«Las familias católicas no deben retrasar el bautismo de sus hijos»

Publicado el 31/01/2020
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«Las familias católicas no deben retrasar el bautismo de sus hijos»

Entrevista a Mons. José Rico Pavés, Obispo auxiliar de Getafe,  acudió al Seminario Metropolitano, el pasado martes, 28 de enero, con motivo de la celebración de Santo Tomás de Aquino

“El catecumenado de adultos, modelo de toda forma de catequesis” era el título de la charla que impartió en el Seminario. Resulta una afirmación sorprendente.

El título es un poco provocativo pero en realidad no es mío, sino que es una afirmación tomada de la segunda edición del Directorio General para la Catequesis. Este directorio se publica en el año 1997, después de la edición típica del catecismo de la Iglesia católica. En él se contienen las directrices para la catequesis en la Iglesia católica en cualquier parte del mundo y se afirma que el catecumenado bautismal de adultos es el “modelo de toda forma de catequesis”. Y yo sostengo que es un poco provocativo porque supone un cambio de mentalidad, que se empezó a proponer en el Concilio Vaticano II.

¿Cuál fue el desencadenante de esta propuesta? 

Respondía inicialmente a una petición de misioneros que se encontraban en lugares donde por primera vez se anuncia el Evangelio. En aquel momento se vio como un bien el que la incorporación a la vida de la Iglesia, los sacramentos, se hiciera de manera paulatina, según el modelo de la antigüedad cristiana. El trabajo que se realizó duenta y después del Concilio, respondiendo a esta petición, llevó a la elaboración del que a mí me parece, junto con el Misal Romano, el libro litúrgico más importante en el momento presente: el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos. Porque ahí se nos ofrece la pedagogía de la Iglesia para que, uno que no es cristiano, pueda llegar a serlo. Y esa pedagogía se inspira en el modo en que la Iglesia primitiva recibía y  acompañaba a aquellos que habían obtenido la conversión mediante un encuentro con Jesucristo.

Muchas veces los padres deciden no bautizar a sus hijos y que sean ellos los que, de adultos, tomen la decisión si así lo quieren. Esto provoca un aumento de personas que desean formar parte de la Iglesia de mayores.

Ahora vivimos un enfriamiento de la fe e, incluso padres que se dicen católicos, caen en esta inercia de dejar que los hijos cuando sean mayores, decidan.

Pienso, y esta es la enseñanza de la Iglesia, que si una familia es católica, si de verdad en el centro de la misma se encuentra Jesucristo, no se debe retrasar el bautismo. La Iglesia dice una expresión ya antigua, “debe administrarlo cuanto antes”, porque es un bien para los pequeños que sean ya templos de la Trinidad y que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo les ayude a crecer, no solo espiritualmente sino en el desarrollo normal de la condición humana.

A veces son incluso los niños los que, sin llegar a adultos, solicitan el bautismo

Hoy en día nos encontramos con un fenómeno muy extendido y es que niños, que no fueron bautizados al nacer, más adelante quizá influenciados por compañeros, solicitan ellos mismos el bautismo. Y descubrimos cómo son los niños los que devuelven, en muchos casos, a los padres a la Iglesia. Hace poco vivimos el domingo de la Infancia Misionera para recordarnos dos verdades fundamentales: que los niños son protagonistas también en la tarea evangelizadora de la Iglesia y que verdadero evangelizador es el que se hace como niño, pues sin la inocencia de quien comunica una verdad siempre sin estrenar, es imposible contagiar a otros la alegría de creer.

Cuando un niño en edad escolar pide comenzar catequesis para en su día recibir el bautismo, se trata de introducirle en un itinerario que coincide con el de los adultos en su estructura fundamental.

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