La parroquia y el “arte de la cercanía”

Publicado el 23/10/2020
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La parroquia y el “arte de la cercanía”

Este lunes, 19 de octubre, tuvo lugar, en el Aula Magna del Seminario Metropolitano, la primera sesión de este curso de la Formación Permanente del Clero. El invitado en esta ocasión fue el sacerdote Jesús Higueras, párroco de Santa María de Caná (Pozuelo de Alarcón – Madrid), quien analizó, en dos sesiones a lo largo de la mañana, el documento “La conversión pastoral de la comunidad parroquial”.

La asistencia estuvo marcada por el límite de aforo permitido en la sala, por lo que la sesión se grabó en vídeo y se colgó en el canal de YouTube de la diócesis.

Para Jesús Higueras, la instrucción presentada este verano, sobre la cual trató la formación representa “al Papa Francisco en estado puro”, y destacó una expresión que se recoge en el texto, que para él tiene un significado especial: “el arte de la cercanía”, afirmando que las parroquias, “que son la proximidad de la Iglesia en un territorio, en una situación cultural y sociológica concreta”, tienen que “avanzar y salir fuera”, y no “permanecer en unas estructuras que tal vez ya no evangelizan”. Y es que el párroco madrileño reconoce que a veces parece que “viviéramos en una Iglesia de mantenimiento, atrincherados y desconcertados, ante una sociedad que cada vez es más agresiva con el hecho religioso, específicamente el cristiano y católico”. En este sentido, opina que “hay ideologías a las cuales les molesta que haya personas que tengan una dimensión trascendente del ser humano”. Por eso, señalaba, “me parece que vivimos una batalla por la antropología, por la definición del hombre, y el Papa nos dice que hay que salir y evangelizar”. “Olvidémonos –animó– de fórmulas que, en su momento, tuvieron un gran sentido, y desde esas fórmulas hagamos una invitación para que nuestra fe sea una fe que anuncie y que ayude a los demás a encontrarse con Cristo”.

Para este sacerdote, la traducción de esas nuevas fórmulas en el día a día procede de una “doble fuente”: desde los pastores, “que tenemos que tener gran apertura y discernimiento de los signos de los tiempos”, y “saber cuáles son las claves en las que se mueven las personas hoy”, y desde ahí “llevarles y mostrarles a Cristo”.

Pero también el Pueblo de Dios tiene una responsabilidad, “ellos también tienen sus iniciativas que proponer”, y es que a la gente “hay que preguntarle ¿qué esperas de tu parroquia? ¿y de tus pastores?”, porque, “a veces quieren unas catequesis más actualizadas, una formación que dé respuesta a sus problemas del día a día”, y de esta manera, saber cuáles son los problemas de la humanidad, y “en qué punto nos podemos encontrar para que, desde ahí, nos podamos encontrar a Jesucristo”.

En este sentido, en la segunda parte de la conferencia, el párroco de Santa María de Caná describió varios de los grupos que acuden a la parroquia para vivir su fe, a partir de necesidades, problemáticas o afinidades que tienen en común, como las “Madres de Caná”, un grupo de madres que han perdido a sus hijos y se reúnen periódicamente para compartir experiencias y explicar cómo la fe les ha ayudado a salir adelante. Otro ejemplo sería la “Comunidad del Cenáculo”, que agrupa a personas que tienen en común problemas de adicciones de todo tipo (ludopatía, drogas, pornografía, etc.), y todos ellos conviven con otras iniciativas más habituales de las parroquias como la Hermandad del Rocío, la Renovación Carismática, los Retiros de Emaús, voluntariado, además de las catequesis de niños, jóvenes y adultos, entre otros.

Jesús Higueras recalcó las palabras del Papa Francisco cuando afirma que “salgamos al encuentro de una cultura que tiene una serie de elementos en común”, porque “a todo el mundo le gustaría tener la certeza de que Dios existe, que es bueno y nos quiere. Eso es algo imborrable en el ser humano”, y podemos encontrarnos en temas como “la dignidad de las personas, que hoy está muy presente y la prueba son tantas ONG que luchan por ello, pero también está la igualdad entre todos los hombres, el respeto a las diferencias, el deseo de paz, el tema de la acogida como deseo de solidaridad, o la creación como un don que la humanidad debe cuidar”.

Esta búsqueda del espacio común es necesaria, porque “mirar al pasado es tener mentalidad de anciano, donde se renuncia a la juventud de corazón. Necesitamos buscar una opción misionera desde lo poco que somos, porque –afirma– hemos pasado de un cristianismo muy sociológico, donde hace unos años todo el mundo se casaba por la Iglesia, todo el mundo hacía la Primera Comunión, y se ha dado la vuelta a la situación”. Por ello, en el documento se propone “salir al encuentro de una cultura que evoluciona. Una cultura es la que tiene la gente en la mente y en el corazón, en sus pensamientos, en sus deseos”.

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