Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: «La Inteligencia Artificial tiene una intencionalidad»

Publicado el 10/05/2024
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Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: «La Inteligencia Artificial tiene una intencionalidad»

El domingo 12 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, se celebra la 58º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El mensaje del Papa Francisco para esta jornada, hecho público el pasado mes de enero, lleva como título «Inteligencia artificial y sabiduría del corazón: para una comunicación plenamente humana». Precisamente sobre la Inteligencia Artificial lleva años estudiando el Consultor en Comunicación Estratégica en la empresa Comunicación Profesional el asturiano César Cajete, que además impartirá un curso sobre este mismo tema en la próxima Semana Diocesana de Formación. Hablamos con él acerca de la propuesta de la Santa Sede para esta jornada.

El Santo Padre se plantea en su mensaje para este día si la Inteligencia Artificial puede ser un riesgo pero también una oportunidad. ¿Hacia dónde vamos ahora mismo?
Es difícil saber con claridad y certeza hacia dónde vamos. Pero tampoco debemos de preocuparnos porque ocurre así en casi todos los campos de la vida, no sólo en la Inteligencia Artificial (IA). Habrá que ir viéndola como una disciplina humana o como una actividad humana más que tenemos. En el caso de la IA debemos de ser conscientes de que no es una disciplina nueva. Es un concepto que empezó en los años 50; que en los años 70, con la computerización, se desarrolló mucho pero era poco perceptible para nosotros porque era fundamentalmente un asunto de grandes compañías internacionales. Lo que ha ocurrido es que en 2022 y 2023 esto ha estallado, ha habido un boom, porque ha empezado el Chat GPT y todas estas herramientas que nos han llegado de una forma u otra.
Por eso, si nos preguntamos qué va a pasar, casi preferiría empezar diciendo lo que ha pasado ya. Y ha pasado ya que Europa ha decidido centrarse, más que en los recursos para facilitar este desarrollo, en legislar, en tratar de poner unas puertas al campo y eso tiene algunas dificultades porque es prácticamente imposible ponerle unas puertas al campo. Y ¿qué genera esta situación? Pues genera que Estados Unidos y China van por delante porque su concepto de regulación es distinto y es más favorable a las grandes compañías que desarrollan y, por tanto, vamos hacia un espacio digital que es globalizado en el que Europa tiene más consumidores que empresas tecnológicas y eso hace que estamos en una situación más retrasada, tanto las empresas como las personas.

La IA se aplica en ámbitos muy diversos. Cuéntanos ¿cómo podemos ahora mismo disfrutarla y qué futuro podemos avistar para ayudar a las personas?
Lo primero es que la IA como tal no es una herramienta en sí, es el resultado de poner en conjunto, de conectar entre sí una serie de herramientas que ya existían. Las herramientas actuales que tenemos son útiles, pero conviene ver qué va a pasar en unos años. Porque tenemos una visión ahora mismo de esa implosión que ha habido en el 2022 y 2023, desde un punto de vista general.  Pero claro, ya ocurrió algo así con la Nube o con el Metaverso, con la Realidad Virtual, con la Aumentada, con otras tecnologías. Las grandes consultoras hablan de un hecho disruptivo y dicen que lo que va a ocurrir es un cambio absoluto en la inversión, en el empleo. Pero creo que habrá que esperar cinco o diez años, para comprobar si efectivamente va a ocupar un espacio normal.
Eso no quiere decir que no está pasando a formar parte de nuestra vida ordinaria, sino que no sé si en cinco o diez años la vamos a percibir así, como no percibimos tampoco muchas de las tecnologías que se han incorporado en los últimos años. Es decir, pues uno le da el interruptor y llega la luz y no necesita ser un técnico en nada. O uno le da la bandeja de correo, llega el email y tampoco tiene que saber exactamente qué hay detrás. Es decir, creo que la IA es una herramienta poderosa y útil. Pero no tengo claro que cambie tan profundamente ,como se está diciendo, la forma de trabajar, de conocer o de relacionarnos. Creo más bien que estamos en un momento de la explosión, de la ilusión, de la sorpresa y de ir probando entre las posibilidades que ofrece pero que hay que ir viendo.

