«Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad» es el lema para la Jornada de la Vida Consagrada de 2024 que se celebra este 2 de febrero, coincidiendo como cada año con la fiesta de la Presentación del Señor. Desde la Conferencia Episcopal Española diversos materiales para mostrar todos los ámbitos en los que está presente esté fundamental pilar de la Iglesia y acercarnos también a testimonios muy diversos de la experiencia de consagrados, desde los inicios de su vocación hasta cómo perseveran en ella cada día o la labor pastoral que realizan.
En la Iglesia los distintos carismas se complementan y ofrecen muchas posibilidades para que cada creyente encuentre su camino, por eso el lema de este año puede aplicarse tanto a laicos como a consagrados; «Está más que claro», comenta el padre Roberto Gutiérrez, prior de los carmelitas de Oviedo y presidente diocesano de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) ante la pregunta de que ese «hágase tu voluntad» interpela a todos los cristianos, más allá de su condición de consagrados, «es un lema muy hermoso porque define lo que es la vocación de todo cristiano, de todo bautizado, de acoger esa voluntad de Dios en nuestra vida: cada uno desde su estado de vida o de la vocación a la que Dios le ha llamado». En el caso de la llamada a una vocación religiosa, aunque cada proceso sea personal y propio, «creo que es uno de los primeros pasos es sobre todo la escucha y le silencio», explica el padre Roberto, «a mis años conozco muchos procesos, pero hablo también por el mío que fue un tiempo de escucha, de discernimiento, de hacer un momento de silencio en mi vida, de pararnos para descubrir cuál es la voluntad de Dios en mi vida. Hoy eso es algo fundamental no solo para el consagrado sino para todo cristiano. estamos imbuidos en tantas cosas, no digo malas ni mucho menos, pero con tantas ocupaciones y preocupaciones que pueden hacer que esa voz del Señor no resuene con esa fuerza, con esa nitidez y claridad, que en cambio se da cuando uno tiene tiempo a pararse. Lo comparo con escuchar una sinfonía, cuando salgo a caminar a veces me pongo los cascos y escucho muchas veces música clásica, pero no es lo mismo que cuando estás en un ambiente de silencio porque en esos momentos percibes todo, pues igual que en la vida del creyente o del consagrado».
Aunque las órdenes religiosas han cambiado en muchos aspectos a lo largo de la historia, al igual que las sociedades en las que la viven y a las que aportan en muchos ámbitos diferentes: «Es una riqueza que la vida consagrada aporta a nuestra Madre la Iglesia el hecho de que los campos en lo que se desarrolla y nuestra misión son muy amplios: enseñanza, sanidad, el primer anuncio, desde ir a terrenos de misión para llevar la buena noticia de Jesús. En otra época es verdad que por ejemplo aquí en España en el siglo XIX todas las congregaciones que se dedicaban a este campo tuvieron su florecimiento porque no había una enseñanza por decirlo así, pero hoy te lo ofrece esa sociedad y estas congregaciones han visto otros lugares de misión», explicar el padre Roberto. Esa entrega ha hecho que los religiosos hayan tenido gran relevancia no solo en la vida eclesial, sino también en ámbitos como la cultura, incluso las mujeres en épocas en que no les era fácil que se escuchase su voz: » Mi madre fundadora, Santa Teresa de Jesús, es una gran escritora reconocida no solo en el ámbito eclesial sino fuera también. No lo tuvo fácil, por su condición de ser mujer y por tener una experiencia de Dios fuerte porque lo grande de Teresa, como sospecho y creo que los grandes místicos y fundadores, es que no nos hablan solo de doctrina nos hablan sobre todo desde su propia experiencia personal que luego hacen doctrina», explica el padre Roberto «pero Teresa de Jesús si escribió fue porque la mandaron sus confesores no porque ella tuviera vocación de escritora, no es que ella dijera voy a escribir un tratado de oración o de vida espiritual, sino que surge con esa necesidad de decir esto que el Señor me ha regalado no me lo voy a guardar para mí lo voy a dar a conocer. Ella tiene una expresión para referirse a la época que le tocó «tiempos recios», tiempos difíciles yo creo que como los de hoy. No hay que asustarse. Y digo Santa Teresa, que fue la primera doctora de la Iglesia, como podría hablar de otras mujeres».
La importancia de la comunidad como lugar en el que la fe crece y se fortalece en imprescindible en la Iglesia y en ese sentido las órdenes religiosas, independientemente de sus particularidades, son un ejemplo de vida comunitaria: «Es la pieza fundamental y aunque el lema de este año dice «Aquí estoy Señor» que lo dice en singular yo creo que sobre todo es aquí estamos señor para hacer tu voluntad. yo si puedo dar el sí de cada día al Señor es porque me siento arropado, me siento acompañado, no solo por la llamada y la voz del Señor sino también por la compañía de mis hermanos y que lo vivo en comunidad. Nunca es factible vivir la fe desde uno solo, individual», recalca el padre Roberto, una imposibilidad que él extiende a todos los creyentes, «esto ha sido así siempre, pero hoy, hoy más que nunca debemos vivir la fe en comunidad: llámese los consagrados en nuestra vida comunitaria, pero también los laicos en sus comunidades parroquiales en las que estén insertos. Esto es fundamental. Volviendo a la Santa, ella tiene una expresión muy hermosa que dice hagámonos espaldas, sintámonos juntos. A mí me gusta mucho el verbo pertenecer, yo pertenezco a una orden religiosa, a una provincia eclesiástica y como párroco también a un presbiterio con mi labor pastoral y yo creo que el descubrir esa pertenencia nos hace mucho bien. Ser isla nos acaba aislando».
La jornada de la vida consagrada se celebrará en la diócesis con una misa de acción de gracias presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes a las cinco de la tarde en la S. I. Catedral de San Salvador, tras la asamblea que tendrá lugar esa misma mañana en la que se presenta el informe de las actividades realizadas y la programación.
