El próximo lunes comienza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, este año con el lema “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia”. Ya era una tradición que cada año, con motivo de esta jornada, se celebrara un encuentro ecuménico en la diócesis en el que participaban las diferentes confesiones cristianas que conviven en Asturias. Este año no se celebrará, debido a las circunstancias sanitarias, pero contamos con el testimonio del sacerdote ortodoxo rumano Florin Nicolae Goia, que comparte en esta entrevista el día a día de su comunidad en esta tierra
¿Qué significa para usted y su comunidad este acto ecuménico que se celebraba cada año con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos?
Este acto institucional, que era un encuentro de iglesias cristianas, se convertía en un acto personal, donde nos dábamos cita personas creyentes con un deseo, según la palabra de nuestro Señor: “que todos sean uno, como Tú Padre estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea que Tú me enviaste”, según el evangelista San Juan. Y me gustaba no sólo el acto en sí, sino también la preparación. Durante estos años hemos hecho amistades, nos hemos conocido, y noto mucho el cariño con el que la gente nos recibe, también la curiosidad de los demás por conocer y entender nuestra manera de acercarnos al Señor. Es un acto que recibimos con mucha alegría y mucho amor.
La relación entre la Iglesia católica y la ortodoxa rumana es muy positiva en Asturias.
Sí, tengo muchos amigos entre los sacerdotes, y también conozco otras personas que están en parroquias, catequistas, no sólo en Gijón sino en toda Asturias. Colaboramos en algunas situaciones, como cuando familias rumanas que no saben que existe una iglesia ortodoxa y acuden a la iglesia católica, son informadas por los sacerdotes de que estamos, y de que quizá les podemos atender mejor por el idioma y por la tradición. Además también contamos con un gran apoyo de la Iglesia católica para la celebración de la Pascua. Cada año, alguna parroquia nos ofrece ayuda para poder celebrar la Vigilia Pascual y todo lo que supone para nosotros, teniendo en cuenta que es el momento en el que más gente acude a la sagrada liturgia y nuestro local es muy pequeño. En este sentido quiero dar las gracias especialmente a la parroquia de San Nicolás del Coto en Gijón.
¿Cómo es el día a día en la parroquia de San Antonio el Grande, en Gijón?
Los fieles de nuestra parroquia son en su mayoría gente joven y trabajadora. Por eso intentamos adaptar los horarios para que puedan acudir. Estamos celebrando cada domingo, cada fiesta, también entre semana. Tenemos bautizos, bodas, entierros de vez en cuando. Y hay una parte importante de la comunidad que son las señoras que trabajan como internas. Para ellas es difícil llegar a la iglesia, pero es muy importante que las podamos atender. Están solas, otros tienen familia y se apoyan unos a otros pero para ellas es difícil de llevar lo que supone estar fuera de su casa, sin su familia, en el extranjero. Estamos presentes 24 horas en la vida de la gente, en la medida en que se pueda.
¿Cómo está viviendo la comunidad rumana el fenómeno de la pandemia?
La comunidad rumana como toda la sociedad está afectada por la pandemia. Nos vemos afectados también en nuestro culto, en nuestras relaciones, y sobre todo observamos que la gente necesita apoyo espiritual: se ve muchas veces solos, desesperados y con la incertidumbre por el día de mañana. Están también todas esas medias de seguridad, las limitaciones de aforo, y hay gente que necesita ayuda, que pierde el trabajo, y situaciones muy duras como cuando hace poco tuvimos que asistir a unas personas que vivían debajo de un puente de Gijón.
