podemos hacer estudios genéticos, aunque estamos limitados, porque es un ADN muy antiguo que se ha degradado. Pero que sea limitado no quiere decir que no podamos hacer nada, ni muchísimo menos, puesto que hemos conseguido información interesante. De hecho, hemos sido capaces en nuestro equipo de aislar el ADN mitocondrial, que es más sencillo que se conserve por sus cualidades que el ADN nuclear. Tiene menos información, pero también es relevante, y se puede hacer una trazabilidad y además nos orienta a un origen. El tipo de ADN mitocondrial que hemos encontrado es muy frecuente en Oriente Medio. Eso un dato, con la importancia que tenga, que habrá que ponerlo en contexto con todo lo demás.
Pero además, a partir de la reconstrucción dinámica de todas y cada una de las manchas, podemos reconstruir en el tiempo qué es lo que pasó y qué tipo de fluidos corporales se produjeron. Hemos identificado sangre, por supuesto, sangre que se vertió cuando la persona estaba viva; sangre cadáverica; líquido de edema pulmonar, que es lo que se produce cuando una persona muere por asfixia y lo que le ocurre un crucificado, casualmente. Hemos encontrado también líquido pleural y líquido pericárdico, que son los líquidos que se verterían al exterior en el caso de que una persona, que ha muerto por asfixia, le atravesaran el costado con una lanza. Además tenemos una trazabilidad en el tiempo: podemos saber qué es lo que ocurrió, cuánto tiempo pasó entre una mancha y otra, en qué posición estaba el cuerpo: posición vertical, horizontal o inclinado hacia adelante; si fue movilizado este cuerpo, toda esa información a partir de un solo lienzo 85 x 55 y lo que queda, porque aún no hemos terminado, la investigación continúa.

¿Quiénes componen el Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología (CES)?
Un equipo de científicos que llevamos, a fecha de hoy, 34 años interrumpidos trabajando. Ha habido relevo generacional, evidentemente, yo no tengo edad para formar parte de los primeros de los que iniciaron este proyecto en el año 89. Y bueno, pues todos son científicos de primer orden y prácticamente de todas las ramas del saber: por supuesto historiadores, arqueólogos, pero también médicos forenses, como en mi caso, químicos, biólogos, matemáticos… Prácticamente de todo.

El Santo Sudario, expuesto ante el Altar Mayor de la Catedral de Oviedo para su veneración

¿Y cómo llegó hasta el CES? ¿Cómo fueron esos inicios donde se le plantea la posibilidad de estudiar a fondo el lienzo del Santo Sudario?
Pues un cúmulo de circunstancias inesperadas y desde luego no buscadas, por lo menos en mi caso. A mí siempre me ha interesado la Síndone de Turín. Llevo investigando desde que era un adolescente, de manera muy simple al principio, lógicamente primero porque mi capacidad de comprensión era limitada, evidentemente. Pero después, cuando empecé a estudiar Medicina, mi interés siguió, continué investigando y leyendo todo lo que se publicaba. Cuando se crea el equipo de investigación del CES –el EDICES, que actualmente presido–, en el año 89, yo me enteré muy pronto de su creación. Seguía sus investigaciones desde un «nivel usuario» podríamos decir, pero en un momento dado se jubiló el Catedrático de Medicina Legal y Forense, el profesor Delfín Villalaín, y buscaban un relevo generacional, y bueno, a mí me conocían y pensaron que podía ser una opción. Yo acepté encantado, no porque pensara que me lo merecía, y de hecho les dije «acepto hasta que encontréis a otro más capaz». Y así empecé. Por lo visto no han encontrado a nadie más capaz de momento, o por lo menos con ganas de hacerlo. Hace unos años el antiguo director de EDICES, Don Guillermo Heras, pues también decidió, no retirarse, pero sí pasar a segundo plano. Y todo el equipo estuvo de acuerdo en que yo podía continuar la labor de Don Guillermo Heras, como así ha sido. En resumen, un cúmulo de circunstancias curiosísimas, rocambolescas incluso, que son las que me han traído donde estoy.

¿Y en qué han consistido sus investigaciones hasta ahora?
Al principio, simplemente continuar la línea de investigación que el profesor Villalaín comenzó en su momento. Él ha realizado un brillantísimo estudio dinámico de las manchas, de los procesos de formación, por lo menos de las más importantes, las más grandes y las más llamativas. No le dio tiempo a terminarlas todas, y sinceramente, y me da pena reconocerlo, probablemente a mí tampoco me va a dar tiempo a terminarlas porque hay muchísimas. Y además cada vez es más complejo porque no sólo hay que analizar cada una de ellas por separado, sino qué información de conjunto nos dan. Y eso es una pelota que va creciendo, cada vez más grande, más difícil de comprender y es el motivo por el que vamos un poquito más lentos.
Al principio continuamos, como decía, con su línea de investigación y luego vamos poniendo en marcha algunas otras porque, afortunadamente, la tecnología avanza muy rápido y pone a nuestra disposición unos métodos que eran impensables hace unos pocos años y podemos ver cosas que hace 10, 15, o 20 años ni nos pasaban por la cabeza.

