Informe Foessa: Crecen las situaciones de exclusión severa

Publicado el 29/04/2022
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Informe Foessa: Crecen las  situaciones de exclusión severa

Mejora la integración social, pero se agrava la brecha de la desigualdad

 

El pasado lunes Cáritas diocesana de Oviedo, la Facultad Padre Ossó y la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada) presentaron en Oviedo la primera radiografía social completa de la crisis provocada por la pandemia, con el trabajo titulado “Informe Foessa sobre exclusión y desarrollo social en Asturias. Resultados de la encuesta sobre integración y necesidades sociales 2021”.

Este estudio se viene realizando cada cuatro años desde 2007, pero en esta ocasión se ha adelantado a la mitad del periodo habitual, para medir los efectos de la Covid

Como novedad también en esta ocasión se encontraba la colaboración con la Facultad Padre Ossó, hecho que ha permitido contar con un equipo extra de investigadores que analizó los datos del Principado y colaboró en la elaboración del informe Foessa regional.

El estudio revela como dato principal, que se mantienen las tasas elevadas de integración social, pero a cambio crecen las situaciones de exclusión severa, alcanzando a 88.000 personas y haciendo más profunda la brecha de desigualdad en Asturias. Hoy, las personas en situación de exclusión social representan el 15,9% de la población de Asturias y suponen un total de 161.000 habitantes, algo más de  uno  de  cada seis.  Eso  sí,  en  el año 2001, la cifra de personas en situación de exclusión social en Asturias era de 189.000, lo que supone que en estos últimos años se ha reducido en casi 30.000 personas. Frente a esa buena noticia de la mejora de la cifra de personas en exclusión, se encuentra el aumento y el deterioro de las personas en situaciones más extremas y que acumulan el mayor número de dificultades. Hoy en día 31.000 personas conforman la denominada “sociedad expulsada” en Asturias.

“En el resto de Comunidades Autónomas ha aumentado la exclusión y ha disminuido la integración social –explica Pilar Díaz Cano, responsable del Servicio de Estudios y Análisis de Cáritas diocesana de Oviedo–. Aquí, los que mejor estaban, han mejorado, pero también han aumentado los que peor estaban. Si en el anterior informe estos últimos eran 75.000 personas, ahora son 88.000”. Esta diferencia entre Asturias y el resto de España puede deberse a varias causas, tal y como apunta el informe “Por un lado –afirma Pilar Díaz Cano–, las rentas en Asturias proceden de las pensiones. Esta crisis ha afectado principalmente al empleo, y en una Comunidad donde una gran parte de los ingresos procede de las pensiones, no se ve afectado, porque las pensiones se mantuvieron”. Por otro lado, están los servicios, paralizados durante un tiempo en la pandemia, y ralentizados posteriormente, aunque “en Asturias esto no supone una actividad tan importante como en otras Comunidades Autónomas, por ejemplo Baleares con el turismo, que se vio muy afectado”, explica Pilar Díaz Cano que añade que además “la población inmigrante –muy golpeada en otros lugares– en Asturias es muy pequeña, no llega al 5%, frente al 11% del promedio nacional”.

El empleo

La consecuencia más visible de esta crisis se ha concentrado en la actividad económica y en el empleo. Se han destruido puestos de trabajo, ha habido ERTE y se han paralizado muchas dinámicas laborales, tal y como se refleja en el informe. “En Asturias, 25.000 familias dependen económicamente de una persona con inestabilidad laboral grave –explica Pilar Díaz Cano–. Esto supone que en el último año ha tenido tres o más meses de desempleo, tres o más contratos diferentes, o tres o más empresas en las que ha trabajado”. Además, aumenta la tendencia a la cronificación de situaciones de desempleo, especialmente entre aquellos trabajadores que ya estaban desempleados antes de la pandemia y el desempleo total familiar se ha incrementado en un 50%, alcanzando a 51.000 familias donde todas las personas activas están en paro.