Los obispos de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Española han escrito también un mensaje y en él hablan de la importancia de poner al hombre y a su dignidad en el centro. Hablamos de la IA como una ayuda, pero también tiene peligros.
Sí, los peligros son de varios tipos. El primero y más importante, creo, y parece que no afecta tanto, es que el espacio digital es fundamentalmente gestionado por compañías que no son europeas, sino por compañías que son fundamentalmente estadounidenses y canadienses, algunas japonesas, algunas chinas. Y esto es importante, porque en un campo de soberanía territorial en el que tenemos intereses propios, quien desarrolla y marca los estándares son empresas que están en otro territorio y los usuarios, nosotros, solo podemos adecuarnos al marco y creo que eso es un problema y un riesgo importante.
El segundo riesgo o temor es que la programación no es necesariamente neutral. Hablar de IA es hablar de programación y el algoritmo suele tener intencionalidad y no es neutro. Lo que es lógico, pues se escribe para lograr un fin, para lograr una intención y por tanto así es. Pero claro la IA es una herramienta con finalidad. Sea mejorar un texto, añadir y escribir un email, mejorar un trabajo, traducir, generar una presentación, convertir un audio en texto… Todo eso está bien, pero esas intenciones del algoritmo y de la inteligencia artificial, pues tienen que ver con la información que nos facilita, con los datos que están disponibles y para unos públicos que ya están necesariamente segmentados. Es decir, antes de todo han debido de compilarse los datos para que estén disponibles. Y las preguntas a las que no tenemos suficiente respuesta son: ¿y qué datos estarán disponibles? ¿Qué datos estarán compilados? ¿Están todos? ¿Todos los disponibles? ¿Los disponibles, para alguien? Por tanto, dependiendo de las informaciones del algoritmo y de mis necesidades o intencionalidades, las respuestas pues también serán intencionales y esto hay que saberlo, como tenemos que saber que la información de Wikipedia es buena, pero no carente de intención, o que la información comercial en internet es buena, pero está enfocada hacia que compremos.
Pongo un ejemplo de demoscopia que es un poco simplón pero se entiende. Imaginemos que queremos hacer una encuesta para ver cuál es el color preferido de un grupo de personas, porque es importante para nosotros saberlo ya que nos influye para tomar determinadas decisiones en una compañía. Pues bien, si anteriormente los datos que hemos elegido son la base de datos de personas que aman Ferrari o que son chinos, pues ya sabemos que el color va a salir rojo en un elevado porcentaje. Es decir, la muestra es muy importante. Es un ejemplo sencillo, pero sí que creo que nos ayuda a entender los riesgos dentro de las oportunidades y utilidades que nos dan.

Vamos a ser muy prácticos pensando, por ejemplo, en las familias con hijos. Hay niños y jóvenes que hacen los trabajos, los deberes de clase, con inteligencia artificial. ¿Cómo enfocas esto, por ejemplo, en la familia? ¿Cómo estar al día los padres? ¿Cómo enseñar a los hijos a enfrentarse a todo esto de manera honesta?
Yo creo que hay que servir el criterio habitual que tengamos en estas cosas, que consideremos que es importante para la formación o para el desarrollo de nuestros hijos. Dicho así claramente: no meternos en la caverna. La IA es una realidad y por tanto la vamos a incorporar y de hecho la estamos ya incorporando en nuestro marco personal y de trabajo y de formación. Por tanto, rechazar lo desconocido porque no sabe muy bien qué está detrás no parece que nos vaya a ayudar en nada. Sobre todo porque nosotros ya estamos trabajando con la IA, por lo que, ¿qué no harán los que son nuestros hijos, nuestras siguientes generaciones? Ante aprender a nadar, podemos hacer dos cosas: una, permitir que nuestros hijos aprendan a nadar y disfruten de ello o ante el miedo de que se puedan ahogar, impedirles que naden y que luego no tengan unas habilidades que puedan desarrollar en la vida futura. La prudencia está bien, pero a veces el miedo no. Porque el miedo siempre te paraliza, te impide, te frena y debemos de mezclar la prudencia con, desde luego, huir del miedo.

El mensaje de los obispos para la jornada de este año hace un especial llamamiento también al derecho de recibir libremente información. Esta información, también lo comentabas antes, puede estar adulterada, sin que nos demos cuenta porque aparentemente parezca cierta. ¿Qué trucos podemos utilizar para nuestro día a día para saber si la información que nos llega al móvil, o al correo, son noticias veraces y no son, por ejemplo, bulos?
Pues es más complejo de lo que parece, la información siempre llega mediatizada, siempre, y eso no es necesariamente malo. Es decir, cuando un padre le dice a un hijo algo, le dice algo mediatizado, pensado para sus conocimientos, hasta dónde llega, etc. Otra cosa es el derecho a la información, que es un derecho que viene de 1945 fijado por las Naciones Unidas en la Declaración del Hombre y el Ciudadano. En 1945 ya había terminado la Segunda Guerra Mundial en Europa, pero no en el Pacífico. Es decir, estábamos dentro de mucho cambio. Y el derecho a la información es un derecho que tenemos los ciudadanos, no los medios, sino los ciudadanos. Con tres facultades: informar, formar y entretener. Y para informar, uno de los asuntos clave es poder investigar la información. En los últimos 15 años, la digitalización de la información ha permitido una aparente democratización en el acceso a la información. Pero no necesariamente eso supone una información de calidad. Quizá hemos caído en los últimos años en una cierta tentación de considerar que el WhatsApp es un medio de comunicación o de considerar que nuestras amistades son un buen filtro para decidir que lo que nos llega es bueno o malo porque nos llega por algún amigo. Pues creo que es un criterio y una forma de actuar que es completamente errónea. Los medios siempre han necesitado de un filtro y de un conocimiento también por parte de los lectores, porque los lectores también necesitan aportar su forma de ver el mundo a la hora de leer y eso es bueno, es decir, conviene empezar por lo primero, hay medios de comunicación, hay medios de parte, hay blogs, hay espacios para el activismo, todos existen, pero al final el conocimiento sobre la veracidad recae sobre nosotros: no podemos evitar reconocer que nosotros somos responsables de nuestros actos y de nuestras decisiones, de las buenas y de las malas.
Yo sigo pensando que un medio de comunicación sigue siendo más veraz que lo que te puede llegar en un powerpoint o en un mensaje de un amigo, porque el amigo puede tener un buen criterio pero a lo mejor tiene una mala información.

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