Son casi 100 años de investigaciones científicas sobre el Santo Sudario, teniendo en cuenta que las primeras comenzaron en los años 50 del pasado siglo. ¿Cómo es posible que haya tanta información en ese lienzo?
Bueno, al principio parecía que no había tanta. Lógicamente en los años 50-60, los medios eran los que eran, estaban muy limitados en comparación con lo que hoy tenemos entre manos. De hecho, el profesor Villalaín, muy optimista, pensaba que la segunda generación, es decir, un servidor y el resto de científicos que estamos trabajando en este momento, íbamos a terminar la investigación que él empezó. Yo ya veía que aquello iba para largo. Por ejemplo, en estos momentos estamos investigando, –es una de las líneas que yo llevo–, con una pequeña muestra que además ni siquiera es una muestra recortada del tejido, sino que es aplicar, por decirlo de forma coloquial, un «adhesivo especial» para retirar material del Sudario y poder investigar con él. Bueno, pues yo llevo cinco años investigando con esa pequeña muestra, que es un poco más pequeña que el botón de una camisa, ¡cinco años llevo!, con un maravilloso microscopio electrónico de alta tecnología que pone a nuestra disposición de forma absolutamente altruista la universidad  UCAM de Murcia, repito llevo cinco años y solo he sido capaz de ver la información que tiene un 20 ó 22% de la superficie de esa pequeña muestra. Y he dicho «ver» y «describir por escrito», no «identificar» todo lo que es, y no «elaborar» esos datos crudos. Es decir, que tal vez me muera sin poder llegar a investigarlo todo, porque bueno, tengo 61 años, mis capacidades lógicamente van mermando y no sé lo que va a pasar, pero aunque yo siga activo a los 80, es posible que no me dé tiempo a terminar solo eso y llevamos más líneas, no solamente esa.

Habla de innovaciones y desarrollos científicos que abran las puertas a nuevas investigaciones. ¿Hay alguna novedad que pueda afectar al Santo Sudario?
Bueno, como dice la Zarzuela, «hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad», y eso es aplicable en el ámbito de la genética, por ejemplo, lo que era dogma de fe hace dos años, hoy se considera una aberración. Cuando yo empecé a investigar con el tema de la genética, y sobre todo la genética forense, hace 20 años se hablaba de «ADN basura». A mí me chocaba, sin ser un experto, que no lo era en aquel momento, me chocaba que más del 90% del ADN de cualquier ser vivo fuese «ADN basura», es decir, que no sirviera para nada. Y vamos a ver, en la naturaleza no se desperdicia nada, absolutamente nada. Y de hecho, hoy en día se considera una aberración simplemente pensar en ese concepto de «ADN basura». Bueno, pues es un ejemplo.
Y esto sucede especialmente en genética. Vuelvo al microscopio que estamos utilizando: hemos encontrado en la muestra con la que estamos trabajando, contaminantes a nivel atómico. No hablamos de moléculas, estamos hablando de que si hay un solo átomo en un campo, lo detectamos. Y no estamos hablando de átomos de carbono, de átomos de oxígeno, de átomos de hierro, no. Por ejemplo, una cosa que nos sorprendió fue encontrar «talio». Al principio nos chocó, pero bueno, retrotrayéndome un poquito en mi formación como toxicólogo y como médico forense, encontrar talio no sería tal sorpresa, porque a mitad del siglo XX se utilizaba como raticida, así que no es nada sorprendente que en algún momento en la Catedral de Oviedo se utilizara talio como raticida y bueno, pues hemos sido capaces de detectarlo. Hasta esos niveles estamos llegando.

¿Qué conclusiones, para cerrar ya la entrevista, se han ido sacando en todos estos años de investigación? ¿Qué es aquello que se puede afirmar, según la ciencia, que se encuentra recogido en el Santo Sudario de Oviedo?
Si analizamos solamente la información que procede del Sudario de Oviedo, estábamos en condiciones de afirmar, con los datos de la ciencia, que ese lienzo envolvió la cabeza, el rostro, el cuello y la parte superior del tórax de un varón, de un ser humano de mediana edad, con pelo, barba y bigote y que sufrió exactamente la misma tortura que cuentan los Evangelios a propósito de Jesús de Nazaret.
Hay heridas puntiformes compatibles con una corona de espinas. Hay líquido de edema pulmonar y sangre, que es lo que yo, como forense, esperaría encontrar en una persona que ha muerto crucificada, y además murió en posición vertical, con toda certeza, por los regueros de sangre y por la forma en la que se distribuyen estas manchas.
Además, en el año 2017, encontramos en el Sudario de Oviedo una mancha compatible con ser el orificio de salida de la lanzada. Juan en su Evangelio nos dice, en un momento dado, que uno de los soldados ahí presentes le traspasó el costado y traspasar, pues, no tiene muchos sinónimos. Es lo que es. Bueno, pues esa mancha en concreto tiene sangre cadáverica, cosa perfectamente esperable, tiene líquido de edema pulmonar y tiene un cerco a su alrededor ocasionado por líquido pleural y líquido pericárdico. Esos líquidos no salen del tórax si no hay una herida que los ocasione. Y esa mancha está localizada en la zona derecha superior de la espalda, compatible perfectamente con un orificio de salida, pero es que además tiene su cotejo en la Síndone de Turín, que esa es la segunda parte. Esos fueron los comienzos, todo lo que podíamos decir sobre el Sudario de Oviedo.
Luego hemos cotejado toda esa información con la síndrome de Turín y en estos momentos podemos decir, sin temor a equivocarnos que, desde el punto de vista antropológico, médicoforense y criminalístico, ambos lienzos contuvieron el cadáver de la misma persona y desde hace dos semanas que se comunicó en un congreso en Abarán, una población de Murcia, esa información se ha contrastado con expertos del ámbito de las Matemáticas y de la Estadística, es decir, antes lo podíamos afirmar desde el punto de vista de la Medicina, de la Antropología y de la Criminalística, y ahora lo podemos afirmar también desde las Matemáticas y desde la Estadística.

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