Este martes finalizaba el encuentro de la Curia en Covadonga para revisar la programación de cara al curso pastoral 2018-2019. Una iniciativa que ya tuvo lugar el año pasado, y que se ha querido institucionalizar debido a la buena acogida que tuvo en la edición anterior. Vicarios, arciprestes y Delegados episcopales, alrededor de 40 personas, se reunieron en la Colegiata de Covadonga desde el domingo 24 hasta el martes 26, acompañados por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz.
“Si falta convicción para acometer los objetivos y tareas que se nos van a presentar en estos dos días de programación para seguir anunciando la Iglesia y el Evangelio, iremos languidenciendo con la rutina y el aburrimiento, llegando a ser funcionarios eclesiásticos desmotivados, desganados, estériles”, decía el Vicario General de la diócesis, Jorge Juan Fernández Sangrador en la charla que abría el encuentro. Por eso, recordaba el Arzobispo de Oviedo Mons. Jesús Sanz, “hemos de pasar de un modelo de Iglesia clerical e infantil a una Iglesia de comunión”.
“Una Iglesia con una corresponsabilidad adulta, madura y fraterna”, sugirió el Arzobispo, recordando que, ante la disminución de sacerdotes, es necesario involucrarse y trabajar unidos, porque “en los hermanos Dios me enseña, con los hermanos me posibilita y a través de los hermanos me regala”.
Una labor de todo el año
El trabajo que se llevó a cabo durante estos tres días no era improvisado. El contenido del encuentro fue el resultado de “un trabajo laborioso en todos los sectores pastorales de la diócesis”, tal y como señaló el Vicario de Pastoral, Antonio Vázquez, donde “laicos, sacerdotes, consejos pastorales, arciprestazgos, comisiones de curia: todos hemos tenido voz y voto”. El resultado de esos trabajos revelaban que, un año más, debía insistirse en las Unidades Pastorales como objetivo a implantar definitivamente en la diócesis. Estas serían el “marco pastoral y de referencia” que pueden ayudarnos a llevar a cabo la labor de la Iglesia en Asturias, tal y como señalaba el Vicario de Pastoral.
Las Unidades Pastorales “no deben verse como una simple remodelación de horarios ni de cultos en las parroquias”, puntualizaba. “Se crean tomando en consideración los cambios de la sociedad en occidente: disminuyen nuestros parroquianos –también los practicantes–, hay cada vez menos sacerdotes y la renovación de las vocaciones no llega para mantener el mismo esquema de distribución sacerdotal”. A pesar de ello, “no vamos a anular ninguna parroquia, porque tienen sus derechos”, recordaba, aunque hemos de llamar “a una verdadera solidaridad entre todas de recursos humanos, financieros y pastorales: ajustar la realidad a la manera de llevar la pastoral”.
A lo largo de las reuniones de preparación llevadas a cabo durante el curso para este encuentro de programación, los arciprestazgos han aumentado la periodicidad de sus encuentros; las Delegaciones han organizado sus propias programaciones anuales, y en el mismo trabajo, ha podido verse que algunas carecían del suficiente contenido y se han convertido en Secretariados; se han reorganizado todas las UP rurales y en las urbanas han comenzado, lentamente, a dar pasos hacia delante.
A lo largo del curso, portavoces de las diferentes Comisiones de Delegados plantearon algunas iniciativas en las que debe trabajarse de manera especial durante este próximo curso. Una de ellas son las Asambleas dominicales en ausencia del presbítero, a partir de una ponencia expuesta por José Luis González, Delegado episcopal de Liturgia, que señaló la importancia de la formación de los seglares que las lleven a cabo, con un itinerario y un acompañamiento concretos, que implica la colaboración y corresponsabilidad de cada bautizado en la labor de evangelización. Los grupos de trabajo valoraron como muy positiva la exposición, y se reconoció el reto de encontrar equipos de personas con un fuerte compromiso; al mismo tiempo, se recordó que la presencia de los equipos de laicos no solo deberían centrarse en la celebración de la Palabra, sino que era necesario ir más allá y crear comunidad, acompañando y permaneciendo al lado de las personas en otras necesidades que puedan surgir.
El catecumenado de adultos, la preparación para el bautismo de párvulos, la formación de los laicos o la formación permanente de sacerdotes fueron otros de los temas expuestos por los responsables de las mismas en la diócesis, a lo largo del encuentro.
En sus exposiciones, se dibujaba un recorrido por la situación actual y se plasmaba un proyecto para este curso, basado en las solicitudes y propuestas que a lo largo de todo el año se habían hecho en las diferentes reuniones preparatorias a nivel parroquial, arciprestal y de curia.
En este sentido, el Delegado de Cultura y Nueva Evangelización, Fernando Llenín, trazó una panorámica del Catecumenado de Adultos, explicando los diferentes pasos del proceso. En cada arciprestazgo habrá un lugar fijado para celebrar los encuentros de formación, un sacerdote encargado y al menos un catequista.
En cuanto a la acogida y la pastoral de los padres que acuden a las parroquias para bautizar a sus hijos, el Delegado de Familia y Vida, José Luis Pascual, presentó una propuesta de itinerario que tenía como objetivo unificar dicha acogida en toda la diócesis. De la misma manera, describió la Jornada diocesana para formadores de preparación al matrimonio que tuvo lugar el pasado mes de abril, y que buscaba conocer el trabajo de los diferentes equipos que existen en la diócesis, detectar las dificultades y necesidades, y finalmente marcar propuestas y objetivos formativos comunes.
La formación básica de laicos y la permanente para sacerdotes fueron las otras dos ponencias del encuentro, donde se establecieron las premisas de lo que será este próximo curso pastoral, que se presenta repleto de actividades, siguiendo las líneas planteadas y sugeridas por las instituciones de la diócesis consultadas durante este año.