La salud

“Se supone que en un Estado del bienestar, tal y como nos aseguran desde las Administraciones Públicas o Servicios Sociales, todas las necesidades sanitarias están completamente cubiertas, pero eso no es cierto. Los datos nos dicen que hay familias que no pueden permitirse comprar unas prótesis, unos audífonos o unas gafas”, reconoce Pilar Díaz Cano, de Cáritas diocesana. 36.000 hogares asturianos han dejado de comprar este tipo de necesidades, así como de seguir unas dietas concretas, por problemas económicos. Y 7.000 hogares cuentan con alguna persona dependiente que necesita cuidados de otra persona para actividades de la vida diaria, y no están recibiendo ninguna ayuda. 

Sin embargo, los datos más preocupantes nos los proporciona la Salud Mental de los asturianos. Según el informe para un 49,3% de la población, su estado de ánimo tras la pandemia es peor que antes del confinamiento. La cifra es sensiblemente mayor que el promedio nacional (40,1%). También es una de las CCAA con el mayor porcentaje de hogares en los que alguno de sus miembros padece una enfermedad mental, y lo peor es el gran salto que ha dado la cifra desde antes a después de la pandemia. Si en el año 2018 había diagnosticados un 11% de trastornos de salud mental, en el año 2021 hay un 23%. 

Los estereotipos

Todas las carencias y las dificultades que pueden aparecer, más en estos tiempos de pandemia, no afectan a todo el mundo por igual. Se ha demostrado que hay circunstancias que agravan las situaciones y que generan un mayor impacto sobre las personas. El informe alude a estas circunstancias como las “brechas de la desigualdad”, y denuncia que el género, el origen, la edad o la brecha digital son circunstancias que juegan en contra en situaciones de vulnerabilidad. Así, por ejemplo, la tasa de exclusión social en hogares sustentados por mujeres es del 30,1% mientras que en los hogares sustentados por hombres se reduce al 11,4%. Lo mismo sucede si se es extranjero. “Ser persona extranjera en Asturias es uno de los principales factores de exclusión y supone una desventaja”, se afirma en el estudio, mostrando que el 52% de los hogares encabezados por una persona de origen extranjera se encuentra en situación de exclusión, casi cuatro veces más que en los hogares encabezados por un español. 

La edad y la etapa vital son otras circunstancias que penalizan a la hora de querer salir a flote. “Los datos demuestran que en Asturias está penalizado el hecho de tener hijos”, manifiesta este último Informe Foessa, pues la presencia de niños y adolescentes se relaciona claramente con la prevalencia de las situaciones de exclusión. 

Pero además el informe realiza una reflexión muy interesante en torno a los estereotipos, y es que “frente a la imagen de pasividad que tienen las familias en situación de vulnerabilidad, la realidad es que “podemos afirmar con contundencia que estas personas luchan en realidad a diario por salir de la misma”, manifiesta Pilar Díaz Cano.  “Es más –añade– 8 de cada 10 personas que están en exclusión social, están incluidos en programas de búsqueda activa de empleo, en programas de formación para mejorar su empleabilidad, y por supuesto en todo un ramillete de programas y actividades sujetos a las condiciones de los servicios sociales. No es cierto que no hagan nada por mejorar su situación, sino que incluso hacen mucho. El programa es que hay una estructura social que no permite que una persona con escasa cualificación pueda encontrar un trabajo estable y bien remunerado para poder adquirir una vivienda en condiciones, poder tener una alimentación adecuada y mejorar su salud”, explica. “Lo cierto es que hemos visto y comprobado que cuando te encuentras en una situación de exclusión, son tantas las variables y dimensiones, que es muy difícil salir de ahí por mucho que tú trabajes y quieras conseguirlo. Hay una estructura que te empuja en tu contra para que no avances. Los que tenemos una buena situación, podemos avanzar y nos sostenemos en momentos de dificultad, como esta de la pandemia. Mientras que aquellos que están en situación de vulnerabilidad, cualquier revés, cualquier circunstancia como una crisis o la misma pandemia, les hace regresar a la casilla de salida”.

 

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