«No sabe de fronteras ni de idiomas, no tiene pudor por las edades ni las condiciones de tantas personas. Una pandemia que se nos introduce y entromete en la vida de cada cual, desbaratándola. Caen las agendas, caen los ensueños, los recuerdos quedan en penumbra. Así estamos viviendo esta realidad con la que no contábamos nadie. Aquí en Asturias tenemos un lugar emblemático que es la gran referencia. Al fondo del valle del Auseva hay una pequeña oquedad, una santa cueva que como casa habitada y encendida, allí nos espera siempre una Madre. Para el cristiano asturiano ese lugar siempre ha tenido una referencia de reconquista. Queremos, con María, reconquistar la esperanza, viviendo en comunión este momento, y sabiéndonos bendecidos por un Dios que siempre acompaña».
