El Hogar Beceña un «centro de referencia» en Cangas de Onís

Publicado el 11/01/2018
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page
El Hogar Beceña un «centro de referencia» en Cangas de Onís

El Hogar Beceña González nació en los años 40 del pasado siglo, en Cangas de Onís, gracias a la generosa iniciativa del matrimonio formado por Camila Beceña y Ramón González, quienes decidieron donar sus posesiones a favor de las familias más pobres y necesitadas de la zona. Desde sus comienzos fue dirigido por religiosas, pero concretamente en el año 1978 fueron las Franciscanas de la Madre del Divino Pastor quienes tomaron las riendas. Llegaron a petición del párroco, que conocía su trabajo en Llanes, donde la congregación lleva asentada más de un siglo, en lo que fue su primera fundación dentro de la diócesis.

Al llegar a Cangas de Onís, en los años 70, el Hogar no era ni la sombra de lo que es actualmente, pero con el esfuerzo y el tesón de la hermana Marcelina Martínez Paniagua, hasta hace pocos meses directora del centro –cargo que ocupó durante más de veinte años–, la residencia ha crecido en internos, personal y también en sus instalaciones, hasta el punto de ser calificada como Centro de Referencia por parte de instituciones del Principado.
“Cuando llegó la congregación para dirigir el Hogar Beceña, en Cangas de Onís, nos encontramos poquitos residentes, y la residencia  en sí se encontraba en unas condiciones pésimas”, explica la madre Marcelina. “Ahora –afirma– ha cambiado mucho, hemos ampliado las plantas, levantando más pabellones, y la verdad, creo que tenemos una de las residencias más bonitas”.
“El nombramiento como centro de referencia –añade– se debe a la calidad de los servicios que se ofrecen en este centro, el trato con los ancianos y la formación de los trabajadores. Cuando llegué aquí, sólo una trabajadora tenía el diploma de Auxiliar, pero poco a poco todos han ido haciendo sus cursos y formándose lo mejor que han podido –señala la antigua directora, que además ostenta ella misma el título de enfermera–. Hoy en día llama la atención la preparación que tienen los trabajadores”.
La religiosa no llegaba a un terreno nuevo. Procedía de Llanes, donde la congregación dirige también un centro geriátrico, pero previamente había trabajado en la Clínica San Francisco de León, y en el centro San Juan de Dios, también de esa ciudad, entre otros destinos sanitarios.
Actualmente la residencia cuenta con 115 plazas, 35 de ellas concertadas, y una lista de espera de más de 50 personas. “El centro se fundó con la intención de acoger a las personas que más lo necesitaban, por eso, cada uno paga la residencia en función de sus posibilidades. Como decía nuestra fundadora El que puede, que pague lo que puede y debe, y el que no, que no tenga que irse porque no pueda pagar”.
Los residentes llegan al Hogar Beceña por el boca a boca: “son los familiares y los internos quienes animan a otras personas a venir aquí”, explica M.ª del Pilar Díez, actual directora. “Se respeta la lista de espera, pero al mismo tiempo solemos dar preferencia a aquellos a los que la familia ya no puede atender”, reconoce la religiosa.
Beceña2Actualmente cuenta con 60 trabajadores, entre auxiliares de geriatría, enfermeros, limpiadores, cocineros y un fisioterapeuta.
El día a día se encuentra marcado por unas pautas muy sencillas. “A las nueve comienzan a desayunar –explica la actual directora–. Se reza el rosario en la capilla para quien quiera asistir, y a las 10 nuestro capellán, el sacerdote diocesano Luis Álvarez Suárez –jubilado y residente en el Hogar– celebra la eucaristía a diario”, explica la hermana M.ª Pilar. “Todas las mañanas viene una señora para hacer manualidades y ejercicios con ellos. Además, tienen un fisioterapeuta de lunes a viernes, y dos días por la tarde, hay una persona que les ayuda a hacer gimnasia. A la una comen, y si no hace frío, pasean por la tarde, hasta la hora de la cena, a las ocho”, resume la directora. Además, el Hogar Beceña cuenta con algunas ayudas especiales, procedentes de instituciones o personas deseosas de colaborar. Una de las más peculiares es la procedente del castizo restaurante El Ñeru, de Madrid. “Hace años, una trabajadora nuestra se encontraba comiendo en ese restaurante, y el dueño, que tenía la costumbre de pasar por las mesas y charlar con los comensales, se interesó por la residencia de Cangas de Onís en la que trabajaba esta mujer. Al poco tiempo, ingresó aquí a su suegra, que vivía en una localidad cercana, y todos los años nos envía kilos de comida: legumbres, turrones, etc. en tal cantidad, que prácticamente cubrimos las necesidades de la Navidad con su donación”, explica la hermana Marcelina. A pesar de que el dueño de El Ñeru falleció hace años, sus hijos continúan la tradición año tras año, siguiendo las indicaciones de su padre antes de morir. Alimerka, y el Banco de Alimentos, son también instituciones colaboradoras del Hogar.
Si por algo están agradecidas las religiosas de la comunidad y los internos, es por la presencia del capellán, que tras su jubilación se convirtió en uno de ellos, sin dejar, por otra parte, de llevar a cabo su labor. “Cuando llegó mi edad, el Obispo  me  retiró  de  la  parroquia –de Cangas de Onís–, pero como me encontraba bien y había sido tantos años presidente del patronato de la Fundación, pensé que lo suyo sería venir al asilo, porque sabía que aquí se necesitaba un sacerdote”, explica el propio Luis  Álvarez.  “Estoy  encantado –subraya– es un sitio que conozco totalmente y aquí puedo seguir atendiendo  a todos los ancianos y enfermos y también estar disponible para lo que me manden”.

Ana mogasEl carisma de Mª Ana Mogas Fontcuberta
“Tenemos el mensaje de María Ana Mogas muy presente entre nosotros”, afirma la hermana Marcelina, acerca de la fundadora de su congregación. Beatificada el 6 de octubre de 1996 y nacida en Granollers (Barcelona), fundó en el año 1872 las Franciscanas de la Divina Pastora, con el objetivo de mejorar la “educación de niñas pobres y desamparadas, la atención a los enfermos hospitalizados o en sus domicilios, y otras obras de caridad”.
Actualmente la congregación está presente en América, África y Europa, desarrollando su labor principalmente en el ámbito de la educación, la pastoral, la sanidad y la promoción de la mujer.
A la diócesis asturiana la congregación llegó hace más de un siglo, siendo su primer destino Llanes, donde dirigieron un colegio y una residencia de ancianos. Al Hogar Beceña aterrizaron a finales de los años 70, promovidas por el entonces párroco de Cangas de Onís.
Hoy, unida a la comunidad de seis religiosas que viven y trabajan en el Hogar Beceña-González, se encuentra, además, un grupo perteneciente a la asociación AMAM (Asociación María Ana Mogas), trabajadoras que se reúnen periódicamente para estudiar el carisma y el espíritu de la congregación, desde el punto de vista del laicado.

Para mejorar el servicio, utilizamos cookies propias y de terceros. Si sigues navegando, entendemos que aceptas su uso según nuestra política de cookies.

Más información sobre cookies