«Lo más importante de la JEMJ es la Eucaristía y María»

Publicado el 05/07/2024
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«Lo más importante de la JEMJ es la Eucaristía y María»

Casi en la víspera del comienzo de la Jornada Eucarística Mariana Juvenil (JEMJ) en el Santuario de Covadonga, se dieron a conocer los nombramientos diocesanos realizados por nuestro Arzobispo, Mons. Jesús Sanz, que serán efectivos a partir del próximo mes de agosto. Entre ellos, el del nuevo Vicario General de la diócesis, cargo que recayó en el actual Abad de Covadonga, Adolfo Mariño. Hablamos con él en el día en el que empieza la JEMJ en el Santuario.

¿Cómo van los preparativos?
Están muy avanzados. Empezaron a prepararlo todo ya la semana pasada, vinieron las religiosas y también los religiosos del Hogar de la Madre, que es la institución que  coordina todo esto. Ya han venido bastantes voluntarios, están las carpas ya montadas, la cuestión de la intendencia más o menos está ya también perfilada, es decir, que está está prácticamente todo a punto. Hay que decir que detrás ha estado un equipo muy bueno de religiosas y de laicos, que es de admirar. Hemos tenido numerosas reuniones con todos ellos, y también con el ayuntamiento de Cangas de Onís, con su alcalde, con la Guardia Civil, con la Policía Municipal, con Protección Civil, con todos, que se han puesto a nuestra disposición, nos han facilitado lugares reservados para aparcar coches, y estamos muy agradecidos en general tanto al Ayuntamiento con su Alcalde a la cabeza, a los concejales, y a toda la gente que está en primera línea porque nos han favorecido siempre y no han puesto inconvenientes, al contrario.

Una JEMJ era hasta ahora una actividad desconocida; nunca antes había tenido lugar en España y es una suerte que eligieran Covadonga como su primer destino. ¿Cómo recibieron la noticia?
Siendo sinceros, al principio lo recibí, no solo yo, sino también los demás canónigos del Santuario, con algo de temor. Porque claro, nos dicen de primera mano que van a venir 2.000 jóvenes aquí y nosotros pensamos: «Dios mío, ¿dónde se meten aquí 2.000 jóvenes? ¿Cómo lo vamos a poder hacer?» Pero bueno, con el tiempo, fuimos caminando con este equipo que lo ha organizando todo y ya vino mucha paz a nuestros corazones, porque veíamos que no era una cosa cualquiera ni se hacía de cualquier manera, sino que era gente que estaba acostumbrada a estos eventos religiosos, y eso nos dio mucha paz y mucha tranquilidad.

Hablamos, claro, de los religiosos Siervos del Hogar de la Madre, que, en concreto, ellas tienen una comunidad en la parroquia de San Nicolás, de Avilés, llegaron no hace mucho tiempo, y con los religiosos, también y muy especialmente la asociación de laicos En Marcha. Ellos son los que han organizado este encuentro tan interesante que va a ser muy intenso, con actividades como la exposición de los milagros eucarísticos de Carlo Acutis, los talleres de todo tipo, para profundizar en diferentes aspectos de la fe. Va a ser un encuentro muy especial. ¿Qué destacaría de todo ello?
Para mí lo más especial de estos días es el propio objetivo que tienen estas jornadas: la Eucaristía y María. Porque así comienzan las jornadas, son jornadas eucarísticas marianas de la juventud. Y eso es lo más especial. Lo demás es muy importante, pero lo más importante es el Señor. En torno a Él se reúnen dos mil jóvenes, van a poder descubrirle y conocerle mejor, porque Jesús es la mejor oferta que el mundo puede tener en este momento para los jóvenes y para los no tan jóvenes. Y por supuesto María, que siempre digo que ha sido la «primera Custodia y el primer Sagrario de la Iglesia», porque llevaba en su vientre a Jesús, y con Él fue procesionando a ver a su prima Isabel. Para mí eso es lo más importante, y en torno a ello, pues todas las actividades que hay. Pero Jesús es nuestro pulmón, nuestra vida, Él es el Señor, es como un GPS que nos va indicando el camino por donde hemos de seguir y junto a Él, María su Madre.

Este verano será un verano lleno de peregrinos y visitantes, como siempre, pero va a ser el último para usted en el Santuario porque acaba de ser nombrado Vicario General de la diócesis, aunque tomará posesión del cargo más adelante, en septiembre. ¿Cómo se encuentra, tras el nombramiento?
Pues me encuentro como un niño cuando va al colegio por primera vez. Por supuesto yo me he puesto disponible; el Arzobispo me lo pidió, yo lo medité, lo reflexioné, hice oración y mucha demás, y al final dije que sí a este encargo que me hace. Ya llevo muchos años de sacerdote, nada menos que 45, y he tenido muchos nombramientos a través de mi vida sacerdotal. Y siempre, al principio, lógicamente voy con un poco de miedo, por si seré capaz de responder a todo lo que la Iglesia me está pidiendo en ese momento. Pero bueno, yo me he lanzado y así estoy. También lo vivo con ilusión, porque ayudar en el gobierno de la diócesis a este Arzobispo nuestro es un lujo también, porque él ayuda. No pone palos en las ruedas, al contrario, sino nos pone muletas para caminar. Y a mí eso me ayuda mucho. También tenemos un grupo de Vicarios, un Consejo Episcopal muy bueno que en todo momento está disponible y vivimos muy fraternalmente todos los acontecimientos de la Iglesia diocesana. Estas dos cosas me ayudan mucho. Y después, por mi manera de ser, yo siempre he entendido que los nombramientos, como este de Vicario General, no son nombramientos para mandar, para gobernar, para estar por encima de los demás. Todo lo contrario: son para servir. Servir al clero diocesano, servir a los laicos de nuestra diócesis y por supuesto también servir a la vida consagrada. Y desde ahí entiendo este nombramiento, que no es un puesto de honor, sino que es para gastarte y desgastarte por los demás. Como he hecho siempre, en cualquier nombramiento que he tenido, desde el primero que fue muy lejos de aquí, en la profunda Asturias en el límite con Galicia, hasta ahora. Ese es mi lema: servir. Y después, por supuesto, contar con la gracia de Dios, que, como le decía a San Pablo, «mi Gracia te basta». Así me pongo en sus manos y adelante.