La Custodia que tuvo la Catedral de Oviedo entre los siglos XVII y XVIII

Publicado el 31/05/2024
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La Custodia que tuvo la Catedral de Oviedo entre los siglos XVII y XVIII

La Catedral de Oviedo estrena este domingo, solemnidad del Corpus, en la procesión con el Santísimo, una nueva Custodia de asiento, es decir, aquella que sustenta el ostensorio con la Sagrada Forma, cuyo diseño es una reproducción «hipotética» de una Custodia que tuvo la Catedral entre los siglos XVII y XVIII.

«La historia se inicia en el año 1615». Así comienza su relato la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo Yayoi Kawamura. Su descubrimiento fue plasmado en la tesis doctoral que llevó a cabo entre los años 1985-1990, donde tuvo la oportunidad de investigar a fondo documentos conservados tanto en el Archivo Capitular de la Catedral como en el Archivo Histórico de Oviedo. En el primero, actas capitulares, en el segundo, documentos notariales. Entre unos y otros pudo comprobar cómo en el año 1615 hubo «un gran inversión y gran entusiasmo, por parte de la catedral y del Obispo, Francisco de la Cueva, de crear y tener una nueva custodia procesional o custodia de asiento», explica la profesora, al igual que las que ya entonces poseían grandes Catedrales como la de Toledo, la de Sevilla o la de Valladolid. Entre los 1.000 ducados que aportó el Obispo entonces, y los 1.000 que aportó el Cabildo catedralicio, se encargó al maestro platero Juan Nápoles Mudarra, de Valladolid, la nueva pieza, puesto que Valladolid era entonces centro artístico de referencia para estos trabajos. El nombre del artista aparecía concretamente en el acta capitular del día 5 de junio de 1616. En ella estaba escrito: «Se presentó Juan Nápoles Mudarra, maestro que hizo la custodia». «De esta manera llegamos a saber el nombre del platero», explica Kawamura.

Poco tiempo pudo disfrutar la Catedral de aquella custodia de asiento, puesto que en 1805, durante la Guerra de la Independencia, fue requisada por el Gobierno para convertirla en moneda. «El Estado estaba muy necesitado de dinero y estaba requisando objetos de plata de distintas catedrales o iglesias. A base de muchas insistencias por parte del Estado, el cabido de la Catedral de Oviedo tuvo que entregar algo de plata y decidió entregar esta custodia que finalmente fue enviada a Cádiz para su fundición».

Sin embargo, gracias a las investigaciones y a las prolijas descripciones que se realizan en los inventarios custodiados en los archivos, se pudo averiguar que la Custodia creada en 1616 «tenía forma piramidal y tres cuerpos, es decir, tres superposiciones –describe la profesora de la Universidad de Oviedo–. Tenía además la imagen del Salvador románico de la Catedral en el cuerpo más alto y una campanita debajo». «Partiendo de la descripción que hacían estos inventarios del siglo XVIII, y además observando y estudiando otras obras de Juan de Nápoles Mudarra que aún se conservan, llegué a diseñar lo que hipotéticamente pudo ser aquella Custodia», explica la profesora.

La Custodia que se estrenará este sábado en la procesión del Corpus de la Catedral no está realizada en plata sobredorada, como la original, sino en madera de nogal. «Más económico, por supuesto –explica Kawamura–, pero también hay que resaltar que en aquellos años llegaba de América una cantidad masiva de plata, nada que ver con la actualidad. La Custodia actual está realizada en madera con algunas partes sobredoradas y creo que eso es muy correcto. Por un lado, porque es nogal de Asturias, una madera noble y encima de la tierra. Y también es importante no hacer un falso histórico, uno de los principios más importantes de la restauración, porque si la hacemos de plata sobredorada, como la custodia desaparecida, es como si la estuviéramos falseando. Dentro de varios siglos, quizá podría llegarse a confundir con la Custodia original, y no se trata de eso».

Queda en el aire la pregunta de por qué el Cabildo de aquel momento decidió ceder al Estado aquella Custodia y no otros bienes, ante la insistencia del Estado, y aunque nadie tiene la respuesta, Yayoi se se aventura a conjeturar que «quizá el Cabildo consideraba que su joya más importante, su tesoro verdaderamente único, se encontraba en la Cámara Santa. A lo mejor consideraron que aquella custodia del siglo XVII era algo secundario, mientras que otras Catedrales prefirieron mantenerlas».