Las cofradías asturianas se han reunido para su convivencia anual que este año celebraba su decimonovena edición en la que participaron más de cien cofrades y veinte cofradías de toda la diócesis y que en esta ocasión les ha llevado a Cangas del Narcea. «La idea de estos encuentros es ir conociendo las diferentes realidades de la diócesis y también animando a cofradías que están empezando», explica Luis Manuel Alonso, Delegado Episcopal de Piedad Popular, «estas convivencias empezaron por las ciudades más grandes: Oviedo, Gijón y Avilés, pero ya hemos recorrido otros lugares como Villaviciosa, Grado, Salinas… y ahora Cangas del Narcea».
Una localidad que vivía ese día un momento muy importante ya que la cofradía del Santo Cristo de la Salud que habían puesto en marcha en la parroquia quedaba instituida oficialmente y para ello se les hizo entrega del decreto del Arzobispo de Oviedo fechado el 9 de noviembre de este año. En el encuentro, los cofrades tuvieron así la oportunidad de mostrar a todos los participantes las particularidades y tradiciones de su Semana Santa para posteriormente escuchar la charla de Juan Luis García, capellán castrense del Regimiento Príncipe del acuartelamiento de Cabo Noval, y finalizar con la celebración de la misa en la Basílica de Santa María Magdalena.
Las cofradías asturianas no han dejado de crecer en los últimos años siendo uno de las realidades eclesiales con más participación, «hubo unos años de hierro allá por los setenta, aunque sí que existieron cofradías como pueden ser en Avilés o en Villaviciosa que mantuvieron viva la antorcha y ahora mismo ha prendido en muchos sitios con fuerza y está creciendo», explica el delegado episcopal; haciendo que en muchos lugares esa implicación creciente de los feligreses en las procesiones o cultos que tradicionalmente habían celebrado provoque que se animen a constituirse como cofradía. No en vano son movimientos que se engloban dentro de la piedad popular que desde siempre ha abarcado muy distintas maneras de expresar la fe, siendo demostraciones genuinas de devoción, «la piedad popular abarca muchísimo dentro de la vida de fe del pueblo santo de Dios, que la vive con humildad y tranquilidad.
Una de las más visibles son las cofradía que reúnen a un gran número de personas en torno a una imagen de un santo, de nuestro Señor o de la santísima virgen que trabajan por extender esta devoción». Devoción que en la diócesis siempre se ha vivido con fuerza en las parroquias con numerosas celebraciones alrededor de una imagen especialmente querida o una advocación de la virgen, «son el alma de los pueblos y cualquier parroquia por pequeña que sea siempre tiene su fiesta, de la procesión en torno a ellas nacieron primeramente las mayordomías, que eran más sencillas, y de ahí las cofradías que siempre fueron, para definirlas con una palabra que ahora se usa muchos, transversales porque, no de ahora sino a lo largo de la historia, entramos todos desde los recién bautizados hasta las personas que están en la ancianidad».
Un compromiso que puede iniciarse y crecer en las cofradías, pero que siempre debe tener un propósito clave para cualquier cofrade «debe sentirse Iglesia y juntarse con otros hermanos para vivir la fe, en nuestro caso en torno a una imagen, a una devoción o a un misterio de Pasión del Señor que son las más visibles, e intentar transmitirla a todo aquel que contempla», resalta Luis Manuel Alonso. En su caso, desde el pasado mes de julio su labor se ha ampliado al ser nombrado Delegado episcopal de Piedad Popular, una encomienda que acogió «primero con sorpresa y lo afronto con mucha alegría e ilusión porque creo que es un movimiento que la Iglesia debe potenciar y que aquellos que somos cofrades debemos sentirnos muy vinculados a la Iglesia es momento de unirnos y transmitir esa alegría y esa fe a todos los que nos rodean».
