Jornada Pro Orantibus: «Dios quiere que seamos felices, y su voluntad va en ese sentido»

Publicado el 24/05/2024
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Jornada Pro Orantibus: «Dios quiere que seamos felices, y su voluntad va en ese sentido»

Este domingo, 26 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, se celebra la Jornada Pro Orantibus, para orar por la vida y por las vocaciones contemplativas. Este año tiene como lema «Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: Hágase tu voluntad», una frase que, para la Madre Elsa Campa, Priora del Convento de Carmelitas Descalzas de Oviedo, nos anima a tener una cercanía con el Señor, y recordando las palabras de Santa Teresa, afirma que, en este Año de la Oración, «qué mejor que buscar ese trato de amistad con quien sabemos que nos ama». «Cuanta más relación personal en la oración haya con Él, más se encuentra su rostro en las personas con las que convives, en la naturaleza y en todas las cosas. Y también eso te facilita el que vayas cumpliendo la voluntad de Dios, como Él hizo cuando vino, cumpliendo la voluntad de su Padre». Todo esto se traduce, considera la Madre Elsa, «en estar en el lugar de cada uno, en el sitio en el que Dios nos ha puesto. Porque Dios no nos lleva a la infelicidad, sino que quiere que seamos felices, y su voluntad va en ese sentido. Lo que pasa –afirma– es que a veces la voluntad de Dios es difícil, la vida es complicada para todos, también lo fue para su propio Hijo. Pero cuanta más relación personal hay con Cristo, más fácil es aceptar la voluntad de Dios porque vemos que es  lo que nos lleva a lo mejor. Nosotras hemos venido al convento respondiendo a una llamada, al querer de Dios, y por eso estamos donde estamos. Pero para todos hay una llamada que Él nos hace».

Madre Elsa Campa, en su Convento de Carmelitas Descalzas, en Oviedo

La madre Elsa Campa es Consultora del Dicasterio para la Vida Consagrada en la Santa Sede, un cargo que desarrolla desde su Convento de Oviedo, desde el cual atiende las peticiones que le realizan desde esta institución. En su caso, los temas que trabaja tienen que ver con la vida contemplativa, que es la que ella conoce al formar parte de la misma. Suelen hacerle consultas de todo tipo y a veces también le piden visitar algún monasterio en el que haya dificultades y problemas. Una labor que le exige ir personalmente al lugar y ayudar a encontrar una solución, «siempre en comunión y en diálogo con el Dicasterio». «Es un servicio a la Iglesia», reconoce.

Mientras tanto, su vida transcurre según la regla de vida propia del convento, en el que actualmente se encuentran 16 religiosas. Comenzando siempre con la oración, a partir de las seis y media de la mañana, y finalizando con la oración también, antes de irse a dormir. Entre medias, eucaristía, estudio, lectura, trabajo –su conocida repostería– y el mantenimiento de una casa de dimensiones considerables. Siempre igual, salvo días de fiesta o domingos, donde la rutina se trastoca un poco, para santificar esas fiestas como mandan los cánones.

Antiguamente recibían más visitas. No es que ahora no las tengan, pero antes eran más frecuentes. Y la Madre Elsa reconoce que «No se quiere lo que no se conoce, y la nuestra ciertamente es una vida bastante desconocida». «Antes, por estas fechas, acudían grupos de colegios o de parroquias –explica–, pero eso hoy es cada día más escaso». En ese sentido, se anima a hacer un llamamiento a profesores o a catequistas, para que lo vuelvan a retomar. «Sé que para la gente joven quizá no sea lo más llamativo o lo que más les apetezca, pero nuestra experiencia es que, una vez que vienen y nos conocen, luego salen encantados porque para ellos es también como una pequeña aventura, venir a lo desconocido y comprobar que nosotras somos personas normales, que nos reímos, que bromeamos, que hablamos de todo tranquilamente y que estamos al día. Y todo eso les llama la atención».

«La falta de vocaciones es lo que hace que se vayan cerrando muchos monasterios, conventos, algo que sucede no solo en la vida contemplativa, sino también en la vida activa», explica la Priora de las Carmelitas Descalzas de Oviedo. «A veces hay chicas con inquietudes vocacionales que se acercan a raíz de alguna entrevista que nos hicieron en los medios de comunicación, por eso tenemos la experiencia de que estos medios también son válidos para darnos a conocer», reconoce.

No son muy frecuentes las apariciones de las religiosas contemplativas en los medios, y encima las últimas no han sido precisamente por motivos halagüeños. La comunidad de Carmelitas Descalzas de Oviedo está al tanto de las últimas noticias del convento de Clarisas de Belorado, y la Priora afirma que «sentimos profundamente un dolor grande por estas hermanas» y «oramos mucho para que el espíritu les dé luz, que ilumine su camino, que tomen las decisiones correctas y que no se dejen engañar», porque «para cualquier cristiano pero sobre todo para una religiosa contemplativa, el amor a la Iglesia y estar unidas a ella es el fundamento de nuestra vida». Por eso, el mensaje que querrían transmitir es «orar mucho por ellas, pedir para que se dejen iluminar, que se dejen ayudar y que esto sea nada más que un tropiezo en el camino y vuelvan a su Orden, una Orden que lleva ocho siglos en la Iglesia y que tiene tantos santos, con todo lo que lucharon sus fundadores, Santa Clara y San Francisco, por ser hijos de la Iglesia en el momento tan difícil que les tocó vivir». «Hay que luchar –dice– por ser Hijos de la Iglesia, como decía Santa Teresa. Ella también tuvo que luchar».