Eucaristía desde Covadonga, «altar de Asturias»

Publicado el 22/03/2020
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Eucaristía desde Covadonga, «altar de Asturias»

«Altar de Asturias, y también de España», así definió nuestro Arzobispo, Mons. Jesús Sanz, este domingo la Santa Cueva de Covadonga donde, junto a la Virgen, celebró la eucaristía a las 11 de la mañana, que fue seguida en directo por cerca de un millar de personas a través del canal de YouTube del Santuario.

Tras encomendar especialmente a todos los enfermos y a quienes les cuidan «en esta situación de pandemia que sufre la humanidad», el Arzobispo explicó el significado del color de su casulla, diferente por ser este domingo, 4º de la Cuaresma, de Laetare. Y es que «la Iglesia nos recuerda que el horizonte último es un horizonte de alegría».

Ante la comunidad de religiosas y sacerdotes que vive en Covadonga, aislada desde el primer momento siguiendo las indicaciones preventivas de Sanidad, Mons. Sanz recordó que vivíamos una «Cuaresma en cuarentena», «por una circunstancia que nos tiene preocupados y realmente apenados». «Por ese motivo –afirmó– he querido celebrar la eucaristía en este lugar emblemático de la Santa Cueva, como verdadero altar de Asturias y de toda España».

«Una Cuaresma con la que no contábamos –explicó–, que nadie había encargado y que ha puesto una nota de originalidad que nos sobrecoge». Y recordando la lectura del día, y la del domingo anterior, explicó que la Cuaresma nos invita a poner nombre a la sed profunda, la sed de los valores de los que nos habló Jesús en el Evangelio».

«Y es que Dios no se queda en la apariencia –dijo– sino en la verdad profunda de las cosas, los sentimientos y actitudes más humildes y certeros que tenemos las personas». «Él es la luz que alumbra sin deslumbrar –afirmó– y nosotros hemos sido creados para el encuentro con esta luz».

«Santina de Covadonga, sálvanos y salva a nuestro pueblo», rezó el Arzobispo de Oviedo una vez más, parafraseando a san Pedro Poveda en su oración cuando era canónigo en el Santuario. «Estate cerca de nosotros, que tu presencia, aunque no diluya el miedo y la niebla, sea una circunstancia de que nosotros vivamos acompañados. No es lo mismo vivir la soledad solitariamente, que sabernos acompañados por una luz que no declina».

«A la Santina le encomendamos todas estas circunstancias –dijo en su homilía–. Ella sabe desde este lugar de tantas reconquistas, y la reconquista de estos días tiene el nombre de una batalla que es una pandemia. A esta madre buena nos encomendamos para poder reconquistar con Ella, como en tantos momentos de la historia de nuestro pueblo, lo que realmente vale la pena. Reconquistar una fe que a veces se tambalea. Hemos tenido que hacer una parroquia virtual, desde nuestro hogar, y es precioso ver cómo tantas familias bendicen la mesa, rezan el rosario, y se reconquista también la fe entre nosotros, cuando el confinamiento no siempre es sencillo».

«Quiero agradecer –finalizó– a tanta gente que está, con riesgo de sus vidas, haciendo todo lo que pueden: conductores de ambulancias, enfermeros, médicos, voluntarios que ofrecen lo mejor de sí mismos. Doy gracias a nuestras fuerzas de seguridad que nos ayudan a entender las medidas que pueden ayudarnos a atajar este mal». «Gracias también –añadió– a los religiosos, sacerdotes, voluntarios y laicos que están ofreciendo motivos de esperanza y de ánimo, además de la compañía. Me emociona ver el compromiso de Cáritas o, por ejemplo, de los jóvenes en nuestras parroquias que se ofrecen a hacer la compra a los ancianos en los supermercados».

Y terminó sus palabras deseando «desde este altar de Asturias, donde la Santina de Covadonga nos mira y nos bendice, que ella nos ayude en esta reconquista».

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