Este pasado mes de diciembre, el Arzobispo de Oviedo Mons. Jesús Sanz confirmaba la reelección, por parte del Cabildo, del sacerdote Benito Gallego Casado como Deán Presidente de la Catedral de Oviedo, a la que lleva vinculado más de cuarenta años. Comienza ahora su tercer quinquenio al frente de San Salvador
El Cabildo le ha vuelto a elegir Deán de la Catedral por tercera vez consecutiva, en un Año Jubilar Compostelano, en el que además se cumplirá el 1.200 aniversario de la dedicación de su primer altar.
Es un encargo que me produce mucha ilusión, y más precisamente en fechas tan señaladas. Además de la confianza de mis colegas del Cabildo, que me llena de ilusión, coincidir con estas fechas es un punto, no tanto de honor, como de tarea significativa. El honor, siempre digo que es para mi familia y mis amigos.
La Catedral se ha cerrado a las visitas turísticas en dos ocasiones a lo largo de este año por culpa de la pandemia. ¿Cómo lo están viviendo?
Lo vivimos con cierta preocupación, echando también mano del sentido sobrenatural porque nos habíamos planteado el año 2020 como año de recuperación de retablos, y así lo conseguimos hacer. Pero esta pandemia nos ha obligado a tener que cerrar a mediados de marzo y también ahora, al tiempo que los meses de verano han sido muy débiles en entradas, por lo que nos hemos quedado un poco colgados. Así, por un lado estamos contentos porque al menos ya está hecho: están restaurados los cinco retablos que habíamos previsto de la girola, y está también recuperada la capilla de los Vigiles, eso lo hizo el Ministerio de Cultura.
Pero a la vez estamos muy preocupados por las personas que teníamos contratadas, a las que hemos tenido que colocar en un ERTE, porque la manera de poder mantener tanto su trabajo, como las obras de recuperación de la Catedral, es a través de las entradas que se cobran durante el año para visitar el templo, y que ahora, al estar cerrado, es un dinero que no se percibe.
Estos parones dejan también en el aire todas las actuaciones que estaban previstas para continuar restaurando la Catedral.
Estamos esperando que esto vaya solucionándose, porque todavía hay partes en la Catedral que tenemos que restaurar y recuperar, como es por ejemplo las vidrieras sur. Cuando les correspondía la restauración en virtud del Plan Director, vimos que lo más urgente eran las vidrieras del norte, que estaban más dañadas y finalmente la restauración de las del sur habían ido quedando atrás, año tras año. Pensábamos afrontar esta obra este año, después de finalizar todo el trabajo en los retablos.
La torre tiene, además, un piso que hay que recuperar. Ahora mismo está con una protección provisional para que no haya peligro cuando se sube a la torre. Pero no es ese el plan que teníamos previsto. Lo cierto es que resulta muy costoso al ser una labor que hay que realizar desde fuera, con un andamio ascensor, y ahora mismo tendrá que esperar.
La Catedral es la sede del Obispo de la diócesis y acoge año tras año algunas de las celebraciones litúrgicas más importantes, como las ordenaciones, las fiestas más señaladas o también las varias beatificaciones que hemos vivido ya. Pero además, ha logrado plantear también una interesante oferta cultural.
Sí, es una tarea que al principio no sabíamos cómo iba a resultar, pero es una maravilla, también desde el punto de vista pastoral, porque tratamos mucho a la gente que viene: yo dedico todo el día a estar en la Catedral precisamente para ello. Desde León se nos hizo la sugerencia de crear un plan para hacer “abonados” que pagarían una cuota anual y tendrían un trato especial. Es una iniciativa que nos ha dado muchas alegrías y que nos ha permitido tener un contacto personalizado con personas de diversos lugares. Ahora mismo nos preguntan cuándo renuevan su cuota, porque ya se les ha pasado la fecha. Y hemos tenido que enviar una nota diciendo que cuando se vuelvan a iniciar las entradas ya lo harán, ahora están todos renovados automáticamente.
Además de todas estas ocasiones especiales, la Catedral cuenta con un importante culto diario y citas semanales de oración que, quizá, son la parte menos conocida de su día a día
Estoy muy contento de todos los actos de culto que se llevan a cabo en la Catedral. No han disminuido nada durante la pandemia. Tenemos dos misas diarias, la capitular y otra a las 12 h, que tienen cierta concurrencia, y luego los fines de semana, con seis misas. Además está la atención al confesionario, que es diaria, y que por cierto hemos comentado últimamente lo mucho que ha aumentado en este sentido “la clientela”.