El próximo lunes, solemnidad de la Anunciación, la Iglesia celebrará la Jornada por la Vida, que en esta ocasión tendrá como lema “Educar para acoger el don de la vida”. Aunque cada parroquia lo festeja individualmente, todos los años se elige una sede para la celebración diocesana, y en esta ocasión será la parroquia de San Juan Bautista (Mieres), donde, a las siete y media de la tarde, tendrá lugar una eucaristía y a las ocho y cuarto, una mesa redonda con el título “Trabajando por la vida naciente”, en la que participarán las instituciones Red Madre, Nueve lunas, Casa de Acogida de La Guía y Proyecto Raquel.
El lema de este año enlaza bien con una de las actividades que se pone en marcha durante estos días en el Centro de Orientación Familiar diocesano (COF). Éste se inauguró hace ahora un año, y si bien algunas actividades arrancaron desde el primer momento (Proyecto Raquel, terapias y asesoramiento a las familias) en otras, los voluntarios encargados de desarrollarlas han estado formándose hasta ahora para poder impartirlas en diferentes ámbitos. Una de ellas es el Curso de Educación Afectivo Sexual para jóvenes. Este servicio ya está en marcha, y se ofrece por el momento a las parroquias, para jóvenes de edades comprendidas entre los 11 y los 14 años. María Victoria González, una de las voluntarias que impartirá este curso, explica que “consiste en transmitir un enfoque diferente a lo que domina en la sociedad. Un enfoque cristiano, positivo, constructivo, aunque sea contracorriente. En las sesiones, se tratan los temas desde el punto de vista físico, en cómo les afecta a los púberes los cambios físicos y psicológicos, cómo pueden estar influenciados por los amigos y la pandilla, etc.”. “Se trata de integrar que la sexualidad es un todo de la persona –añade Beatriz Jiménez, otra de las voluntarias que impartirá las sesiones–. Aclarar que dentro de tu desarrollo tienes que integrar la sexualidad, al igual que creces también en otros aspectos y así, poder aportarles una visión global”.
El curso sigue la orientación del material “Aprendamos a amar”, del Instituto Desarrollo y Persona, un centro de referencia en el ámbito de la orientación familiar, vinculado al COF de Valladolid. Son siete temas, a desarrollar en varias sesiones, que pueden adaptarse según la duración del curso. “En nuestro caso al ofrecerlo, por el momento, a las parroquias, habíamos pensado encajarlo en un formato de cuatro encuentros con los chicos, y uno previo con los padres, para que conozcan el contenido del curso”, explica José Luis Pascual, Delegado episcopal de Familia y Vida. “Amar es algo que tenemos innato, pero también se puede aprender –reconoce–. Y la sexualidad es un don de Dios, y está hecha para poder amar. Los temas que se tratan en este curso están pensados para que los chicos puedan reconocer los cambios físicos y psicológicos que están viviendo. Además, se tocan también las relaciones con los padres, la sexualidad en cuanto al despertar sexual, cómo funciona, cómo está hecha –pensada para donarnos a nosotros mismos– y el tema de la transmisión de la vida y de conocerse a sí mismo”.
En un futuro, se espera poder impartir estos cursos para la etapa adolescente, de 15 a 17 años, y también extenderla a los colegios. “En estos primeros cursos nos centraremos en las parroquias porque creemos que la formación tiene que ser integral allí, pues la formación cristiana pasa también por una concepción antropológica: qué es el hombre, cómo estamos hechos, cómo nos ha creado Dios, etc. –explica José Luis Pascual–. Y es importante recordar que no se trata de un curso para cristianos, ciertamente el planteamiento que hacemos es desde una antropología cristiana, pero que es la natural, que sirve para todas las personas, no solo para los creyentes”.
Por el momento son nueve los voluntarios capacitados para poder impartir estos cursos. Entre ellos, profesores, médicos y bioquímicos, personas con una inquietud por transmitir estas cuestiones, además de “intentar ayudar, pues hay una necesidad muy grande de transmitir estos conceptos”, explica María Victoria.
En total, el COF diocesano cuenta con unos 50 voluntarios repartidos entre el Proyecto Raquel, las terapias familiares y el asesoramiento, el curso de fertilidad, la Escuela de Novios y los cursos de preparación para el matrimonio –que comenzarán también en los próximos días–, pues hasta el momento se ha estado trabajando en la formación de las personas que los impartirán. Un trabajo, por tanto, que pronto verá sus frutos.
En resumen, en el curso de Educación Afectivo y Sexual, y tal y como explica el Delegado episcopal de Familia y Vida, lo que se pretende desde el COF es “ofrecer un servicio a las familias para que los niños aprendan el valor de la vida humana desdes su concepción y en todo su desarrollo, que aprendan a quererla y a descubrir que el hombre se ha creado para amar y para amarnos como somos, sin poner límites a la dignidad de la vida, que es digna en sí misma”. Dar “luz” a las personas, tanto a las familias, a los matrimonios en situaciones de dificultad, a los novios que se van a casar, o a los jóvenes, son algunos de los objetivos que busca el Centro de Orientación Familiar diocesano, “pues es nuestra obligación como Iglesia y nuestra responsabilidad, poner al servicio de la sociedad que está sufriendo los dones que Dios nos da”, recalca Pascual. “De hecho –dice– el COF lo entendemos como un hospital de campaña, al estilo de Cáritas, para servir, en nuestro caso, no concretamente a los pobres, sino a las familias con dificultades. Nuestro objetivo ahora es dar a conocer nuestros servicios a los párrocos para que, al igual que hacen con Cáritas cuando acude a ellos una persona necesitada, hagan lo mismo con el COF, acudir a laicos bien formados y voluntarios, para que ofrezcan una ayuda: la ayuda de la Iglesia”.
